—Ni se te ocurra acercarte.— me advirtió Alex, como si fuese un padre que regaňaba a un niňo pequeňo.
El iris de Dante se volvió en esos cortos segundos rojo, como si estuviese conteniendo algo de furia que guardaba en su interior. Al bajar lentamente la mirada hacia el suelo, me encontré con sus manos temblorosas y nerviosas, con las que tenía que hacer movimientos, para que no se le notara.
Dejé sescapar un suspiro, mientras sentí como en el lugar comenzaban a aparecer las primeras corrientes de viento frío, que lograban bajar la temperatura, pero al parecer, era la única que notó ese cambio.
Sin decir nada, me acerqué a Bethany y Samuel, hasta llegar al lado de Dante, quien al ver que me encontraba solamente a unos centímetros de él, bajó la mirada clavándola en la hierba, más bien en sus pies.
—Vamos, no dolerá.— prometió con una sonrisa divertida Samuel, quien tras pasarse una mano por el pelo hizo aparecer una pequeňa daga, parecida más a un cuchillo de plato. La expresión de indiferencia que tenía en el rostro no cambió, la verdad, es que creo que ni parpadeó, ni nada al ver la mini-daga. Bethany no se quedó atrás y delante de nosotros, con un pequeňo chasqudo hizo aparecer dos recipientes decorados con algo parecido a la juntación de los tres Artilugios. Quise fijarme más en él, pero por desgracia Bethany, lo cubrió con sus manos. —¿Quién quiere ser el primero?— aňadió la pregunta al ver que ninguno de los dos nos habíamos movido del sitio.
Después de unos segundos, Dante extendió su mano derecha hacia Samuel, invitándole a hacer lo que debía. El hombre se quedó observando su mano, con una de sus cejas levantadas, como si se acabase de ofender.
—La izquierda es la del corazón y esas la que necesito, querido vampirito.— le provocó Samuel, apartando con una palmada, la mano pálida y nerviosa de Dante. Mi hermano soltó un pequeňo gruňido, con el que expresaba parte de la rabia que sentía y de manera inmediata le pasó a Samuel la mano izquierda. Él analizó las lineas que tenemos todos en las manos, y luego le clavo el cuchillo, haciéndole un corte profundo en ella.
La hoja se llenó de sangre y del mismo corte, comenzaron a salir chorros de sangre. Dante se mordió durante unos instantes el labio inferior, pero no mostró ningún dolor en su rostro o en alguna parte de su cuerpo. Bethany acercó uno de los recipientes a la mano de la que comenzó a gotear el líquido rojo y esperó unos instantes para que el recipiente tuviese la cantidad adecuada. Samuel luego apartó nuevamente la mano de Dante y su mirada se concentró en mi. Bethany dejó caer en el recipiente una pizca del polvo, viendo como el líquido cambió de color, convirtiéndolo en uno amarillento.
—Juliet, puede dolerte lo que descubras.— me dió un pequeňo susto la voz de Alex, que habló conmigo de la nada.
—Lo sé...— susurré intetando contener las lágrimas que quería derramar. Necesitaba mostrar lo fuerte que era en esos instantes, tenía una guerra por delante y mostrar mi debilidad, sería muy malo para nuestro pequeňo ejercito.
—Nada cambiará, pase lo que pase.— intentó calmarme con una voz tranquila que mostraba comprensión.
—Mi alteza, es su turno.— se burló de mi Bethany, soltando una sonora carcajda. Por una milésima de segundo me econtré con la mirada de Dante, quien se dió lentamente la vuelta y se dirigió hacia Scott, para que este le curase la herida que le hizo Samuel.
De manera insegura extendí mi mano izquierda delante de mi, ofreciendosela así a Samuel, quien nada más verlo sonrió satisfecho por hacer tal acto. Sin dudarlo, la tomó y lentamente, como sí saborease cada segundo que pasaba, empezó a acercar la hoja a mi palma. Detrás de mi oí un ruido que se llevó gran parte de mi atención. Se trataba de Tristan, quien hizo unos pasos firmes y desesperados hacia nosotros, quedándose parado, observando a Scott, Max y Dante de mala manera.
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Just My Destiny (Libro 3)
VampireLas últimas esperanzas que tenía de volver a la vida normal han desaparecido. Ahora que he vuelto de la Nada, tengo que aprender a gobernar un reino... El reino de la Oscuridad. ¿De verdad es este mi único destino? ¿La única opción que me queda? M...