Capítulo 1: Los Villarreal.

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Marlon

«La mejor manera de liberarse de una tentación es caer en ella»

—Joder —siseé mientras tomaba sus piernas para enrollarlas en mi espalda y tener más acceso dentro de ella.

Sus gemidos eran el gran significado de que estaba al borde de llegar, ya al pasar de los segundos, no pude aguantar los míos.

Cada vez le daba más duro, dejándola sin ganas de respirar. Echaba su cabeza hacia atrás, provocando que sus tetas se comprimieran contra mi pecho y se sacudieran con cada embestida.

Ella sostiene mi nuca y me acerca a sus labios. Antes de que sucediera, en sólo dos segundos ya la tengo contra la pared y toda su espalda frente a mí.

Vuelvo a entrar y sostengo su cabello en una coleta, me acerco a su oreja y le doy un leve mordisco.

—¡No pares! —suplica.

Solo bastan unos segundos más para sentir como se corre, sólo tuve que embestir dos veces para obtener mi liberación completamente.

Salgo de ella cuando recupero la respiración y me quito el condón para lanzarlo a la basura. Me coloco los bóxers, agarro mi camisa junto con mi saco y pantalones para cambiarme e irme lo más rápido posible de aquí.

Ella se me acerca y hace el ademán de besarme, pero la aparto para llegar al espejo y arreglarme.

—¿Tengo mal aliento?

Ruedo los ojos y niego.

—Ni siquiera me sé tu nombre, ¿para qué besar a alguien que nunca volveré a ver?

—Eso se resuelve fácil. Sólo me pides mi número y nos agregamos —se encoge de hombros—. Tal vez podamos...

—No soy de esos —la detengo—. Follaste muy bien, pero nada más. No te confundas.

No miro sus expresiones y decido cambiarme lo más rápido posible, me siento un poco incómodo después del sexo. Siempre me piden algo más, como salir, conocerse, besarse... Puras sandeces que no me gusta hacer.

Cuando me coloco el saco me volteo hacia ella y tiene una toalla puesta. Coloca un pedazo de papel en mi bolsillo y frunzo el ceño.

—Por si quieres volver a verme, ahí está mi número —me guiña un ojo.

—Ajá —tomo mi teléfono—. Lo pensaré. Adiós.

Claro que lo pensaré, en mis sueños.

• ────── ✾ ────── •

—¿Dónde estabas? —me encuentro con mi padre cuando entro a mi oficina.

—Haciendo algunos trámites personales —cierro la puerta—. ¿Para qué andas atento a lo qué hago? Que no se te olvide que yo soy el líder de esta y todas las empresas.

Se cruza de brazos y suspira, me quiere ver como si todavía tuviese dieciocho años. Tiene que entender que no soy más un bebé.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora