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El arreglo de flores estaba sobre el tocador. Eran lirios, azucenas y tulipanes de varios colores. Iba a mandar  a que las botaran pero al final cambié de opinión. Ya le diría a Hyungsik que dejara de enviarme cosas. Eso no haría que dejara de caerme mal.

Me estaba arreglando para la fiesta de compromiso

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Me estaba arreglando para la fiesta de compromiso. Había intentado decir que estaba indispuesta e incluso soborné al médico para que le dijera a mi padre que me encontraba enferma de gravedad. Pero no sirvió de nada porque no lo creyó y no tuve de otra que asistir. Me miré en el espejo una última vez. Me veía bien, era una lástima que Taehyung no fuera a verme. Salí de la habitación y bajé las escaleras. Se escuchaba el sonido de la música y de las conversaciones que tenían los invitados.

Me abrieron la puerta y entré. El salón estaba lleno de personas que charlaban en pequeños grupos. Mi padre hablaba con dos de los ministros y sus esposas. Escanee la sala con la mirada y no encontré por ningún lado a Hyungsik.

—¿Me buscabas? —escuché su voz detrás de mí y di la vuelta para mirarlo.

Abrí la boca para hablar pero al verlo se me olvidó lo que iba a decir. Estaba muy guapo con ese smoking y el cabello perfectamente bien peinado.

—¿Llegando tarde a su fiesta de compromiso señor Park? —pude decirle por fin.

Sonrió.

—Nuestra fiesta de compromiso querrás decir —dijo y me ofreció el brazo— ¿Vamos?

Asentí y lo tomé del brazo. Al tocarlo volví a sentir lo mismo, esa corriente eléctrica que se extendía por todo mi cuerpo. ¿De dónde había salido eso? Nunca había sentido algo así ni siquiera cuando Taehyung me tocaba.

—Estás muy hermosa —dijo en un susurro en mi oído causándome un escalofrío.

Lo miré mal para disimular.

—¿Es el unico cumplido que sabe? —dije.

Sonrió y se quitó el cabello de la frente con un movimiento de cabeza.

—Sé muchos más que podría decirte ahora mismo.

—Mejor no.

En ese momento uno de los ministros se acercó con su esposa y nos saludó. Pasé la siguiente hora sonriendo y saludando gente hasta que me dolieron las mejillas y estuve completamente exahusta. Me senté en una mesa junto a Hyungsik y con todo el disimulo que pude me quité los tacones y estiré las piernas. Miré a Hyungsik que estaba bebiendo champaña despacio mientras miraba a su alrededor.

—¿Buscando a alguien señor Park?
—pregunté.

Me miró y se pasó la lengua por el labio inferior muy despacio.

—¿Nunca vas a llamarme por mi nombre? —preguntó.

—¿Le preocupa que se den cuenta de que no tenemos nada que ver? —respondí— si me oyen llamarlo así van a darse cuenta de que apenas lo conozco.

Primera dama - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora