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Si alguien me hubiera dicho un mes atrás que iba a pasar los días mas felices de mi vida al lado de Hyungsik me le hubiera reído en la cara. Habia sido rápida para juzgarlo y cada dia que pasaba junto a él me hacia arrepentime de mis palabras. Estaba tan equivocada. Mi padre no había mentido cuando dijo que era un buen hombre. Poco a poco me iba haciendo una idea de cómo era su personalidad y cada faceta que descubría me atraía más. A ese punto ya me estaba dando cuenta de que estaba comenzando a sentir algo por él. Me preocupaba Taehyung y lo que teníamos porque no podia aparecer así como así a decirle que sentía cosas por la persona con la que me habían obligado a casarme. No lo entenderia seguramente y yo tampoco quería hacerle ningún daño. Una parte de mí pensaba que tal vez al regresar a Seúl todo regresaría la normalidad porque lo que estaba sintiendo era solo por la forma en que me trataba, por sus atenciones y porque estábamos juntos todo el tiempo. Quizás cuando volviera a ver a Taehyung y retomara mi vida normal todo eso se desvanecería. Pero cada vez que miraba a Hyungsik a los ojos sentía que no iba a ser así. En esas dos semanas estaba todo el tiempo con él y en la noche cuando me alejaba de su lado solo esperaba a la mañana siguiente para volver a verlo. Y todas las mañanas entraba en la habitación con un vaso de jugo de naranja porque le dije que estaba acostumbraba a tomar uno todas las mañanas. Si cuando paséabamos por las islas había algo que me parecía bonito me lo compraba de inmediato. Cuando pensábamos en lo que haríamos al día siguiente siempre tenía en cuenta lo que yo quería hacer. Me preguntaba si me sentía bien y se preocupaba de que la estuviera pasando bien. No esperaba que fuera a ser así conmigo pero había sido una sorpresa maravillosa darme cuenta de la gran persona que era.   

—¿En qué piensas? —preguntó Hyungsik sacandome de mis enredados pensamientos.

—En muchas cosas —le respondí.

Me tomó de la mano. Lo miré a los ojos. Cada vez que los veía me parecían mas y mas bonitos. Tan grandes y brillantes con esas pestañas largas que los hacían verse todavía más bonitos. Algo me estaba haciendo. Era como si cada vez que lo miraba cayera despacio en un hechizo imposible de romper.

—Tendríamos que regresar mañana —dijo.

De repente me di cuenta de que no quería regresar. Yo me quería quedar ahí con él, en ese paraiso terrenal.

—¿No nos podemos quedar más tiempo? —le pregunté.

Sonrió.

—Si quieres quedarte más tiempo por mí no hay problema —me respondió.

—Solo una semana más porque tú tienes que regresar a cerrar tu campaña.

—Está bien. Voy a hacer un par de llamadas, ya vuelvo.

Me dio un beso en la mejilla y después se levantó de la hamaca donde los dos estabamos sentados. Fui por mi celular para llamar a Taehyung. Hacía tres dias que no hablábamos y tenía que decirle que pasaríamos más tiempo sin vernos.

—Tae —le dije en cuanto contestó.

—Hola Sun Ji —dijo y sonaba feliz de escucharme. Se me encogió el corazón porque lentamente Hyungsik lo iba sacando del lugar que habia sido suyo por mucho tiempo. Ya no sentía lo mismo y era muy consciente de eso.

—Muy bien. ¿Y tú?

—Feliz de volver a escucharte. ¿Ya casi vienes?

—Nos vamos a quedar una semana más.

—¿Qué?

—Si... la próxima semana regresaremos a Seúl.

Se quedó callado un rato.

—¿Tu madre no ha despertado? —preguntó.

—Ayer hablé con mi padre y me dijo que no —le respondí— dijo que seguía igual que como la había dejado.

Me quedaba solo una semana. Si en esa semana no despertaba tendríamos que desconectarla. Eso era algo que me dolía demasiado, pero nada podía hacer. Solo esperar a que ocurriera un milagro o resignarme a no volver a verla. Tampoco era justo que siguiera así, muerta en vida.

—Tal vez en esta semana si despierte —aunque estaba muy lejos, notaba a Tae un poco raro.

—¿Te pasa algo? —le pregunté.

—Nada. Solo que... esperaba que ya volvieras porque hay algo de lo que quiero hablar contigo.

Fruncí el ceño. ¿Qué sería?

—¿De qué? —pregunté.

—Es mejor que sea en persona. Esas cosas se hablan mirando a la gente a la cara —me respondió y lo oi suspirar.

—Solo tendrás que esperar una semana más.

—Me parece una eternidad. Pero ya esperé dos semanas, puedo esperar una más.

—Tan pronto llegue iré a verte.

—Está bien. Pásala bien. Nos veremos pronto.

—Cuidate mucho Tae. Adiós.

—Adiós Sun Ji.

Le colgué y me acosté en la hamaca a pensar. Si las cosas seguían como iban seria mejor dejar todo así. Esperaba que al verlo sintiera algo, cualquier cosa que me hiciera comprobar que seguía enamorada de él.

—Te veo preocupada y eso me preocupa a mí también —al escuchar hablar a Hyungsik lo busqué con la mirada.

—No tienes nada de qué preocuparte —le respondí mirando cómo la brisa movía su cabello. Quería tocarlo para ver si era tan suave como parecía.

—Igual me preocupo. Haz estado muy pensativa hoy. Te he visto así desde la mañana.

—No es nada. A veces me pasa eso.

—¿Estás segura? Espero que no sea que te está incomodando mi presencia.

—Si me incomodara no te hubiera dicho que nos quedemos una semana más.

—Cierto.

—No te preocupes. No hay por qué.

—Realmente espero que no lo haya.

Le sonreí y me levanté para acercarmele. Se preocupaba por mí  y cuando lo demostraba, yo sentia de nuevo ese aleteo de mariposas dentro del pecho. Estaba evitando besarlo porque me parecía que no debía hacerlo hasta que no definiera mi situación con Taehyung. Besar a Hyungsik sería como engañar a Tae y eso no debia hacerlo. Pero más de una vez en el día me quedaba mirando sus labios y recordaba lo suaves que eran y lo bien que me besaba como si hubieran sido hechos para los míos. No sabía a donde irámos a parar con eso pero me preocupaba que alguien saliera lastimado. No quería herir a Hyungsik. Sería un pecado dañar un corazón tan puro y hermoso. Ese era un pecado que yo no quería cometer.

Primera dama - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora