~ Nova
- ¿Te vas mañana? -pregunté yo, con voz trémula.
- Así es -volvió a sonreír-. Pero ahora que te he encontrado, puedo atrasar el vuelo.
- No -me apresuré a responder-. Me fui porque no quería volver a verte, y no te dije nada porque fuiste tú quien sobrepasó los límites.
- ¿Qué limites? -frunció el ceño, recortando su distancia conmigo un paso.
- Lo que cuidas, te dura -expliqué, esforzándome lo indecible para no retroceder y yendo en contra de lo que requería mi instinto-. Lo que no cuidas, o se rompe, o se va para no romperse. Por suerte, yo me fui.
- ¿Buscas a alguien que te cuide? -preguntó, adoptando ese semblante psicópata que adoptaba cuando enfurecía.
- Me tengo a mí misma -respondí, apretando mis puños por la tensión.
- ¿A ti misma? -hizo un mohín-. No seas ridícula, sabes que sin mí no tienes a nadie. Estábamos bien en Barcelona, Nova. Volvamos.
- Eso ya no te va a funcionar -declaré yo-. Eres tú el interesado en hacerme sentir como si no fuera nadie, y te molesta que ya no me lo crea.
- Nova, hablemos mientras estoy calmado. No me hagas enfadar ¿quieres? -intentó aparentar calma, pero lo cierto era que estaba apretando su mandíbula-. Vas a venir conmigo quieras o no quieras, no te he dado permiso para terminar esta relación.
Leo no lo estaba viendo, pero a su espalda, un policía transitaba por la avenida cercana a la costa, observando la escena con parsimonia, como queriendo confirmar su teoría de que algo iba mal. Sabiendo que tenía ese apoyo, superé como pude la ansiedad que estaba sufriendo y miré a Leo a los ojos, negando con mi cabeza en respuesta a su orden.
La actitud de insurrección que había tardado meses en construir se manifestó pillando a Leo por sorpresa completamente. Eso era demasiado, algo con lo que él, acostumbrado a ganar siempre, no podía lidiar. A pesar de todo, su actitud repentina agarrando con fuerza mi brazo y atrayéndome a él logró sorprenderme, de forma que dejé escapar un tenue jadeo y lo miré a los ojos como una presa que miraba a su depredador segundos antes de ser devorada.
- Que sea la última vez... -amenazó Leo.
- ¿Cuál es el problema? -preguntó el policía en perfecto coreano, que acababa de aproximarse al presenciar la escena.
- ¿Qué dice? -me preguntó Leo, frunciendo el ceño.
- Suéltame -me atreví a ordenarle, consiguiendo que surtiera efecto.
- Dile que aquí no pasa nada -pidió él, alejándose levemente.
- Señorita, ¿este hombre la está molestando? -preguntó el policía, a lo que yo asentí por ver la oportunidad.
- Sí, agente -hice una pausa-. Lo cierto es que no lo conozco de nada.
- Ya veo. Tendrá que acompañarme, señor -anunció el policía, aunque Leo no lo entendía.
- ¿Qué coño le has dicho, Nova? -preguntó Leo cuando el agente lo asió del brazo-. Mañana me voy, pero volveré. ¡Sé dónde estudias!
Gritaba amenazante mientras el policía se lo llevaba agarrado del brazo, justo como él me llevaba a mí hacía unos instantes. Para cuando Leo y el agente eran simplemente unos puntos lejanos en el horizonte, todo el peso de lo que acababa de pasar cayó sobre mí, y sentí la necesidad de agacharme y abrazar mis rodillas para calmar un poco mi ansiedad mientras de mis ojos desbordaban las lágrimas, disimuladas por la caída de la lluvia.
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[PJM] Si tú no fueras tú
RomanceNova, si tú no hubieras sido tú, nunca habría sentido el dolor más profundo que uno puede sentir en sus entrañas. Si tú no hubieras sido tú, nada de esto habría pasado, y tal vez nuestros corazones -o al menos el tuyo- seguirían de una pieza, tenien...