Capítulo 31: Esperanza.

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Marlon

«Los deseos se piden cara a cara, no a las estrellas»

Han pasado dos días desde lo sucedido con Verena.

Cuando desperté en la mañana, ella no estaba en ningún lado. Le pregunté a Luca pero tampoco la había visto.

La he llamado y mandado mensajes miles de veces, pero no me contesta. Otra vez volvió a desaparecer.

Fui un estúpido, no tuve que actuar como si le tuviese miedo al principio. Pero no tenía miedo, estaba triste, furioso, decepcionado.

Yo tuve que hacer un esfuerzo más grande para buscarla y estar ahí, con ella.

Hay algo en lo que tiene razón, ambos teníamos que sanar.

Así como ella, yo no estaba listo para poder manejar sus problemas y los míos al mismo tiempo.

Y ahora me siento mejor, recibí ayuda porque me costó superar tantos problemas juntos. Sé que ella hizo lo mismo, pero parece que todavía no lo ha superado.

Mi corazón se rompió cuando la vi y escuché gritar, desesperada, lastimándose a sí misma.

«Soy un monstruo» Hice todo lo posible para no llorar.

Cada vez falta menos para que se vaya, menos para perderla para siempre si sigo de estúpido perdiendo mi tiempo.

—Marlon... ¡Oye!

Alguien chasquea sus dedos frente a mí y parpadeo para volver a la realidad. Laila está a mi par.

—¿Qué?

—Te estaba diciendo algo, pero estabas en otra galaxia —me enseña una revista—. ¿Qué quieres
para el menú? Yo pienso que debería ser algo que todos puedan comer y no de clase alta, hay gente que no se mantiene al mismo nivel que nosotros...

—Pide lo que quieras, Laila —me desespero—. No sé nada de comidas y mucho menos de bodas.

—Pero quiero saber tu opinión, es increíble que todo lo esté haciendo yo sola, Marlon.

—Porque organizar bodas no es lo mío, ya te lo dije, Verena...

—¿Cómo me llamaste?

Frunzo el ceño.

—Pues por tu nombre.

—¿Acaso me llamaste Verena?

Mis ojos se abren más de lo normal automáticamente, joder, ¿la llamé así? Qué feo caso.

—No, Laila. Creo que estás sorda.

—¡Te escuché perfectamente! —me tira la revista a la cara— ¡No puedo creer que estás pensando en esa mujer!

—No lo hacía, estaba preocupado por la boda.

—Estoy harta de tus mentiras y de esa mujer, estoy loca con que se largue de aquí y no vuelva jamás. ¡No has pensado en nada más que no sea ella!

Una trampa Tentadora (MUESTRA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora