Capítulo 6: Ella.

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Marlon

«Cuidado con su sonrisa... Al filo de sus labios la magia explota y hechiza»

Ambos bajamos del auto en completo silencio, tuvo que ponerse la misma ropa que tenía ayer porque le dije que no irá a su casa. Tiene que estar aquí, cumpliendo mis órdenes.

—Ve y cómprame un latte —le determino antes de que entremos a la empresa.

Se detiene y se devuelve, mirándome incrédula.

—¿No podía esperarse al menos qué entremos? Busca cualquier forma para joder.

—Estamos en el trabajo, a mí no me tutees, bella.

—No me llame así.

—Mejor ve y compra lo que te dije.

Camino hacia ella y choco con su hombro, siguiendo de largo. Entro y me encuentro con Olive, la cual no está de buen humor, pero no me importa.

—Llama a los que van a arreglar los daños que causaron esos idiotas —peino mi cabello hacia atrás—. Que vengan lo más rápido posible, no quiero desastres.

—¿No me dirá nada más?

Ruedo los ojos.

—¿Por qué no me dices directamente qué quieres qué te diga? No des tantas vueltas.

—Bueno, una de esas cosas era que al momento en el que usted y yo íbamos a tener sexo, desde que se enteró de que Verena estaba aquí en peligro, me devolvió a mi casa.

—¿Y qué querías qué hiciera? ¿Qué tuviera sexo contigo al saber que ella estaba aquí sola?

—No se haga, bien que la estaba acechando por las cámaras...

Escucho unos pasos y hago una señal con mis labios para que cierre su maldita boca. Todo esto
me pasa por volver a repetir, ella cree que tiene que saber todo de mi vida.

—No sabes nada, ¿entendiste? —susurro y Verena aparece a mi par— ¿Trajiste lo qué te pedí? ¿Qué es eso?

Señalo la otra bolsa que tiene, son dos. Ella me tiende una donde veo mi latte y ella se queda con la otra.

—Un sándwich que me comeré ahora mismo. Tengo hambre.

—¿Y yo cuándo te di el permiso de qué puedes comer? No es el horario.

—Mire, señor Villarreal, ayer solo desayuné. No sé si recuerda que por su culpa no he comido ni un trozo de pan. Así que yo haré lo que yo quiera hasta que no coma.

—Verena —la llamo cuando se aproxima al ascensor— ¡Verena!

Entra y veo como la puerta del ascensor se cierra. Esa tipa me está volviendo un demente.

—¿En serio dejará que la trate así? Qué falta de respeto —opina Olive

—¿Y a ti qué te importa? —mascullo— Yo sé qué es lo que hago, así que ahórrate tus consejos.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora