Tienes que terminar con él.

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Todos se apartaron y entonces llegó Macao

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Todos se apartaron y entonces llegó Macao.

─¡Vayan a una habitación! ─gritó.

Kim se rió y yo me sonrojé. No estábamos haciendo nada más que mirarnos el uno al otro, él me entregó la bandeja de comida y también pagó. Una vez tuvimos nuestro almuerzo, nos acercamos a la mesa en donde estaba Macao.

─Hola ─sonreí sentándome.

─Porchay, ¿qué tal la clase? ─preguntó sonriendo.

─Aburrida, gracias a ti ─hice un puchero.

Él se encogió de hombros y soltó una carcajada.

─Tenía cosas más importantes ─miró a Kim asegurándose de que estuviera distraído antes de continuar hablando, pero en voz baja─. Hoy tuve una cita con Pleng y... ya sabes ─dijo guiñándome un ojo.

─Eres un adicto al sexo, ¿faltas a clase para estar con ella?

─Sí, tenía que hacerlo. Tuve el impulso.

Hice una mueca.

─Macao, demasiada información.

Le sonreí a Kim, quien empujó un plato de pescado y patatas fritas hacia mí. Estaba sentada junto a Macao, y Kim estaba enfrente de mí. Comencé a comer mientras Macao tomaba algunas patatas fritas, sonrió y guiñó un ojo a alguien por encima del hombro de Kim. Seguí su mirada y vi a Erica, la chica nueva extranjera de ojos azules y rubia.

─¿Vas a ir a la fiesta de Note? Escuché que va a ser épica ─preguntó Macao.

Miré a Kim, quien tenía el ceño fruncido mientras escribía en su teléfono móvil, pero aún así lo oyó.

─No, no irá.

─Vamos, kim, deja de tratarlo como si fueses su padre y déjalo vivir un poco.

─No lo trato como si fuese su padre, y te he dicho que Porchay no irá a esa fiesta.

Macao se volvió hacia mí, me encogí de hombros con impotencia. Miré a Kim.

─Eres un idiota ─soltó Macao.

Kim se encogió de hombros y se levantó. Empujó la bandeja de su comida hacia la de Macao.

─No empecemos. Me tengo que ir.

Se inclinó hacia mí y depositó un beso en mi mejilla, me estremecí cuando sus labios tocaron mi piel, me hacía sentir en las nubes. Jamás había estado tan enamorado de una persona. Kim me había enseñado qué era el amor, aunque claro, en la forma en la que él lo veía.

─Nos vemos más tarde, dulzura.

De repente se subió a la mesa. ''Oh no, otra vez no'' gemí internamente. Tiré de sus pantalones.

─¡Kim, no te atrevas! ─susurré.

Bajó la mirada y sonrió.

─Tengo que hacerlo.

Me guiñó un ojo y miró hacia los estudiantes reunidos en la sala. Una sonrisa se apoderó de su rostro e inmediatamente subió el tono de su voz.

─Escuchen chicos, lo de siempre. No miren a Porchay, no hablen con él, no coqueteen con él ni le hagan daño, ni lo inviten a fiestas ni nada inapropiado, saben que no me gustará, porque si lo hacen, personalmente, les daré una paliza y les romperé todos los huesos. Y con nadie quiero decir nadie. Ni hombres, ni mujeres, ni lesbianas, ni transexuales ─agregó lo último de forma jocosa, pero hablaba enserio─. ¿He sido claro? ─preguntó.

Todos asintieron y murmuraron un ''sí''. Me sonrojé al ver que todo el mundo se giró hacia mí, Kim sonrió y bajó de la mesa antes de irse con sus amigos. Hubo un momento de silencio en el que preferí mantener mi cabeza inclinada. Después de unos largos segundos todos volvieron a lo suyo.

─Es un maldito loco, me tiene harto ─despotricó Macao.

Por mucho que quisiera a Kim, tenía que admitir que tenía razón. Todo estaba fuera de control. P'Kim estaba completamente loco.

─Tenemos que hacer algo, hacerle comprender que no puede decirte lo que tienes que hacer, maldita sea, tiene que darse cuenta que necesitas divertirte, salir, disfrutar, estar con otros chicos.

─No estoy seguro de los chicos, pero en lo demás tienes razón.

─Quiero decir, como amigos ─corrigió Macao con diversión.

Asentí.

Sí, también quería tener a chicos como amigos. No todos eran animales enloquecidos por el sexo o gays, algunos eran dulces, amables y cariñosos, heteros... Me encogí de hombros.

─Pero, ¿qué podemos hacer? Siempre ha sido así.

Macao dejó de comer por un momento para pensar. De repente sus ojos brillaron; eso significaba que tenía un plan. No estaba seguro de qué, pero suponía que tenía que ser de locos.

─¿Qué? ─pregunté.

─Bueno, no estoy seguro de que vaya a gustarte, y a Kim seguramente no le gustará, pero... ─Se detuvo. 

Yo quería saber de lo que estaba hablando. ¿Qué podría ser tan malo para que no nos gustara a ninguno de los dos?

─Bueno...

─Dime.

─Tienes que terminarlo ─espetó.

Lo miré sorprendido.

─¿Cómo?

─Termina con él, dale una lección, muéstrale que no puede controlarte, de lo contrario podría ser demasiado tarde ─explicó.

Sentí una agitación desagradable en mi estómago.

─No quiero romper con él, lo quiero.

Macao suspiró.

─Por supuesto, solo un tiempo, luego, una vez que se dé cuenta de sus errores, pueden volver a estar juntos.

Pensé en ello durante un tiempo, en realidad parecía una buena idea. Cuando más pensaba en ello, más me atraía. Tal vez así P'Kim se daría cuenta de que no podía ser dominado continuamente.

─De acuerdo.

Macao pareció sorpendido.

─¿En serio? No pensé que fueras a estar de acuerdo.

Me reí, era una buena idea. ¿Qué podía salir mal?

─¿Cuándo tendría que hacerlo?

─Hoy.

─¿Hoy? ¿tan pronto?

─Sí, de lo contrario nunca podremos controlarlo ─dijo con firmeza.

─Está bien, hoy.

─Entonces vamos ─se levantó de la silla y me tomó de la muñeca levantándome─. Vamos a buscarlo.

─¿Qué? ¡No! ─me entró el pánico.

Macao me miró.

─Ahora.

─Pero... ─balbuceé.

''Puedes hacerlo''.

Dejé que Macao me arrastrara hasta sacarme de la cafetería en busca de Kim. Tragué saliva secándome las manos en los pantalones. No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar.

𝐌𝐢 𝐞𝐱-𝐧𝐨𝐯𝐢𝐨 𝐩𝐨𝐬𝐞𝐬𝐢𝐯𝐨 |𝐊𝐢𝐦𝐂𝐡𝐚𝐲|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora