Capítulo 7: Nosotros.

4.8K 363 80
                                    

Marlon

«La lluvia y yo andamos buscándote con las mismas intenciones»

La beso y marco su cuello, como un maldito salvaje.

Ella misma se quitó su blusa, desabotonándola junto con su sostén, yo no sé en qué momento me quedé yo sin la mía, pero sentir sus tetas comprimidas en mi pecho, sólo hace que la apriete más contra mí.

—Sabes qué lo que estamos haciendo está incorrecto ¿no? —jadea cuando magreo uno de sus senos.

—Tú me provocaste —llevo su mano hacia mi miembro, donde puede sentir mi dureza—. Y te daré lo que tanto ansias, maldita quisquillosa.

Ella me empuja y me planta en el asiento, se echa su cabello hacia atrás, aún con la falda puesta. Cuando ella se la intenta bajar, yo la detengo y la siento a horcajadas sobre mí.

—Quédate así —acaricio su suave espalda con mis manos.

—¿El señor Villarreal tiene esos fetiches? —muerde mi labio inferior y se restriega sobre mí— Vaya, ¿qué otra cosa oculta tendrás?

Ella me desabrocha el cinturón, desabotona mi pantalón y baja la cremallera lentamente. Los baja un poco junto con mi bóxer y sostiene mi erección, acariciándola con premura.

—¿Tienes condones? —me pregunta.

Maldita desgraciada, solo a ella se le ocurre hacerme preguntas mientras me masturba.

—No, pero no creas que te escaparás de mí.

—De seguro has follado sin condón con más mujeres, no seré una más.

Echo mi cabeza hacia atrás, ella sigue moviendo mi erección con más rapidez.

—Siempre me protejo, estoy limpio, Verena.

—¿Seguro?

—Nunca te mentiría —la miro—. ¿Y tú lo estás?

—Por supuesto, señor Villarreal.

Aparto su mano de un manotazo y sostengo su nuca.

—¿Y qué esperas para montarme entonces?

—¿Desesperado?

La azoto y echa la cabeza hacia atrás junto con una risa. Levanto su falda y noto sus bragas de hilo, las hago a un lado, coloco la punta en ese lugar y ella es la que se desliza de golpe, soltando un profundo gemido.

—Mierda —susurro, nunca había sentido algo tan... diferente.

En estos momentos no me importa si es mi
enemiga, mi secretaria o la tipa que vende tacos en la esquina. Está tan apretada, caliente y húmedo dentro de ella. Que lo repetiría mil veces más.

—Sí —gime y se mueve hacia adelante y hacia atrás—... eso es, móntame, bella.

—Eres mejor teniendo sexo, no te comportas tan arrogante... ¡ah!

Le doy varias estocadas para que cierre esa jodida boca. Agarro sus caderas con fuerza y la muevo en círculos, vuelvo a azotarla, y al ver que echa su cabeza hacia atrás y me da sentones, lo hago tres veces más.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora