Extra: Perfectamente Imperfecto.

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¡Holaaa! En este extra veremos cómo Marlon y Verena manejan su nuevo matrimonio meses después de estar casados.

Espero que les guste <3.

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Verena

Miro la pantalla de la computadora mientras deslizo las diapositivas. Esta es una presentación que tiene que quedar impecable, aunque nunca he hecho un desastre.

Marlon me suplicó que necesitaba mi ayuda, desde qué pasó lo de su padre hace unos años, la mayoría de los restaurantes cerraron y él tuvo que volver a levantarse por su propia cuenta.

Él es ambicioso, inteligente, audaz y perceptible. Todo lo que necesita una persona para poder manejar su empresa; me ha contado muchas cosas que sufrió, estaba completamente solo y tenía mucho peso sobre sus hombros.

Pero eso no pasará más, él me tiene a mí. Y siempre podrá contar conmigo en todo lo que necesite.

Llevo horas sentada en esta cama encargándome de que todo esté perfecto. Solo a veces voy a la empresa a ayudarlo, me gustaría ser su socia otra vez, pero no creo que pueda manejar el modelaje y una empresa al mismo tiempo, sería tedioso. 

Escucho como la puerta se abre y el susodicho aparece en mi campo de visión. Tiene las mangas dobladas de su camisa y le marca un poco su esbelta figura, no sé quién está más bueno, si él o yo.

—Me avisas cuando hayas terminado de fotografiarme con los ojos —la comienza a desabotonar, dejando que vea sus abdominales.

Ni siquiera puedo hablar, carajo. Este hombre siempre me distrae cuando no me puedo distraer.

Tal vez podamos durar una vida entera casados, pero nunca me cansaré de mirarlo de la forma en la que lo hago.

—¿Ya terminaste? Cuando quieras poso para ti.

—¿Serás una de mis chicas francesas? —le sigo el juego.

—Claro —deja su camisa en el sillón y se quita los zapatos—. Pronto me verás siendo la nueva musa de Leonardo da Vinci, la Monna Lisa tiembla a mi lado.

Sin aguantar más suelto una risotada, los chistes de Marlon poco a poco van mejorando. Si me río es porque sus chistes dejan mucho que desear.

—¿Te comiste un payaso de desayuno?

Hace una mueca pensativa.

—Si no mal recuerdo, lo que comí en la mañana fue a ti —me exalto—. Parece que lo olvidaste, pero tranquila. Yo te refresco la memoria.

—Sí, hazlo después, tienes mucho tiempo para hacerlo.

—Pero claro —chasquea su lengua—. A veces se me olvida que eres mi esposa, qué cosas, ¿no?

—Tu atención como esposo es envidiable —bromeo y le saco la lengua.

Él sonríe y se acuesta en su lado de la cama, apoyando sus manos detrás de su cabeza y soltando un largo suspiro.

—Estoy cansado.

—Duérmete —le digo, mientras sigo mirando la computadora.

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora