Capítulo 14

18 1 4
                                    


~ Nova

Después de haber admirado todos y cada uno de sus rasgos mientras él no se daba cuenta, como la mejor acosadora de este mundo, cada uno se protegió el resto del cuerpo y emprendimos el camino hacia el mar, tabla bajo el brazo.

- No es tan sencillo como parece -advertí, tendiendo la tabla sobre el agua-. Te recomiendo que empieces sentándote en ella. Lo ideal sería que te acostaras, pero solo tengo una tabla y los dos no cabemos.

- No puede ser tan complicado -insistió él.

Jimin, en su ingenuidad, trató de mantenerse en pie sobre la tabla, pero el resultado fue nefasto. Su desequilibrio le provocó una caída directamente sobre la arena, y también una carcajada por mi parte, pero él no se quedaba atrás y acabó riéndose de sí mismo. Tomé la iniciativa y me senté sobre la tabla para después tenderle la mano a Jimin, que optó por hacerme caso y sentarse sobre la tabla como pudo. Esbocé una sonrisa de aprobación y cambié mi posición, dándole la espalda y comenzando a remar con las manos hacia el interior de un mar más bien calmado.

- Has tenido suerte -alenté-, el mar está en calma y puedes aprender a mantenerte en pie.

- O sea, que garantizas mi supervivencia -bromeó, o eso quería creer yo.

- Bueno, tanto como garantizarla... -me encogí de hombros, bromeando también.

- Tendría que haberme imaginado que eras un peligro -ironizó.

- Tranquilo, intentaré que la experiencia no sea demasiado traumática.

- No sabes cuánto me calma eso.

Entre risas, comprobé que ya estábamos a una distancia considerable de la costa. Apoyé mis manos en la tabla y comencé a ponerme de pie poco a poco, tanteando este mar que llevaba años sin surfear. Inhalé una amplia bocanada de aire, llenando mis pulmones con esa fragancia a familiaridad que me abordaba. Me giré hacia Jimin y le tendí una mano, a lo que él respondió frunciendo el ceño.

- Intenta ponerte en pie -alenté yo-. Me acabas de ver ¿no? Te toca.

- Los dos no cabemos en la tabla de pie -observó él, dubitativo.

- Claro que sí -insistí-. Venga, tú puedes.

Jimin acabó resignándose y agarró mi mano, comenzando a ponerse en pie con demasiada cautela. Esbocé una sonrisa traviesa y astuta y, para cuando se había dado cuenta, ya era demasiado tarde. Tiré de su mano hacia un lado consiguiendo que se cayera al agua y se empapara por completo, aunque casi pierdo el equilibrio llevando a cabo mi táctica macabra.

Jimin emergió del agua mirándome con cara de sorpresa e indignación fingida, y yo me crucé de brazos mirándolo desde encima de la tabla, negando con cierta decepción, también fingida.

- Menos mal que no sería una experiencia traumática -recordó él.

- Regla número uno, no te fíes de mí -bromeé, esbozando una suave sonrisa.

- Bueno, como me estás enseñando, no te guardaré rencor -prometió.

- ¿De verdad? -enarqué una ceja-. Me mantendré alerta para no romper mi propia regla.

- Cree el ladrón que todos son de su condición -se burló.

Jimin se aproximó nadando hacia la tabla y apoyó sus manos sobre ella. Enmudecí y decidí contemplar el espectáculo de sus músculos contrayéndose y marcándose al ejercer fuerza para subir a la tabla de nuevo. Para cuando lo había conseguido, su mirada se encontró con la mía y supe que me había pillado, así que carraspeé y miré abruptamente hacia otro lado, aunque era inútil.

[PJM] Si tú no fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora