Los dias siguientes los pasé ocupada terminando de organizar la fiesta de lanzamiento de mi marca de maquillaje. La herida sanó muy rápido y no me quedó más que una fea cicatriz que no me gustaba para nada. Si encontraba al desgraciado que me había apuñalado le haría una igual porque ojo por ojo, diente por diente. Aunque llevaba pocos días en el gobierno, Hyungsik ya había demostrado su eficiencia. Trabajaba duro e intentaba de muchas maneras solucionar los problemas del país. Solo nos veíamos en las noches y muy pocas veces almorzábamos juntos. Estaba preocupada por él porque lo había visto resfriado en la mañana. El día anterior había sido el acto de reconocimiento de las fuerzas militares porque él como el presidente era el jefe. Había llovido demasiado y como no era posible cancelar la ceremonia, se había mojado. No le parecía bien estar debajo de una sombrilla mientras el resto se mojaban y yo estaba casi segura de que se iba a enfermar por eso.
Me quité los zapatos y los guardé en el armario. Iba saliendo cuando Hyungsik llegó. Abrió la puerta y estornudó un par de veces.
—Hola Sun Ji —me saludó y por su tono de voz supe que estaba resfriado de verdad.
—Hola Hyungsik —lo saludé— te dije que te ibas a resfriar.
Se quitó la chaqueta y se sentó en la cama para quitarse los zapatos.
—Ahora no puedo darte un beso porque te contagio —dijo.
Me senté a su lado y le di un beso.
—Correré el riesgo —dije.
Sonrió y se recostó en la cama.
—Voy a tener que llamar al médico para que me dé algo para esto —dijo y me di cuenta de que le costaba respirar— no puedo enfermarme.
—Claro que puedes enfermarte —le contesté y me recosté junto a él— no creo que no vaya a pasarte en los cinco años que vas a durar en la presidencia.
—Pero tengo demasiado que hacer. Si me enfermo perderé tiempo recuperándome.
—¿Llamamos al médico de una vez?
—Puede que se me pase de hoy a mañana. Si amanezco igual sí lo llamamos.
—Mejor de una vez. Antes de que empeore.
—Esperemos hasta mañana. No es nada grave.
Esperaba que tuviera razón. Me preocupaba que se enfermara o que algo le pasara. A ese punto su vida valía mucho para mí y yo solo quería que estuviera bien.
—Vamos a cenar —le dije.
Asintio y se levantó. Durante toda la comida estuvo tosiendo y no se comió todo. Yo no lo veía nada bien y estaba cada vez más preocupada.
—Creo que debería dormir en otra habitación —me dijo cuando íbamos camino a donde dormíamos.
—¿Por qué? —fruncí el ceño.
—Para no contagiarte.
Lo tomé de la mano.
—Tú no te preocupes por eso —le dije— no quiero que duermas solo por si empeoras o algo pasa.
—No te voy a dejar dormir y de verdad no quiero que te contagies —dijo.
—Mejor ven. Necesitas descansar.
Entramos a la habitación y cerramos la puerta. Nos cambiamos de ropa y nos acostamos. Le iba a dar un beso de buenas noches pero me di cuenta de que tenía las mejillas sonrojadas. Le toqué la frente con el dorso de la mano. Estaba casi segura de que tenía fiebre. Le toqué también las mejillas y no tuve ninguna duda.
—Tienes fiebre —le dije.
Me levanté casi corriendo y me puse la vata para salir corriendo de la habitación a buscarle una pastilla y un vaso con agua. Volví y me senté en la cama junto a él. Se sentó y me recibió la pastilla con al agua. Volví a ponerle la mano en la frente y me pareció peor. Así que me levanté y fui al baño por un poco de agua. Saqué una toalla pequeña y regresé a la habitación. Hyungsik había vuelto a acostarse y me di cuenta de que estaba temblando. Remojé la toalla en el agua la puse sobre su frente. Estaba sudando y me daba la impresión de que la temperatura subía. Respiraba con dificultad y verlo así me angustiaba demasiado. Le di la vuelta a la toalla para ponerle el lado frío sobre la frente. Me tomó de la mano.
—No te preocupes —dijo— no es nada grave.
—No puedo no preocuparme —le dije— si te veo que estás ardiendo en fiebre.
Lo solté un momento para volver a remojar la toalla en el agua fría. La puse sobre su frente de nuevo, nada que le pasaba. Yo seguía sintiéndolo igual. Estaba sudando así que le quité las cobijas y abrí los botones de la camisa de la pijama. Se me secó la boca pero ese no era momento para malos pensamientos. Desde que habiamos empezado a dormir juntos me había dado cuenta de lo mucho que me gustaría que pasaran más cosas entre nosotros. Su cuerpo me encendia el deseo y definitivamente no iba a aguantarme más. Sabía que no me iba a tocar hasta que no hubiera sanado la herida y eso ya había pasado así que tan pronto se le pasara el resfriado vería cómo hacer que las cosas pasaran.
Para no pensar tanto volví a meter la toalla en el agua para ponersela otra vez. Quizás era mejor llamar al médico porque no veía que mejorara. Seguía temblando y su torso estaba brillante por el sudor. Fui por otra toalla y la mojé para pasarla despacio desde el pecho hasta el abdomen bajo. Alcanzaba a ver esa v que se le hacía justo encima del elástico del pantalón de la pijama. Cómo quería besar todo ese cuerpo hasta que no quedara ni un solo centímetro de piel donde no hubieran estado mis labios. Le di vuelta a la toalla y la volví a pasar. Me estaba dando calor a mí también. No sabía si era que me habia contagiado la fiebre o era mas bien otra cosa. Dejé la toalla entre agua mientras iba a buscar algo para recogerme el cabello.
—¿Te sientes algo mejor? —pregunté— vamos a tener que llamar al médico.
—Ya está pasando —dijo— no te preocupes. Deberías estar descansando ya.
—¿Cómo voy a descansar mientras tú estás enfermo? Imposible.
—No es nada grave y estás perdiendo horas de sueño por mi culpa.
—Ya tendré tiempo para dormir. Por ahora me importa que te mejores.
—Gracias por estar cuidandome.
Le sonreí y lo tomé de la mano.
—Ahora me importas más que nadie —dije— por supuesto que tengo que cuidarte.
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Primera dama - PHS
FanfictionPark Hyungsik quiere ser el próximo presidente de Corea y para lograrlo necesita formar una alianza con el presidente actual. Sun Ji está perdidamente enamorada de Kim Taehyung, pero su padre, el presidente, no lo aprueba y para evitar que estén jun...