Capítulo 42

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Después de todos los acontecimientos vividos en la última hora, he llegado a la conclusión de que he tenido suficiente ración de sangre para lo que queda de año. No puedo con ella, y más, después del accidente con Peter.
Carla, está algo exhausta en el sillón, mirando a alguna parte, Cayetana se ha levantado de mi lado y ha ido inmediatamente a buscar a su hermano y ver como estaba Alex. Me da la sensación de que su yo de 14 años, siente cierta atracción por él. Me parece lógico, a su edad los chicos misteriosos llaman más de lo normal, pero bueno se le pasará pronto, es la edad, o esa decía mi madre cuando yo tenía la suya.
Patrick, todavía no ha venido al salón, creo que está todavía con Alex, así que yo me tumbo en el sillón y vuelvo a cerrar los ojos, ahora mismo es lo único que me relaja.
Cuando mi mente, consigue quedarse tranquila y sin pensar, el timbre de la puerta vuelve a sonar, Carla pega un bote en su sillón y yo otro y antes de que ella se levante, soy yo, la que voy a abrir la puerta. Patrick se ha asomado desde la habitación de Alex, y ha salido al salón, su cara refleja una leve sonrisa de tranquilidad.
Abro la puerta, y lo que veo me deja un poco descolocada. Es un hombre de unos 58 años vestido con traje, y esta cargado de bolsas, y en el suelo a su alrededor hay al menos cinco bolsas más de papel.
-Señorita. Soy George, el chofer del señor Patrick. ¿Me permite pasar por favor?
-Oh, sí. Por supuesto pase.
Cuando pasa, lo hace directamente a la cocina, y va dejando una a una las bolsas sobre la encimera. Cuando vuelvo a mirar hacia la puerta, cojo el resto de bolsas y me dirijo a la cocina. George se da la vuelta, y se topa conmigo.
-Disculpe señorita, no tenía porque coger el resto de bolsas. Ese es mi trabajo. -me dice, con una tranquila sonrisa.
-No se preocupe, George. No ha sido para tanto.
En ese momento Patrick entra en la cocina, saluda a George y le da las gracias, y el chofer se va.
La verdad, es que todavía estoy un poco alucinada, empiezo a investigar, que hay en todas y cada una de las bolsas de papel, y lo que hay son tápers llenos de comida. Empiezo a sacar uno a uno, Patrick me sugiere que vaya sacando de los tápers todo lo que encuentre, y se va por donde ha venido, me dice que tardará poco en volver.
La comida, que hay dentro de los tápers, tiene muy buena pinta, hay mini patatas asadas, salsa de arándanos, guiso de judías verdes con cebolla frita, batatas caramelizadas, stuffing o relleno para el pavo que en ocasiones se sirve junto a este, pure de patatas, mazorcas de maíz asadas, panecillos recién hechos, pan de ajo, pastel de chocolate y nueces, pastel de calabaza, tarta de manzana y tarta de zanahoria. Solo me queda una bolsa, por mirar, y creo que sé lo que va tener, y efectivamente acierto, un pavo de tamaño mediano, recién hecho, dorado y con muy buena pinta. Grapado en la bolsa hay una nota con una caligrafía bastante cuidada.

"Solo tenéis que meter el pavo durante 10 minutos en el horno a fuego medio, echarle un poco de su propia salsa (táper con salsa oscura) por encima. De esa manera se calentará y estará mucho más jugoso. El resto de comida esta recién hecha, solo tenéis que emplatar y empezar a comer"
FDO: Madeline, vuestra cocinera

Tal y como dice la nota, le quito al pavo el papel transparente de cocina que lleva puesto, lo dejo sobre la fuente de cristal en la que ha venido, le echo un poco de la salsa oscura tal y como dice la nota y lo meto en el horno. Enciendo el horno, lo pongo a fuego medio, y pongo el temporizador, para que suene a los 10 minutos. Por suerte, mamá me enseñó a cocinar hace algunos años, por ello la cocina, aunque no soy una experta, no tiene secretos para mí.
Voy sacando platos del armario del fondo, y los apilo sobre la encimera; busco por los cajones de la cocina, el cajón de los cubiertos, y lo encuentro después de haber abierto 4 cajones seguidos, saco cuatro juegos de cubiertos completos. Miro en el cajón de abajo, por si hubiera manteles individuales para poner sobre la encimera de la isla, y bingo, los encuentro a la primera.
Cuando me giro para poner los manteles y los cubiertos, Carla aparece en la cocina, creo que el olor a comida la ha espabilado del breve descanso, después de lo sucedido. La miro, y aunque su cara es de cansada y con cierto aire de preocupación, sus ojos en cierto modo brillan de satisfacción y su boca, se esta relamiendo de lo lindo. Carla y la comida, son una pareja perfecta.
-Estás bien, ¿no?
-Si, estoy bien.
-No, es la primera vez que coses una herida ¿verdad?
-No, no es la primera vez, hace un par de años tuve que hacerlo por primera vez, y por vía telefónica con mi madre, es médico. Una amiga se cortó, estando en mi casa, y tuve que coserla.
-Creo, que te has equivocado de carrera Carla, tienes mucha sangre fría, podrías haber sido médico.
-Sí, podría, pero con un médico en la familia, es suficiente. -Afirma mientras me guiña un ojo.
-Bueno y todo este despliegue de rica comida, a ¿quién se lo debemos?
-A mí, por supuesto. -en ese momento Patrick entra en la cocina seguido por Cayetana. La cara de ella se ha iluminado al ver toda la comida en la cocina.
-Todo esto lo ha hecho, Maddie, ¿verdad?
-Premio para la hermana, más lista del mundo.
-Aaaaaaah. - decimos Carla y yo al unísono.
-Es nuestra cocinera, lleva en mi familia al menos 40 años cocinando, no sé lo que haríamos sin ella. - dice Patrick de forma guasona.

Ding dong, ding don. El horno empieza a sonar, de repente. Por ello los tres terminan de poner la mesa al completo, reparten en los platos que he sacado antes el resto de la comida y Patrick, coge un par de salseras para las salsas, yo mientras tanto apago el horno, lo abro y saco el pavo.
El pavo brilla y huele de maravilla, lo pongo sobre la encimera y le doy a Patrick el cuchillo de trinchar. Él nos mira a las tres, con una sonrisa y nos dice:
-Chicas, feliz día de Acción de Gracias. -mientras le dirige una mirada cargada de emoción a su hermana.
Acto seguido, coge el cuchillo de trinchar y empieza a cortar y repartir trozos de pavo, en cada uno de nuestros platos. Cuando termina, cada uno se va sirviendo en su plato el resto de comida que nos apetece comer.

Todo está delicioso, acompañamos la cena con un vino tinto, según dice Patrick, el vino pertenece a una de las cosechas de hace 5 años, del valle de Napa. El vino sabe muy bien, tiene puntos dulces, que junto con el pavo, hace que el sabor de este se acentúe.
Cuando terminados de cenar, aunque los ánimos están un poco cargados, y ninguno tiene muchas ganas de hacer nada, como está Cayetana, proponemos jugar al monopoly, después de todo es Acción de Gracias. Jugamos tres partidas y yo, para variar cuando juego a este juego, no gano ninguna, cuando miro el reloj, son mas de las dos de la mañana, Patrick le dice a Carla, que se quede a dormir directamente, que puede dormir en la habitación donde está Cayetana, puesto que hay dos camas.
Seguimos, jugando un par de horas más, pero cambiamos de juego, y jugamos al "¿Quién es Quién?", nos reímos bastante ya que nos cuesta adivinar los personajes. Cuando queremos darnos cuenta, son más de las cuatro de la mañana, damos por concluida la noche y nos vamos a la cama. Carla, se va con Cayetana a su cuarto y yo me voy con Patrick, al suyo.

Cuando Patrick, cierra la puerta de su habitación, estoy tan cansada, que me quito la camiseta y los pantalones directamente, sin pensar que Patrick, está parado en la puerta, con la mirada recorriendo todo mi cuerpo. Se le ve dubitativo, creo no sabe si venir hacia mí, o meterse directamente en la cama. Se quita su camiseta, los vaqueros y se queda solamente con los bóxers puestos. Está tremendamente sexy. Por fin decide que hacer, viene directamente hacia mí, sigo en ropa interior, me coge en brazos y me tumba sobre la cama. Yo no hago ademán de que paré en ningún momento. Ha sido un día muy largo, estar entre sus brazos es lo único bueno del día.

Empieza a besarme lentamente los labios, y va bajando por mi cuello. Llega a la altura del sujetador y hábilmente, mete la mano por la espalda y me lo desabrocha, tira suavemente de la prenda y recorre con sus manos cada uno de mis pechos. Mis pezones, responden directamente a su tacto, parece que ya conocen la suavidad de sus dedos. Me vuelve a besar en los labios, pero está vez parece que tiene algo de urgencia.
Continúa bajando y se detiene otra vez en mis pezones, chupa cada uno de ellos, y a mí se me escapan varios gemidos. En ese momento, me mira a los ojos, sonríe y sigue bajando. Sus manos, cogen los extremos de mi tanga, y tiran de ellos con suavidad hacia abajo. Cuando ve, mis pequeños rizos pelirrojos, sonríe de una manera demasiado pervertida. Su boca continua, su recorrido de besos, pero esta vez lo hacen por la cara interna de mis muslos.
Poco a poco va abriéndome las piernas, y su boca cada vez, besa más cerca de su objetivo. Sus dedos, me masajean lentamente, la parte más sensible, de mi cuerpo. Yo no puedo contenerme más, y mis gemidos salen disparados por mi boca. Cuando creo que ya no puedo sentir más placer. Patrick posa su boca, sobre mi punto más sensible y lo empieza a masajear lentamente. Mis manos cogen parte de las sábanas, no puedo más, creo que voy a explotar de placer, y así lo hago. Tengo el orgasmo más intenso, que mi mente puede recordar.

Cuando Patrick, llega otra vez hasta mis labios, me vuelve a besar, si cabe con más pasión que ninguna vez. Tengo que devolverle a él, lo mismo que ha hecho, por mí. Asi que cuando me he recuperado un poco, me tumbo sobre él. Y voy bajando poco a poco por su cuerpo, pero cuando Patrick se da cuenta de lo que me dispongo a hacer, me coge de las manos y me detiene.

-No tienes por qué hacerlo
-Es que yo quiero hacerlo.
-Entonces, no seré yo quien te detenga.

Quiero verle estremecerse de placer, para mí. Recorro su cuerpo con paciencia, hasta que llego hasta mi objetivo. Le hago mío. Él llega al clímax, minutos después. Acto seguido, le vuelvo a besar, él me corresponde al beso. Me tumbo de costado y Patrick me abraza y nos quedamos dormidos.

AISLING . ENTRE CENIZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora