Porchay ha sido novio de Kim Theerapanyakul por más de dos años. A simple vista parecían una pareja perfecta, incluso para Chay, Kim era el hombre de su vida. Pero había un pequeño problema; los celos y la posesividad de él. Lo de ser un mafioso era...
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Sentía que iba a estallar por dentro. La desesperación me invadió de una manera impresionante, quería mandarlo todo a la mierda y llamar a aquel que mandó el mensaje, quería escuchar la voz del sujeto con el que Kim me engañó. ¿Y qué tal que no solo lo hubiese hecho ayer? ¿Qué tal si lo hubiese hecho más veces? La ira me emergió.
Miré hacia un lado y observé a Kim saliendo de la ducha muy tranquilo para acostarse a dormir, tan campante como si nada hubiese pasado. Seguramente se sentía orgulloso de la hazaña que había hecho. Claro, ¿por qué si no no insistió más conmigo cuando estábamos haciéndolo? Simplemente se conformó con meterla un poco y listo, como ya estaba lleno sexualmente...
¿Cómo fue capaz de decirme te amo cuando el día anterior estuvo follando con un cualquiera? Tal vez fue mi culpa, tal vez me descuidé y todo este plan fue un error, por eso Kim me había sido infiel.
Tal vez fue la falta de sexo. Como hombre reconozco que se necesita satisfacción, pero Kim siempre me dijo que estaba dispuesto a esperarme cuanto tiempo quisiera, eso fue lo que yo hice, pero él... Me dolía en el alma saber que otro hombre o mujer, lo que fuese, lo había tocado.
Me acerqué a Kim en un acto de desesperación. Necesitaba desahogarme, pero haciéndole daño mientras dormía no era la mejor forma. Siempre fui un chico pasivo pero en ese tipo de situaciones la calma que habitaba en mi cuerpo desaparecía por completo.
Di un paso atrás controlando mis impulsos, controlándome de lo que fuese que fuera a hacer en ese momento y comencé a recoger mis cosas, las cosas que habían tiradas en el suelo. Cuando las tuve en mi poder salí de la habitación y cerré la puerta. Bajé por las escaleras sintiendo que mi corazón iba a estallar de dolor y comencé a vestirme en la sala de estar. Tenía que irme.
Caminé hacia el teléfono, lo tomé y marqué a un servicio de taxi, me contestó aquella grabación que indicaba que tenía que esperar por unos segundos. Yo miraba constantemente hacia la puerta de la habitación de Kim, la cual se podía observar desde mi lugar, pensaba que iba a salir en cualquier minuto. Tenía pánico. La cosa empeoró cuando el teléfono que mi hermano me había regalado comenzó a vibrar, dejé el teléfono a un lado y me acerqué rápido a este, lo tomé y vi que era Macao quien llamaba.
No quería contestarle, seguramente me echaría una biblia y no estaba para sermones. Casi apagué el teléfono, pero lo volví a tomar y justo contestó una chica. Me pidió la dirección y el número de teléfono, me dijo que el taxi estaría en la finca en cuestión de minutos. Ahora solo tenía que esperar.
Nervioso me senté en un sofá y comencé a morderme las uñas pensando en todo lo que había sucedido, en como me había hecho sentir para que después mi burbuja de amor explotara. Había perdido mi virginidad con un hombre al que no le importó haberse follado a una estúpida o estúpido la noche anterior. ¿Eso era amor? Vaya forma de amar la de Kim, estaba impresionado.
Revisé mi teléfono detalladamente mientras esperaba a que el taxi llegara. Me encontré con el mensaje que Archen me había mandado en la tarde, me sentí mal por no haberle respondido. Seguramente si hubiese accedido a ir a su fiesta nada de esto hubiese pasado y no estaría llorando como una magdalena.
