Pero yo te amo.

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─¡Quiero verlo! ─se escuchó la voz de Macao por todo el pasillo

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─¡Quiero verlo! ─se escuchó la voz de Macao por todo el pasillo.

Todos nos giramos para mirarlo, venía corriendo hacia nosotros, sus manos estaban temblando y su rostro estaba mojado por las lágrimas.

─Joven, el paciente necesita reposo ─exclamó el doctor sosteniendo el pomo de la puerta.

─¡Tengo que decirle mil cosas! Necesito pedirle disculpas y... por una vez en la vida desahogarme y decirle todo lo que siento... ─miró a Kinn y a Tankhun─. Aunque Kim sea un completo idiota yo lo amo y no quiero que nada malo llegue a pasarle. No lo soportaría, creo que sería como morir en vida. Por favor denme la oportunidad de verlo ─rogó.

Kinn y Tankhun miraron al doctor, quien miraba a Macao con preocupación y confusión. Dos enfermeras salieron de la habitación dejándome ver a Kim recostado en la cama, completamente inconsciente.

─Por favor, doctor ─entonces habló Tankhun.

El doctor lo examinó por unos largos segundos. Parecía que estaba en un debate consigo mismo, pero al mismo tiempo quería colaborarnos, vernos más tranquilos.

─De acuerdo ─comenzó─. Pero solo cinco minutos ─advirtió levantando un dedo.

─Solo eso ─asintió Macao parándose frente a él.

El doctor abrió la puerta y le dio paso a Macao, quien inmediatamente entró. La puerta volvió a cerrarse y aquella angustia que invadía mi cuerpo desde que Kim estaba en ese estado empeoró.

¿En qué podía estar pensando Macao? Él nunca se llevó bien con Kim. Ni siquiera cabía en mi cabeza que palabras bonitas y consoladoras pudieran salir de su boca teniendo a Kim enfrente. Sé que es su primo, pero Macao estaba siendo muy intenso, dijo que amaba a Kim, ¿por qué me sentía tan preocupado? Ellos habían crecido juntos, eran familia, tenía que comprenderlo y calmarme.

Regresé a la silla junto a Kinn y Tankhun. Apoyé mi cabeza en la pared mientras observaba la puerta de la habitación. Fantaseaba con que Kim saliera de allí y se acercara para darme un beso y decirme que nunca más me dejaría solo, que nunca más volvería a pasar algo así. Era increíble pero cierto...

Los minutos comenzaron a pasar, ya iban más de seis y el doctor no había vuelto para sacar a Macao de la habitación. Tal vez estaba ocupado con otros pacientes.

Entonces a mis oídos llegaron unos gritos eufóricos: los gritos de Macao. Tankhun, Kinn y yo nos levantamos de nuestras respectivas sillas, todos estábamos al borde de un ataque. Me acerqué a la puerta y comencé a tocar fuertemente, Tankhun gritaba el nombre de Macao pidiéndole que abriera, entonces la puerta se abrió revelando a Macao con la cara aún más mojada de lágrimas... lo preocupante era que también llevaba una sonrisa.

─¡Macao! ¿¡Qué hiciste!? ─grité abriendo los ojos más de lo normal.

En ese momento todo tipo de ideas pasaban por mi cabeza y no eran las mejores. Pasé por un lado de él, aproximándome a la cama de Kim. Tomé su rostro entre mis manos para examinarlo. Bajé la mirada hacia su pecho y vi que seguía subiendo y bajando con normalidad. Entonces volví a subir la mirada y observé sus hermosos ojos marrones, estaba mirándome.

─¡Kim! ¡Por Dios! ─exclamé llevándome las manos a la boca─. Kim... ─volví a repetir y entonces miré hacia la puerta─. ¡Llamen al doctor! ─les grité a mis cuñados.

Kinn no demoró en desaparecer de la puerta. Tankhun se acercó rápidamente pero con precaución a la cama de su hermano. Macao seguía mirando la escena sin poderlo creer. ¿Qué era lo que había hecho para que despertara?

─¡Kim! ─tomé sus dos manos y las apreté tan fuerte como pude.

Sus párpados estaban hinchados, su rostro tenía una expresión desorientada, se veía tan confundido por lo que estaba sucediendo. Seguramente no recordaba nada de lo que había pasado, o en el peor de los casos, no recordaba su vida entera.

La preocupación invadió mi cuerpo cuando él giró su cabeza poco a poco para observar la habitación en la que se encontraba, su hermano estaba acariciando su brazo suavemente mientras las lágrimas se apoderaban de sus mejillas.

─Porchay ─entonces pronunció con voz débil y cortada─. ¿En dónde estoy? ─preguntó juntando sus cejas, su cuerpo no se movía.

─Tuviste un accidente y estás en el hospital ─contesté pasando mi mano por su cabello con cierta timidez─. Pero quédate tranquilo, Kim... te vas a recuperar ─contuve las lágrimas que comenzaron a apoderarse de mis ojos.

Entonces el médico entró con urgencia, dos enfermeras lo acompañaban. Se dirigió a la cama de Kim y nos hizo una seña para que desalojáramos la habitación y eso hicimos. En realidad lo único que importaba en ese momento era que Kim estuviese bien.

En cuanto estuve fuera de la habitación lo primero que hice fue acercarme a Macao.

─¿Cómo fue que...? ─lo miré a los ojos.

─N-no lo sé ─negó─. Estaba hablándole mientras sostenía su mano izquierda y de repente sus dedos comenzaron a moverse... Porchay, no puedo controlar todo lo que siento en este momento ─su respiración era agitada y sus palabras salían con rapidez.

─Tranquilo, Macao ─tomé su cara con mis manos para mirarle a los ojos─. Ya pasó, Kim despertó y estoy seguro de que va a recuperarse más pronto de lo que crees ─le sonreí antes de abrazarlo.

Nos quedamos esperando al doctor para que nos diera información acerca del estado de salud de Kim, gracias al cielo había dado un paso muy grande al despertarse. Luego de que Tankhun y Kinn le hicieran la visita a Kim, era mi turno de entrar para verlo y dedicarle unas cuantas palabras.

Estaba tan nervioso, tanto así que no sabía cómo expresarme o qué decir con exactitud, en realidad sentía que tenía un nudo en la garganta y me daba miedo decir algo que arruinara el momento. No quería decir algo que lo enojara y causara algún daño.

Me acerqué cuidadosamente a la cama. Kim tenía la mirada puesta en la ventana, la cual daba hacia unos árboles. El sonido de los pájaros y el viento daba cierta tranquilidad dentro de la habitación.

─Kim... ─me paré frente a la cama y tomé una de sus manos.

Él giró para mirarme a los ojos, una pequeña sonrisa se formó en su rostro.

─¿Y Macao? ─fue lo primero que preguntó.

─Oh, está fuera ─señalé hacia la puerta. Él miró hacia allí algo decepcionado.

Fue algo extraño pero ignoré aquello para acercarme a él. Estando a su lado tomé una de sus manos y lo pegué a mi pecho para que pudiese oír los latidos de mi corazón.

─¿Sientes eso? Es por ti ─le dije sonriéndole.

Lo noté distraido pero bueno, acaba de despertar de un coma, ¿qué podía esperar? Su mirada se perdió por un buen rato, parecía estar pensando en algo.

─Kim, te extrañé mucho, no quiero que vuelvas a dejarme ─seguí hablando a pesar de que estuviera algo ido.

Lo importante es que estaba bien. Lo abracé con cuidado, se sentía tan bien tenerlo entre mis brazos... estaba tan feliz.

─Te amo, Kim ─solté alejándome de él para mirarlo.

Kim entreabrió los labios ligeramente y me miró con intensidad, parecía querer decirme algo.

─¿Podrías llamar a Macao? Quiero hablar con él a solas ─pidió.


𝐌𝐢 𝐞𝐱-𝐧𝐨𝐯𝐢𝐨 𝐩𝐨𝐬𝐞𝐬𝐢𝐯𝐨 |𝐊𝐢𝐦𝐂𝐡𝐚𝐲|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora