Mi padre estaba en su oficina como casi siempre. Caminé muy rápido hasta allí porque acaba de mandarme llamar. ¿Ahora qué querría?
—Señorita Sun Ji —saludó el guardia que estaba junto a la puerta.
Le sonreí.
—Hola —dije— ¿Esta mi padre?
El joven asintió.
—El señor presidente la está esperando —respondió.
Abrió la puerta y yo entré. Mi padre estaba mirando por la ventana. Al escuchar el sonido de mis pasos volteó y me miró.
—Hija —dijo.
—Hola papá —respondí— ¿Necesitas algo?
—Sí. Pedirte un favor.
—Te escuchó.
Nos sentamos en uno de los sofás de cuero que había en la oficina. Me miró a los ojos por largo rato antes de hablar.
—Esta noche necesito que estes presente en la cena. Tenemos un invitado importante.
Odiaba esas cenas con invitados. Siempre eran políticos o funcionarios del estado de la misma edad de mi padre y que me aburrían igual o peor que él.
—¿Esta vez quién es? ¿Cual ministro? ¿O es un embajador? —pregunté.
—Ninguna de las anteriores. Es el que va a ser mi sucesor —respondió.
Faltaba poco tiempo para las siguientes elecciones y había varios candidatos. Me preguntaba cuál de todos sería al que mi padre le estaba apostando.
—¿Y qué tengo que ver yo ahí? —pregunté.
—Ya lo averiguarás —respondió—. Te mandé hacer un vestido especialmente para que lo uses esta noche. Arréglate lo mejor que puedas. Esta noche no solo vamos a decidir el futuro del país.
Asentí y salí preguntándome a qué se referia con eso. Entré a mi habitación y encontré el vestido sobre la cama. Era hermoso pero demasiado elegante. No creia que fuera necesario algo así para cenar con uno de los candidatos, fuera el que fuera de ellos. Todavía no era hora de la cena así que me dediqué a perder el tiempo mientras se hacia más tarde. Comencé a arreglarme una hora antes. Me peiné, vestí y maquillé lo mejor que pude para que mi padre no me dijera nada.Estaba casi lista cuando llamaron a la puerta. Al verlo me hice a un lado para dejarlo entrar rápido.
—Tae —dije y lo abracé.
—Hola bebé —me saludó Taehyung antes de darme un beso suave en los labios.
—¿Qué haces aquí?
—Quería verte.
Sonreí y le di otro beso.
—No he podido ir a verte en estos días porque creo que mi padre está sospechando.
Se preocupó al oír eso y frunció el ceño.
—¿Por qué lo dices? —preguntó.
—Ha hecho unos comentarios... que me hacen pensar que sabe algo.
—Pero si hemos mantenido esto lo más en secreto que se ha podido.
—Tampoco se me ocurre cómo podría haberse enterado.
Me miró de arriba a abajo y después a los ojos.
—¿Por qué estás tan bonita hoy? —preguntó.
—Mi padre tiene un invitado y mandó hacer este vestido para que lo usara esta noche —respondí bajando la mirada al vestido.
Antes de que pudiera decirme algo se abrio la puerta de la habitación y entraron al menos media docena de policías y detrás de ellos mi padre.
—¿Qué...? —dije en voz baja sin entender absolutamente nada.
—Tenemos una orden de captura a nombre del señor Kim Taehyung —dijo uno de los policías y sacó una hoja de papel doblada de su bolsillo.
Se la quité de una manera muy descortés, la desdoblé y la leí. Supuestamente Taehyung hacía parte de un grupo más o menos terrorista y era un peligro para la sociedad. ¿Qué carajos? Hasta donde yo sabía Taehyung no era eso. Era una persona de orígen humilde pero de ahí a ser un terrorista había una diferencia del tamaño de jupiter. Miré a mi padre que me miraba impasible desde el marco de la puerta. Taehyung jamás habia hecho eso de lo que lo acusaban. Era una excusa para apartarlo de mí.
—¡No! —exclamé cuando vi que le esposaron las manos y lo sacaron casi a rastras de la habitación.
Mi padre cerró la puerta impidiéndome salir.
—¿Cuándo pensabas decirme que estás metida con ese don nadie? —preguntó furioso.
—Yo sabía que ibas a reaccionar de mala manera pero no pensé que tanto. Taehyung no es ningún terrorista —le dije alzando mucho la voz.
—No lo es pero igualmente lo quiero lejos de ti.
—¿Y la forma de alejarlo es metiéndolo a la carcel?
—Escúchame bien Sun Ji porque esto solo lo diré una vez. Si quieres verlo fuera de la carcel harás lo que te digo. Vas a bajar y te vas a comportar como una dama en frente de nuestro invitado. Lo vas a tratar bien, como se merece. Después de que se vaya vamos a tener una conversación seria. Te espero abajo en cinco minutos y si te demoras un solo minuto más vengo a buscarte y creéme que no querras que lo haga.
Salió y cerró la puerta de golpe. Quise ponerme a llorar pero ya me había maquillado. Mi padre nunca me había hablado de esa manera. ¿Qué le había pasado? No recordaba ni una sola vez en que me hubiera amenazado o se hubiera metido en mi vida haciendo cosas tan drásticas como meter a Taehyung a la cárcel. Tae... mi pobre Tae. ¿Qué irían a hacer con él?
Después de mirarme en el espejo bajé despacio las escaleras recogiéndome el vestido hasta la rodilla. Entré en el comedor y me di cuenta de que me había equivocado y ninguno de los que había pensado que serían el invitado de mi padre era el que estaba ahí. Nunca hubiera creído que fuera a apostarle al más joven de los candidatos, al que no tenia trayectoria política a ese tal Park Hyungsik que quién sabe de dónde había salido.
Había oído hablar de él pero no lo había visto en persona nunca. Sus ojos oscuros se fijaron en mí tan pronto entré. Llevaba traje y tenía un porte que pudiera ser confundido con el de un rey. Se levantó y pude ver lo alto que era. Caminó con elegancia hacia mí y sonrió al llegar a mi lado antes de hacer una breve inclinación.
—Señorita Sun Ji. Gusto en conocerla —dijo.
Miré un momento a mi padre y después volví a mirarlo a él.
—Señor Park —saludé.
En ese momento llegaron con la cena. Ocupé un asiento en frente de Hyungsik y desdoblé la servilleta para ponerla sobre mi regazo.
—Señor Park, me estoy jugando mi reputación y practicamente mi carrera política al hacer esta alianza con usted. ¿Esta seguro de que no es muy joven para esto? —dijo mi padre mirándolo muy serio.
Hyungsik lo miró a los ojos. Parecía muy seguro de sí mismo.
—Señor Han, le aseguro que puede confiar en mí. A pesar de mi corta edad, estoy muy seguro de lo que quiero y siempre he querido que este país sea mucho mejor de lo que es. Tengo lo que se necesita y no voy a decepcionarlo. Que haya puesto su confianza en mí me hace sentir en la obligación de estar a la altura de sus expectativas —le contestó como si estuviera completamente convencido de ser una especie de mesías. Algo así como el salvador de Corea recién bajado de los cielos.
No pude evitar poner los ojos en blanco. Otro politico arrogante que se creía el propio Jesucristo. Mi padre sonrió.
—Le aseguro que tengo muy altas expectativas y en verdad espero que pueda estar a la altura aunque no lo dudo. Por lo que he visto es usted un hombre inteligente y con carácter. Justo lo que nuestro país necesita —le dijo.
Ya me estaba fastidiando. No hay nada peor que cenar con un par de políticos arrogantes que se suben el ego entre ellos. Hipócritas. Acababa de conocer a Hyungsik y ya me estaba cayendo mal. No me gustaba su actitud de ser el que tiene la verdad revelada. Tampoco ese discursito de que él es la solución a todos los problemas. Esperaba que la cena terminara rápido porque no pensaba durar más de una hora con gente así de insoportable. Me concentré en comer y en ignorar su aburrida charla sobre los problemas del país y cómo los solucionaría. Cada vez me caía peor. De verdad esperaba que no ganara las elecciones.
—¿Y a qué se dedica la señorita Sun Ji? —al escuchar mi nombre levanté la mirada del plato donde la había tenido fija desde el principio de la cena y lo miré.
—Acabo de terminar la universidad y estoy empezando con mi propia marca de maquillaje —respondí mirandolo fijamente e intentando que no se notara lo mal que me caía.
Sonrió mostrando una sonrisa perfecta que me pareció más que odiosa.
—El señor Han me habló mucho de usted. Creo que no se equivocó cuando dijo que es usted una gran mujer.
Fingí una sonrisa. Nada de lo que me dijera podía hacer que mejorara lo mal que me había empezado a caer. Eso solo empeoraba a cada minuto que pasaba en su presencia.
—Gracias por pensar eso de mí señor Park. Me imagino que usted será un gran presidente —le dije.
Odiaba estar subiendole peor el ego pero viviendo entre politicos durante toda la vida hacía que supiera que la mejor forma de disimular el odio a alguien, es diciéndole cosas que lo hagan sentirse bien. Volvió a sonreír.
—Haré lo posible por ser lo que se espera de mí —dijo.
Volví a fingir la sonrisa.
—Lo será. Lo sé.
Llegaron con el postre y yo pensé en fingir un desmayo, inventar una migraña o sacar algún pretexto que me permitiera largarme de ahí. En un momento en el que Hyungsik salió a hablar por teléfono mi padre aprovechó para hablarme.
—Haz el favor de dejar de hacer esa cara —dijo.
—¿Cual? Si no tengo otra —le respondí.
Me tomó con fuerza del brazo.
—No me importa si te cae mal o si no lo soportas. Actúa como si lo adoraras.
Le iba a preguntar porqué era tan importante eso pero Hyungsik regresó y volvió a sentarse en donde estaba.
—¿Cuál es su agenda de mañana señor Park? —preguntó mi padre.
—Reunirme con mi equipo —respondió Hyungsik.
—Faltan dos meses para las elecciones. Le sugiero que les diga que se enfoquen en aumentar su popularidad.—Muchas gracias por la sugerencia. La tendré muy en cuenta.
Ya casi terminabamos el postre. Se pusieron a hablar de cosas de la campaña y yo sentía que iba a morirme de aburrimiento en cualquier momento. Solo pensaba en Tae. Me preguntaba a dónde lo habrían llevado y si podría verlo pronto. Tenía que hablar con mi padre y decirle que haria lo que fuera con tal de que lo dejara libre y no le hiciera ningún daño. Por suerte después de un rato Hyungsik se levantó y dijo que tenía que irse.
—Fue un gusto conocerla señorita —dijo.
De nuevo fingí la sonrisa.
—Suerte en las elecciones señor Park —le dije.
—Gracias. La voy a necesitar.
Cuando vi que no podía verme puse mi mejor cara de fastidio. Ojalá quedara en último lugar y solo votaran por él sus papás y sus hermanos si tenía. Esperé a que se fuera para hablar con mi padre.
—Ya se que vas a decir —dijo antes de que pudiera comenzar a hablar— Iré al grano. Sabes que con solo hacer una llamada puedo poner a Taehyung en libertad o hacer que se pudra en la cárcel y no vuelva a ver la luz del sol jamás. Así que si no quieres que aprovechando que está allá encerrado, dé la orden de que lo desaparezcan y finjan que fue algún desafortunado accidente tendras que hacerme caso.
No podía creer lo que estaba oyendo. Nunca lo había oído hablar de esa forma. Incluso me dio miedo. Por la mirada en sus ojos no dudaba de que fuera capaz de hacer lo que decía.
—¿Qué quieres que haga? —pregunté haciendo conjeturas en mi mente sobre lo que me diría que hiciera pero sin imaginar lo que era.
—Cásate con Hyungsik. Esa será la manera de sellar el pacto que hicimos —respondió.
Eso no podía ser cierto. Yo no iba a casarme con ese político arrogante que se creía el mesias.
—¿En qué siglo estamos por Dios? —pregunté demasiado furiosa— tú no puedes obligarme a casarme con ese..
—Tengo la sartén por el mango Sun Ji —me interrumpió— tú dices que no y el que la paga es Taehyung. Cásate con Hyungsik y lo dejaré en libertad sano y salvo. Di que no lo harás, niegate y te juro por lo más sagrado que en menos de veinticuatro horas estará muerto.
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Primera dama - PHS
FanfictionPark Hyungsik quiere ser el próximo presidente de Corea y para lograrlo necesita formar una alianza con el presidente actual. Sun Ji está perdidamente enamorada de Kim Taehyung, pero su padre, el presidente, no lo aprueba y para evitar que estén jun...