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Faltaban solo unas dos horas para la boda

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Faltaban solo unas dos horas para la boda. Me miré en el espejo una vez más. Casi había llegado la hora. Los ojos de todo el país estarían puestos en mí dentro de poco. Al contrario de los días anteriores, estaba haciendo sol.

Me sentía nerviosa. Demasiado nerviosa y me preguntaba si en donde fuera que estuviera Hyungsik estaría igual. Pensaba en mi madre que seguia en el hospital sin despertar y en lo mucho que me hubiera gustado que estuviera ahí conmigo. Todavía tenía la esperanza de que despertaría algún día y entonces podría estar presente si después me casaba con Taehyung. Con cuidado me recogí el vestido y bajé.

Me encontré con mi padre cuando llegué al lugar donde iba a realizarse la ceremonia. Me estaba esperando afuera. Me arreglé con cuidado el vestido para bajar del auto. Si que pesaba. Arreglé el velo y caminé hacia donde estaba. Habia una cantidad impresionante de periodistas y eso me incomodaba.   
—Hola papá —lo saludé.

—Sun Ji. Estás hermosa hoy —dijo.

—Gracias.

De su brazo entré en el salón. Yo solo había invitado a Jimin. El resto de los invitados eran de mi padre y seguramente de Hyungsik. Entre ellos reconocí funcionarios del gobierno, políticos y más gente importante. Busqué a Jimin con la mirada. Me sonrió y le sonreí también. Entonces miré hacia al frente y me encontré con Hyungsik. Estaba impresionantemente guapo con ese smoking. Al verme sonrió y yo le sonreí también.

—Hola —dijo cuando llegué a su lado.

—Hola —le respondí.

La ceremonia fue muy rápida como era costumbre en Corea. Mis nervios aumentaban a medida que se acababa porque al final tendríamos que besarnos. A nadie le parecería normal que no nos besaramos en nuestra boda. Si bien no se acostumbraba a tener muestras de afecto en público si se usaba darse un beso al final de la boda. Cuando el momento llegó miré a Hyungsik a los ojos y después bajé la vista a sus labios. Puso las manos en mi cintura y cada centímetro de piel de mi cuerpo reaccionó ante su tacto. Sus labios rozaron los míos con delicadeza. Puse las manos en sus hombros y le correspondí el beso sintiendo como si miles de mariposas estuvieran encerradas dentro de mi pecho. Era inexplicable. Siempre habia oído hablar de mariposas en el estómago, no en el pecho. Además no debería causarme eso. En todas las veces que había besado a Taehyung no me había sentido de esa manera y se suponía que yo estaba enamorada de él. Cuando me aparté de Hyungsik, sonrió y yo le devolví la sonrisa. La sensación no se había calmado aunque ya se había alejado de mí. Comenzaba a sentirme confundida. Me había casado con él por obligación y me separaria en cuanto pudiera pero... me estaba haciendo sentir cosas realmente muy extrañas. Sintiéndome cada vez más rara fui a tomarme las fotos. Se acostumbraba a tomar muchas fotos con los padres de los recién casados. Pero los padres de Hyungsik ya no estaban y mi madre tampoco, así que nos tomamos las fotos solo con mi padre y muchas más nosotros solos. Después de la extensa sesión de fotos nos sentamos a comer.

—Me estoy muriendo de hambre —dije mientras me arreglaba el vestido para sentarme.

Hyungsik sonrió.

—Ya somos dos —dijo y rápidamente tomó los palillos para empezar a comer.

Miré el anillo en mi dedo pensando en que después cuando nos divorciáramos lo conservaria. Era bastante bonito de eso no había duda. Me dediqué a comerme todo y hasta repetí.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Hyungsik cuando acabamos de comer.

—Mejor de lo que pensé —respondí— ¿y tú?

—Bien... pero hoy he pensado mucho en mis padres.

Lo miré a los ojos. Parecía un poco triste y eso hizo que yo no me sintiera bien. Lo tomé de la mano.

—En donde estén deben estar muy orgullosos de ti —le dije.

—Me gustaría que estuvieran aquí —dijo.

—Te entiendo. A mí también me gustaría que mi madre estuviera aquí.

—Mejor no nos pogamos tristes. La gente no suele estar deprimida el día de su boda.

—Tienes razón.

—¿Bailamos?

Asentí y me levanté para bailar con él. Lo miré de cerca intentando calmar esa sensación casi ardiente que sentia cada vez que me tocaba. Tenía unos ojos realmente muy bonitos. Aunque la verdad era que todo su fisico era más que atractivo. Pero mas allá de eso yo tenía la impresion de que era mucho más que una cara bonita. Aunque no lo conocia bien como para decirlo, yo creía que su forma de ser, su personalidad era también muy bonita.

—¿Has cambiado al menos un poco la idea que tenías de mí? —preguntó.

Asentí.

—Ha mejorado como no tienes idea —dije.

—¿Ya no me detestas?

—Ya no me pareces un idiota arrogante que se cree el mesías.

Ese comentario lo hizo reir.

—Yo nunca he dicho que soy el mesias.

—Pues la primera vez que te escuché hablar  parecía que creías que lo eres.

—Es parte del discurso político. Hacer que la gente crea que eres la solución, el cambio, lo que el país necesita.

—Me recuerdas a mi padre.

—El señor Han sabe muy bien cómo se juega a este jugo de la política.

Lo busqué con la mirada. Estaba hablando con un embajador.

—Tienes toda la razón —dije.

—Cada día falta menos para el día de las elecciones —Hyungsik parecía preocupado por eso.

—¿Te asusta el resultado? —pregunté.

—No es que me asuste pero me pone nervioso. Es muy probable que no gane.

—Mi padre es un hombre de palabra. Si dijo que te ayudaría es porque hará lo que sea por que ganes. No deberías preocuparte tanto.

—Tienes razón. Intentaré olvidarme de eso mientras estamos en la luna de miel.

—¿Nos vamos esta noche?

Asintió.

—Esta misma noche —me respondió.

Después de que se acabo la fiesta, me cambié el vestido.

Ya había dejado lista la maleta

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Ya había dejado lista la maleta. Tan pronto terminó la fiesta salimos para el aeropuerto. Como siempre, la prensa estaba metida en todas partes. Solo respondimos un par de preguntas antes de subirnos al avión.

Primera dama - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora