Perdóname, Kim.

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Suspiré y tomé otro sorbo del jugo de naranja que había comprado en el supermercado que estaba ubicado afuera del hospital

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Suspiré y tomé otro sorbo del jugo de naranja que había comprado en el supermercado que estaba ubicado afuera del hospital. Llevaba una hora esperando a que me dieran alguna noticia de Kim, comenzaba a preocuparme, seguía pensando que todo fue culpa mía, solo a mí se me ocurriría tener la maldita idea de huir de Kim y cruzar la calle con el semáforo en rojo para peatones.

Bajé la cabeza sintiendo como las lágrimas se me caían como chorros de agua.

─¡Porchay! ─oí la voz de Macao.

Levanté la cabeza y lo vi caminando a paso rápido.

─Macao ─lo abracé en cuanto estuvo al frente.

─¿Qué fue lo que pasó? ─preguntó en un susurro, acariciando mi espalda.

─Kim ha... Kim s-se ha... accidentado ─tartamudeé sintiendo un nudo en mi garganta. Estaba atragantado de tanto llorar, la respiración se me cortaba y no me dejaba hablar con claridad.

─Tranquilízate ─pidió agarrándome de los brazos y mirándome a los ojos─. Antes de nada necesito que te calmes, así me podrás explicar qué fue lo que pasó.

Limpié mis lágrimas con la mano y traté de calmarme, pero no podía hablar con claridad.

─Ki-Kim ha...

─Ya pasó ─se sentó en el asiento de al lado.

Bajó su mirada a mis manos y se dio cuenta de que estaba temblando, me volvió a mirar y acarició mi cabello. Me miraba muy preocupado.

─¿Kim está bien? ─preguntó.

─N-No lo sé ─me quebré en llanto y lo abracé.

─Ya, Porchay, por favor cálmate ─dijo.

Cerré los ojos y apoyé mi cabeza en su hombro, sentía los párpados pesados.

─¿Familiares de Kim? ─oí una voz femenina.

Abrí los ojos, me separé de Macao y miré hacia el lugar de donde se producía la voz. Había una doctora adulta, como de treinta años.

─A-aquí ─levanté la mano y me levanté del asiento.

Caminé con urgencia hacia donde estaba la doctora. Macao me seguía, llegamos a donde estaba y nos detuvimos para mirarla atentamente.

─Sufrió unas cuantas cortaduras en el cuerpo debido a los vidrios ─informó en voz baja─. Afortunadamente no se lastimó la columna vertebral.

─¿Y cómo está él? ─preguntó Macao.

─Por el momento bien ─asintió─. Ya lo hemos trasladado a otra habitación, en este momento se encuentra dormido. Mañana podrá irse, pero por ahora tiene que descansar.

─Eso quiere decir que no es tan grave ─manifestó Macao.

─No, pero puede complicarse si no se cuida como debe ser ─dijo─. Está en la habitación número 24, pueden ir a verlo por unos minutos, a las siete termina la hora de la visita, pero cabe recordar que alguien se puede quedar acompañándolo por esta noche.

𝐌𝐢 𝐞𝐱-𝐧𝐨𝐯𝐢𝐨 𝐩𝐨𝐬𝐞𝐬𝐢𝐯𝐨 |𝐊𝐢𝐦𝐂𝐡𝐚𝐲|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora