Capítulo 21

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~ Nova

- ¿Te vas mañana? -pregunté yo, con voz trémula.

- Así es -volvió a sonreír-. Pero ahora que te he encontrado, puedo atrasar el vuelo.

- No -me apresuré a responder-. Me fui porque no quería volver a verte, y no te dije nada porque fuiste tú quien sobrepasó los límites.

- ¿Qué limites? -frunció el ceño, recortando su distancia conmigo un paso.

- Lo que cuidas, te dura -expliqué, esforzándome lo indecible para no retroceder y yendo en contra de lo que requería mi instinto-. Lo que no cuidas, o se rompe, o se va para no romperse. Por suerte, yo me fui.

- ¿Buscas a alguien que te cuide? -preguntó, adoptando ese semblante psicópata que adoptaba cuando enfurecía.

- Me tengo a mí misma -respondí, apretando mis puños por la tensión.

- ¿A ti misma? -hizo un mohín-. No seas ridícula, sabes que sin mí no tienes a nadie. Estábamos bien en Barcelona, Nova. Volvamos.

- Eso ya no te va a funcionar -declaré yo-. Eres tú el interesado en hacerme sentir como si no fuera nadie, y te molesta que ya no me lo crea.

- Nova, hablemos mientras estoy calmado. No me hagas enfadar ¿quieres? -intentó aparentar calma, pero lo cierto era que estaba apretando su mandíbula-. Vas a venir conmigo quieras o no quieras, no te he dado permiso para terminar esta relación.

Leo no lo estaba viendo, pero a su espalda, un policía transitaba por la avenida cercana a la costa, observando la escena con parsimonia, como queriendo confirmar su teoría de que algo iba mal. Sabiendo que tenía ese apoyo, superé como pude la ansiedad que estaba sufriendo y miré a Leo a los ojos, negando con mi cabeza en respuesta a su orden.

La actitud de insurrección que había tardado meses en construir se manifestó pillando a Leo por sorpresa completamente. Eso era demasiado, algo con lo que él, acostumbrado a ganar siempre, no podía lidiar. A pesar de todo, su actitud repentina agarrando con fuerza mi brazo y atrayéndome a él logró sorprenderme, de forma que dejé escapar un tenue jadeo y lo miré a los ojos como una presa que miraba a su depredador segundos antes de ser devorada.

- Que sea la última vez... -amenazó Leo.

- ¿Cuál es el problema? -preguntó el policía en perfecto coreano, que acababa de aproximarse al presenciar la escena.

- ¿Qué dice? -me preguntó Leo, frunciendo el ceño.

- Suéltame -me atreví a ordenarle, consiguiendo que surtiera efecto.

- Dile que aquí no pasa nada -pidió él, alejándose levemente.

- Señorita, ¿este hombre la está molestando? -preguntó el policía, a lo que yo asentí por ver la oportunidad.

- Sí, agente -hice una pausa-. Lo cierto es que no lo conozco de nada.

- Ya veo. Tendrá que acompañarme, señor -anunció el policía, aunque Leo no lo entendía.

- ¿Qué coño le has dicho, Nova? -preguntó Leo cuando el agente lo asió del brazo-. Mañana me voy, pero volveré. ¡Sé dónde estudias!

Gritaba amenazante mientras el policía se lo llevaba agarrado del brazo, justo como él me llevaba a mí hacía unos instantes. Para cuando Leo y el agente eran simplemente unos puntos lejanos en el horizonte, todo el peso de lo que acababa de pasar cayó sobre mí, y sentí la necesidad de agacharme y abrazar mis rodillas para calmar un poco mi ansiedad mientras de mis ojos desbordaban las lágrimas, disimuladas por la caída de la lluvia.

[PJM] Si tú no fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora