[PJM] Si tú no fueras tú

Capítulo 61

~ Nova

Esperaba con impaciencia que Jungkook llegara a casa, sentada en el sofá sin poder dejar de mover mi pierna. Apretaba mis labios y miraba mi teléfono móvil, lo último que recibí fue un 'Lo sabe' por parte de Jimin.

Durante el tiempo que estuve en la casa me dediqué a ordenar los dibujos que había hecho y que Jungkook se había encargado de desperdigar por el suelo. No podía comprender en qué estado de enajenación podría haberse encontrado para que mi hermano, el ser más pacífico del mundo, pudiera hacer algo así.

Tras ordenar todo volví a sentarme en el sofá, mirando las manecillas del reloj y sintiendo que apenas se movían en comparación a otras tantísimas ocasiones. Sin embargo, habían pasado apenas dos minutos desde que volví a sentarme hasta que escuché la llave girando en el picaporte de la puerta principal. Me levanté como un resorte mirando hacia la puerta y tragué saliva con dificultad. Sabía que las cosas habían sucedido mucho peor de lo que yo pensaba cuando vi el estado en el que se encontraban el labio y la camiseta de mi hermano.

- Dios mío, Jungkook. Estás...

- Pensaba que no tendrías el valor de quedarte aquí para hablar conmigo después de saber lo que ha pasado con Jimin -interrumpió cerrando la puerta tras de sí, hablando con un tono tan sereno que atemorizaba-. Porque lo sabes, te lo ha dicho ¿no? Después de todo, ustedes se han vuelto tan cercanos...

- Déjame explicártelo y deja que te cure ese... -volví a intentarlo.

- Llévate el resto de las cosas que te quedan en esta casa y vete, Nova -indicó, haciendo que mi corazón diera un vuelco-. No pienso ser testigo de cómo ese imbécil te hace daño.

- Ese imbécil, como tú lo estás llamando, es tu mejor amigo y uno más de esta familia.

- ¡Por eso me duele! -gritó, consiguiendo que me sobresaltara-. Porque para mí, ya no es nada. Y tú eres también una gran responsable de todo esto, espero que estés satisfecha tras haber destrozado una amistad de siempre.

- Esa amistad solamente la estás destrozando tú, ¿no te das cuenta? -repliqué, indignada-. ¿Quién te crees que eres? Soy mayor y no tengo que decirte con quién estoy.

- Lo hubiera entendido si tanto tú como él hubieran ido de frente. Pero tienes razón, ¿quién soy yo, al fin y al cabo? -rio por lo bajo-. Pero sí soy alguien para decirte que te des prisa y te vayas.

Su firmeza y sus duras palabras eran nuevas para mí. Tanto, que lograron que se me formara un nudo en la garganta y que los ojos se me inundaran en lágrimas en cuestión de pocos segundos. Me resultó imposible responder, por lo que subí a la que fue mi habitación y cargué con la única caja que me quedaba por llevarme. Mordí mi labio con fuerza mientras bajaba las escaleras con ella en las manos y estuve a punto de salir por la puerta principal sin articular palabra, pero me detuve justo tras abrirla y me giré hacia Jungkook otra vez. Él permanecía sentado en el sofá mientras miraba hacia el frente con sus manos entrelazadas sobre sus rodillas, sabía muy bien que no se iba a dignar a mirarme.

- No me pienso ir sin que sepas que aquí el único que me está haciendo daño eres tú -recriminé antes de salir de la casa y cerrar la puerta tras de mí.

Y vaya si decía la verdad. No existía un dolor más inmenso, ni siquiera el que me pudieran haber hecho cientos de personas, que superaran al dolor de saber que había decepcionado a mi hermano, a mi propia familia, y de saber que todo lo que me decía lo estaba sintiendo de verdad.

Si hoy en día me lo llegaran a preguntar, no sabría explicar muy bien cómo conduje hasta mi casa sin incidentes en el trayecto. De hecho, al llegar sentía una serenidad un tanto extraña, como si todo lo que había ocurrido hubiera sido un sueño. Me bastó llegar y empezar a vaciar la caja en la que tenía el resto de mis cosas para encontrar unas cintas de vídeo sin titular. Fruncí el ceño por no saber qué era lo que estaba sosteniendo en mis manos, si bien sabía que era mío.