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Sun Ji´s POV

Más allá del malestar físico que no se me quitaba a ninguna hora, estaba el dolor de haber tenido a alguien en un pedestal durante toda tu vida y que de repente toda esa imagen se cayera y lo vieras tal cual es. Yo siempre había visto a mi padre como un gran hombre y no podía estar más equivocada. Yo creía que me quería pero eso no era cierto. Era una mentira del tamaño el monte Everest. No podía creer que me estuviera usando para manipular a Hyungsik y volver al poder. Solo esperaba que no se dejara chantajear. Que no fuera a hacer lo que mi padre quería.

—Te amo —le dije. No quería morir sin habérselo dicho.

En lugar de contestarme salió corriendo para interponerse entre mi padre y yo.

—Definitivamente eres mucho más estúpido de lo que yo pensaba —le dijo, mientras intentaba no dejarse quitar el cuchillo de las manos— ¿En serio te vas a hacer matar por una mujer?

—No es cualquier mujer —le respondió Hyungsik— es el amor de mi vida y no hay nada que no sea capaz de hacer por ella.

Y logró quitarle el cuchillo pero al hacerlo unas gotas de sangre cayeron al suelo. Le dio vuelta y lo siguiente que vi fue cómo hundía la hoja en el abdomen de mi padre que retrocedió tambaleándose. Los hombres que estaban a nuestro alrededor intentaron acercarse pero mi padre los detuvo con una seña.

—Los necesito vivos por ahora —ordenó— sáquenlos de aquí y llévenlos a donde ya sabemos.

Obedecieron de una vez y nos sacaron de allí a empujones para subirnos al auto en el que me habían traído. Allí había dos personas a las que reconocí como Seokjin, que estaba sentado en el asiento del conductor. Y Namjoon, que estaba a su lado.

—¿Cómo…? —murmuré.

Vi sonreír a Seokjin a través del retrovisor.

—La señorita Sae Hyo nos envió por ustedes —dijo.

Yo sabía que ese trato resultaría muy beneficioso. El único problema es que no nos iban a enviar solos, en varias motos alrededor se estaban alistando los hombres que trabajaban para mi padre. Entonces me acordé de algo.

—¿Tae está bien? —pregunté.

—Sí —me respondió Namjoon— a él no le pasó nada.

—¿Y a Yoongi?

—Le dispararon en el brazo pero está bien.

Miré a Hyungsik y me di cuenta de que tenía un pequeño corte en la mano. Puse mi mano debajo de la suya.

—Mi amor… —le dije.

—No es nada —me respondió— no te preocupes. ¿Tú estás bien?

Asentí.

—¿Mi padre te contó lo del bebé? —pregunté.

—Sí. Cuando me desperté en el hospital fue lo primero que me dijo.

—Debí habértelo dicho yo.

—Lo importante es que ya lo sé.

No quería preguntarle qué pensaba de eso ahí en frente de Namjoon y Seokjin así que pensé que era mejor esperar a que estuviéramos en otro lado donde pudiéramos hablar tranquilos. No salimos por la misma carretera por la que habíamos llegado y nos demoramos demasiado en salir a la carretera de conducía a Daegu. Estaba vacía y todavía nos acompañaban las cuatro motos. Namjoon sacó el arma del bolsillo de la chaqueta y la llenó de balas. Mientras tanto Seokjin bajó la velocidad haciendo que los de las motos se adelantaran. Se detuvo en medio de la carretera y bajó junto a Namjoon, con arma en mano. Dispararon y solo cuando hasta el último de nuestros acompañantes se cayó de la moto, volvieron a subir al auto y arrancaron a toda velocidad. Cuando llegamos a Daegu ya era casi de noche. Nos dirigimos a la casa de Sae Hyo y entramos con Namjoon y Seokjin. Ella estaba en la sala junto a Jung Hoseok.

Primera dama - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora