Capítulo 53. Carla

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Hay cosas que merecen la pena, como recorrerte 430 millas, para pasar lo que queda de navidades con las chicas y darle una sorpresa a Eli. Mientras estamos todos aquí sentados, puedo notar como su sonrisa no se borra, como si fuese un rayo de luz que ilumina toda la estancia. A veces, siento que estar con Eli era estar con una de esas personas que te hacen felices pese a todo lo que les pueda estar pasando. Desde luego tenía una amiga, y no podía negar que estar sentada en esta mesa con todos y ademas con esta suculenta comida, no me hiciera feliz. Nick, sentado a mi lado, parece también encantado de estar aquí con todos los demás.

—¿Nos vemos esta noche? —me susurra, Nick.

—Bueno…si, claro. ¿Por que no?  

—¿De verdad te lo tengo que explicar?

Me pongo roja y me ofendo a la vez. Por sentirme estúpida por su pregunta, es decir, no es que no me quiera acostar con Nick, pero quiero que pase cuando tenga que pasar y no forzar las cosas. La breve y concisa conversación con él, hace que tan rápido como la felicidad había venido se fuera, para dar paso a una sensación de inquietud. Ni siquiera le contexto. No sé ni que decirle porque me siento tremendamente estúpida por su comentario. 

—Chicas, veniros todas estas tarde a mi cuarto que nos la vamos a pasar chévere, hay que ponerse bella. Para cuando gritemos FELIZ NUEVO AÑO. 

—Yo esta noche tomo las uvas.

—Yo también suelta Eli.

—Y yo —dice su hermano. 

—Y nosotros— apuntan los padres de Eli. 

—¿Desde cuando tomar uvas va en contra de ponerse guapa?

—Sólo lo decía porque no quiero cantar así sin más el año nuevo. Necesito mis uvas. 

—Tomemos todos uvas pues. 

—Que acertada decisión — le digo guiñando un ojo. 

De repente Kim me tira un trozo de pan. 

—Te gusta meterte conmigo ¿eh?

—Me encanta…jejejejeje— le digo sacando la lengua. Nuestras risas, indican que todos estamos de broma, excepto por las uvas, eso es tradición y va completamente en serio.

Cuando terminamos de comer, no puedo evitar fijarme, como Alex a pesar de su buen estado cojea un poco. Es sorprendente lo rápido que se ha recuperado pero no sé por qué, me duele verlo así. Mientras lo miro nuestras miradas se encuentran y yo rápidamente aparto la vista. Tengo que ir a la habitación de Kim, eso es lo que tengo que hacer. 

Si algún día Kim se callara sería un milagro para todos, pero noto como la conversación de chicas se torna en un cariz más interesante. 

—Bueno ¿qué?¿qué tal con Patrick?

—Eeeeehhh… ¿bien?

—Wey, no seas tonta quiero saberlo todo, se nota que te has acostado con él, lo huelo. —Sice Kim con ese tono suyo tan característico mientras alza las cejas y se toca la nariz, por si alguna tenemos dudas de a lo que se refiere. 

—Esto…

Me incorporo con rapidez, ahora la que está interesada soy yo. 

—¿Lo habéis hecho?

—Bueno…sí. —responde Eli con timidez. 

—¿Y cómo es en la cama? —pregunta Vanessa. 

—De esta no te fíes es una guarrona —dice Kim— las mata callando, todavía me acuerdo cuando le hiciste la manola al pelocho en el baño, lo quería para mí. 

AISLING . ENTRE CENIZASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora