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Otra vez estaba llorando pero esa vez era con un helado de chocolate en la mano y en frente de mi mejor amigo. Jimin me miraba con una mezcla entre tristeza e indignación.

—Es que no lo puedo creer —decía mientras revolvía su malteada— tu papá debe estar completamente loco.

—Cada vez estoy más segura de que perdio la cabeza —le respondí y tomé una cucharada de helado— si al final me caso con ese imbécil no va a pasar de la noche de bodas.

—¿Y es que es muy insoportable? ¿Muy feo? ¿Más o menos de la edad de tu padre?

—No... La verdad no parece que tenga más de treinta años. Y feo no está pero es que no me agrada. Además acabo de conocerlo. Uno no se casa con alguien a quien conoció hace como dos días.

—En eso tienes razón. ¿Crees que haya algo que puedas hacer para evitar esa boda?

—Por más que lo he pensado todavía no se me ocurre nada que pueda hacer. Mientras Taehyung siga en la cárcel mi padre sigue teniendo la sartén por el mango. Si hago cualquier cosa la pagará con él. Entre más rápido me case más rápido lo dejarán libre y entonces puedo pensar en qué hacer.

—¿Podrás hacer algo después de que te hayas casado?

—Mi padre dijo que tenía que casarme pero no por cuánto tiempo tenía que permanecer casada. Tan pronto Taehyung esté fuera de la cárcel y lejos del alcance de mi padre, le pediré el divorcio a Hyungsik.

—¿Y si se niega?

—¿Por qué se negaría?

Jimin se encogió de hombros.

—¿Tu crees que no sería un escándalo que alguien se divorcie a los días de haberse casado siendo uno de los candidatos a la presidencia? —preguntó— debe ser como tu padre. De esos que viven del qué dirán.

—Si me lo tengo que aguantar unos meses, lo haré —dije— lo importante es que después pueda recuperar mi libertad e irme lo más lejos posible.

—¿Con Taehyung?

Asentí.

—Si sigue queriendo saber de mí después de todo lo que ha pasado sí. Me iré a donde por fin podamos estar juntos.

—¿Tu padre te dejará hablar con él?

—Dijo que esta tarde me dejaría verlo.

Jimin estiró su mano y la puso sobre la mía que estaba encima de la mesa que había en medio de nosotros.

—De verdad espero que puedas solucionar esto. Mereces ser feliz con la persona que quieres.

Puse una sonrisa triste. No sabía cómo podria hacer para ser feliz con la persona que quería. Me estaban negando la felicidad obligándome a estar con alguien que me parecía insoportable. Pero yo no me resignaba. Ya vería qué hacer. Ese mal rato pasaría y esperaba que fuera pronto.

Cuando regresé a Cheong Wa Dae  Taehyung estaba en la oficina de mi padre pero él no estaba ahí. En la puerta había dos policías y no sé cuantos más habría donde no podia verlos. Me indignaba que hubiera tanta seguridad. Tae no era ningún criminal y yo tampoco. Era innecesario. Entré y cerré la puerta con seguro antes de salir corriendo a abrazarlo.

—Tae —susurré mientras lo abrazaba. Iba a ponerme a llorar de nuevo.

—Sun Ji —dijo y me devolvió el abrazo con mucha fuerza.

Se sentía bien estar de nuevo entre sus brazos. Pensaba que pasaría mucho tiempo antes de que pudiera volver a tocarlo.

—Te juro que lo que dijo tu padre no es cierto —dijo sin alejarse ni un poco de mí— yo no tengo nada que ver con ningún grupo de esos.

Primera dama - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora