Capítulo 32: Despedidas.

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Verena

«Hay despedidas que duelen el doble porque ni
siquiera ha habido un adiós»

Aprieto mis labios en una fina línea cuando entro a su oficina, jugando con mis dedos por el nerviosismo.

Él sólo está sentado de piernas cruzadas en su escritorio, leyéndome con la mirada.

Lloré, joder, claro que lloré como si lo hubiese perdido, porque así es. Mañana lo perderé para siempre.

No me arrepiento de besarlo otra vez, mucho menos de que me haya follado solo como él lo sabe hacer.

Marlon y yo tenemos un complemento esporádico, únicamente él y yo nos entendemos. Sí, no somos una relación envidiable, tampoco somos el gran ejemplo de amor verdadero, pero... ¿Qué importa mientras los dos nos queramos y no hiramos a terceros?

Mi padre, mi madre, Verónica, Vincent... todos ellos nos arruinaron la vida, pero al parecer me arrepentí demasiado tarde de haberme ido.

Agarro mi bolso con fuerza y me siento, enfrentándolo. Carraspeo y echo mi cabello hacia atrás para hablarle.

—Sé que cometí el gravísimo error de abandonarte, y que ahora mucho menos pueda hacer algo porque te vas a casar. Tendrás una nueva vida con ella, sé que viajarán y conocerán muchos lugares, puede ser que hasta tengan hijos —río por el comentario—. Aunque sé que en este momento no los quieras, puede ser que cambies de opinión.

Él asiente, con los ojos entrecerrados y una pequeña sonrisita. Agradezco que no hable,
porque no estoy preparada para terminar.

—El día que desperté en el hospital, mi padre me amenazó con que te iba a matar si no me iba. Estaba tan aterrada, nerviosa, con un dolor tan grande, porque por mi culpa casi morimos.

—Bella, no es tu culpa...

—Déjame hablar, Marlon. Déjame contarte lo que siento en estos momentos.

Suspira y hace una señal para que prosiga.

—Le conté al doctor todo lo qué pasó y Luca estaba presente —trata de volver a hablar, pero lo detengo—. No te enojes con él, le dije que no te diga nada, además, él no sabía que me iba a ir.

—No puedo creer lo que me estás diciendo...

—Marlon —insisto, lo conozco tanto. No puede quedarse callado ni un minuto—. Me dijeron que lo iban a encerrar junto con mi madre, ¿pero y si no lo encerraban y me quedaba aquí? De saber que podría perderte, me hubiese muerto contigo. Por eso me fui y dejé el anillo, dejé toda mi vida solo por ti, para que no te mataran. Alana me ofreció una oportunidad en Grecia y allá me fui, a ser modelo.

Tomo una bocanada de aire y acaricio mis muslos, sigo nerviosa.

—Tomé ayuda psicológica y en ese tiempo me diagnosticaron trastorno por estrés postraumático. Tengo pesadillas sobre la noche del accidente y la forma en la que mis padres me afectaron mentalmente, he avanzado mucho, pero no lo suficiente. Puedo decirte que soy una persona diferente, pero no sé si para bien o para mal.

—Sí, admito que estás completamente diferente, de físico, de mente, de todo. Pero eso no niega que seas una increíble mujer, Verena.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora