Todo se confundía en mi cabeza, la noche, la cerveza, las risas y Patrick. Era difuso, porque bailaba con música de fondo. ¿Qué tipo de música? No lo sé. Pues se confundía entre las risas, el calor de la noche y los acercamientos de Patrick.
Entre música, bailes y risas, y tras un sendero de arena del mar, acabamos en un apartamento de unas dimensiones considerables.
¿Qué quería? ¿qué buscaba? No tenía respuesta a esas preguntas, pues todo era fluido y fácil. Cuando llegamos a lo que parece una cocina americana, Patrick me da lo que parece un vaso de agua. No es que estuviera borracha, sino que quizás, mi cuerpo estaba en una galaxia y mi mente en otra, pero en el camino entre ambas yo quería...
—¿Por qué eres tan atento? — le miro con ojos vidriosos.
—No crees... ¿qué has bebido demasiado?
—¿Y tú?
—¿Desde cuando uno se emborracha con cerveza?
Doy un sorbo al vaso de agua. No tengo mucho que decir, y tampoco quiero parecer estúpida, pero hago un elogio a la casa.
—Me gusta la casa.
—¿Sólo la casa? — su comentario me hace tragar saliva, con él todo era, así.
—Sólo la casa— digo no muy convencida, mientras noto como se acentúa el calor en mis mejillas.
—Mientes mal pelirroja, pero haces buenos intentos por autoconvencerte— dice entre risas.
Me dirijo hacia Carla, será mejor que me aleje de Patrick, tengo la sensación que con él todo mi ser está en peligro.
—¿Has elegido ya habitación? — le digo a Carla en un susurro.
—Sí, una que está al fondo.
—Vale.
Lo cierto era que con tanta gente no habíamos podido tener la privacidad suficiente, como para hablar. Su beso con Nick no me había pasado desapercibido, pasamos a la maravillosa terraza que da con vistas al mar, para poder hablar con algo de privacidad.
—Bueno ¿qué pasa con Nick?
—Bueno ¿qué pasa con Patrick?
—Me ha besado en la noria — le digo de sopetón. — ¿y tú en la noria?
—Me ha tocado con Alex— dice con cierta molestia.
—Bueno, se le ve simpático al menos.
—Si tu le ves simpático, yo soy rubia.
—Es oscuro, de noche...apostaría a que eres rubia sí— digo bromeando.
—Enserio, no me cae bien, por no decir fatal. Me mira con odio.
Mi mente intenta procesar la conversación, pero no puedo. Esta conversación requiere más cabeza, y siendo sincera, en este momento no estoy en mis cabales.
—Y con ¿Nick?
Su sonrisa, ilumina su cara. Está claro, le gusta.
—Buff, el beso ha sido...
—Lo sé, estaba allí— la digo guiñándola un ojo.
Cuando nos giramos la música se apaga, Sam, Lionel, Kim, Vanesa, Alex y Mike, están sentados en el sofá charlando, y Nick y Patrick están en la barra hablando, ¿tendrán las mismas conversaciones que nosotras? Lo dudo Eli. Lo dudo. Me repito para mis adentros.
—Bueno será mejor que vayamos a dormir— me dice Carla.
—Claro.
La sigo hasta la habitación, donde nos cambiamos. y nos ponemos las camisetas, que Patrick nos ha dejado a cada una de las chicas. Diríamos que ha sido una buena noche. Antes de dormir, busco por toda la habitación, no veo mi móvil, por ningún sitio.
—Ahora vengo, me he dejado el teléfono en el salón.
—Vale, de aquí no me muevo. — me dice Carla con una sonrisa.
Voy hacia el salón, todo está oscuro, veo una sombra se acerca hacia mí.
—¿Buscas esto? — dice Patrick, con mi móvil en la mano y haciendo señales, hacia él.
—Sí. —le digo con timidez.
—¿Ya te ibas a dormir pelirroja?
Respondo asintiendo con la cabeza, me coge del brazo y me lleva a la terraza.
—Duerme conmigo esta noche.
Si algo le caracteriza, es que va siempre directo al grano. Pero sus palabras me provocan un nerviosismo que me hace temblar. Ni siquiera un poco de cerveza produce en mi cuerpo algún tipo de anestesia para que no sienta lo que siento.
—Yo...yo...—empiezo a balbucear.
—No me como a nadie—insiste.
No sé donde meterme, porque cuando me quiero dar cuenta, me tiene completamente rodeada, sus brazos me suben a horcajadas contra la barandilla de la terraza, de tal manera que nuestras miradas se encuentran de frente.
—Sólo dormir. — dice Patrick como si adivinara lo que pienso.
—¿Por qué?
—¿No es obvio pelirroja? me vuelves loco.
En ese momento, me da un beso en los labios. No es que no quiera estar con él, es que yo soy como un jarrón roto que trata de pegar los trozos, y no sé si con él romperá de nuevo ese jarrón o bien pegará con pegamento cada uno de mis piezas.
—Sé sincera conmigo. —me dice
—¿A qué te refieres? — le digo tragando saliva.
—El día de la discoteca, me dijiste que esto no había hecho más que empezar.
Desde luego mi yo borracha me traiciona.
—Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad—inquiere.
—Puede.
Me aprisiona junto él.
—Quiero que lo digas.
Me pone nerviosa, no sé qué quiere que le diga.
—Quiero que me digas lo que sientes—como si lo adivinara lo dice por mí.
—Estoy confusa—frunce el ceño, como si no le gustara mi respuesta y prosigo— no quiero que me hagan daño. —esas palabras me cuesta decirlas.
—De momento, eso me vale.
Me besa con fuerza y ferocidad. Me levanta de la barandilla, y me pone sobre él a horcajadas y nos dirigimos hacia algún sitio incierto de la casa, estamos demasiado centrados en ese beso, como para ver a donde nos dirigimos. Damos unos cuantos golpes de camino a una de las habitaciones, entramos en ella y me tira en la cama. Me besa el cuello, y gimo, sus manos empiezan a subir por mis muslos, hasta que se topan con la superficie rugosa de mi muslo. Esa parte de mi piel marcada por mi pasado. Nota como me pongo nerviosa.
—¿Qué te ha pasado?
Las lágrimas cubren mi rostro. Su cuerpo se aprisiona junto al mío, y con la yema de los dedos me recoge las lágrimas. Me rodea con los brazos, y su mano sigue acariciando ese trozo piel. Mi piel quemada.
—Vamos a dormir—hace una pequeña pausa. —preciosa.
Sus brazos me rodean y me siento arropada por él. No hace más preguntas, y yo sencillamente, me duermo entre su brazos.
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AISLING . ENTRE CENIZAS
Teen FictionTras la pérdida de su primer y gran amor, el mundo de Eli se derrumba. El amor, la amistad y la confianza serán las claves para salir adelante. Después de todo, ¿ podrá abrir su corazón una vez más?... Lo difícil será volver a empezar.