Capítulo 54

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~ Jimin

Solo ella tenía esa capacidad de hacer que mi mente volara, de que escapara del plano terrenal y de que mi alma se abstrajera. Sus besos eran hipnóticos, y era imposible centrarse en otra cosa que no fueran sus labios cuando te atrapaban. De hecho, intentarlo era como luchar contra la corriente: no tenía sentido y se disfrutaba mucho más dejándose llevar, así que fue lo que hice.

Su aroma me tenía sumido en una especie de hipnosis de la que nunca era fácil salir, tenía la facultad de adormecer los sentidos. Por la dulzura de su rostro y su personalidad, nadie me creería si dijera cómo era en la cama, y yo me sentía un privilegiado al poder atesorar esa información.

Mis manos viajaron casi por inercia prácticamente a todas las zonas de su cuerpo. La deseaba en cada momento, incluso cuando parecía haber perdido las ganas de hacer absolutamente cualquier cosa. Incluso en esos instantes, ella estaba ahí para recordarme que las ganas de besarla las tendría siempre.

Las yemas de mis dedos quisieron colarse por debajo de su camiseta, pero todo quedó en un intento frustrado cuando Nova las apartó abruptamente. Fruncí el ceño por la confusión que me generó su gesto y separé nuestros labios para mirarla a los ojos en busca de una explicación lógica. Al percibir su sonrisa taimada supe que la respuesta a esa pregunta solamente la tenía ella y que, como tal, ni valía la pena preguntárselo demasiado ni sería fácil averiguarlo.

A pesar de que su astuta sonrisa no se desvanecía volví a probar suerte, como si tuviera que hacer lo mismo dos veces para confirmar al cien por cien lo que estaba pasando. Esta vez probé suerte deslizando mis manos por su piel en dirección a sus nalgas, pero sus manos fueron todavía más veloces y el desenlace fue el mismo. Por algún motivo, la misma Nova que había tomado la iniciativa estaba empezando a rechazarme, todavía con una sonrisa plasmada en el rostro.

- ¿Pasa algo? -pregunté frunciendo el ceño de nuevo.

- Claro que pasa -respondió sin pensarlo-. Habíamos hecho una apuesta ¿recuerdas? Y, además, la primera en cobrársela iba a ser yo.

- Pero Nova, ahora mismo... -intenté replicar.

- Vamos, Jimin -interrumpió ella mirándome con ojos de cordero degollado-. Prometo que voy a conseguir que solamente puedas pensar en mí -aseveró, volviendo a esbozar esa sonrisa que sumaba credibilidad a su promesa.

- Sigo pensando que no es una buena idea -opiné.

- Ya -hizo una pausa-. En ese caso, lamento informarte de que yo puedo empezar cuando quiera y el trato es la completa sumisión.

- En otras palabras, no me puedo quejar ¿verdad? -concluí, a lo que ella asintió-. Eres consciente de que después me tocará a mí, supongo.

- Y eso es lo que lo hace divertido -zanjó.

Tal vez Nova no lo sabía, tal vez por miedo no se lo había dicho nunca, pero no necesitaba recurrir a cosas como esa para conseguir que solamente pudiera pensar en ella. Sin embargo, debía reconocer que cuando se ponía en ese plan resultaba más irresistible todavía, suponiendo que eso fuera posible.

No le llevé la contraria y actué como seguramente ella esperaba que actuara en estas circunstancias: dejé caer mis manos y me mostré completamente inerme, le estaba dando a entender que era todo suyo a partir de ese momento.

Nova esbozó por enésima vez en aquella tarde esa sonrisa taimada que mostraba cuando sus planes iban a pedir de boca y comenzó a aproximarse a mí con parsimonia hasta pegar su cuerpo al mío. Sus labios se acercaron tanto a los míos que asumí que me besaría y, como tal, entreabrí mi boca. Justo antes de rozarla, Nova se apartó unos centímetros y posó la palma de sus manos en mi pecho, obligándome a retroceder hasta el sofá y dejándome, nunca mejor dicho, la miel en los labios. Mis piernas chocaron con el filo y quedé sentado.

[PJM] Si tú no fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora