Capítulo 40

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~ Jimin

Nova era todo un alivio, pero también todo un peligro. Me hacía querer entregarme, querer ser transparente para ella, pero en el fondo temía que reparara en mis defectos y no quisiera saber más de mí. Sin embargo, incluso a pesar de eso, mis ganas de compartirlo todo con ella pesaban más, y por eso Nova era un peligro.

- Jimin -me llamó con voz somnolienta-, sabes que somos amigos ¿verdad?

Lo que acababa de decir me había sentado como una patada en la boca del estómago, inexplicablemente. Darme cuenta de ello también me hizo sentirme amenazado al recordar que estaba implicando emocionalmente con Nova mucho más de lo que debería.

- Claro -respondí tras una breve pausa-. Enamorarnos está prohibido.

- Enamorarnos es imposible -insistió ella-, al menos por mi parte.

- No debe ser de otra manera. ¿Por qué me lo preguntas?

- Porque si soy tu amiga, puedes hablar conmigo -ofreció-. No te obligo. Solamente te digo que, si tienes algún problema, puedes confiar en mí para contármelo -hizo una pausa-. Me suelen decir que doy buenos consejos, y no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que te pasa algo.

- Tal vez venga bien hablarlo con alguien -suspiré profundamente, armándome de valor-. Es solo que estas fechas me hacen un poco de daño, siempre suelo pasarlas solo porque no me llevo demasiado bien con mi familia -me encogí de hombros-. Realmente, no suelo relacionarme demasiado con ellos nunca, pero estas fechas parecen ser especialmente dolorosas.

- Supongo que por eso te marchaste de casa de Jungkook así -indagó ella.

- Exacto -asentí con resignación-. Porque por mucho que sienta que tu familia sea como si también fuera mía, otras veces no puedo evitar sentirme un impostor.

- Si mi hermano te escuchara hablar, probablemente acabaría con tu vida -comentó ella, arrancándome una sonrisa-. Todos te queremos porque eres uno más, Jimin. Incluso yo, que te he conocido hace poco.

- Porque la calidad de algunas relaciones vale más que la cantidad ¿no es así? -recité sus palabras, y ella asintió apoyando lo que acababa de decir.

- Todavía no hemos puesto el árbol de Navidad -señaló ella-. De hecho, en casa hemos comentado que nos gustaría ponerlo contigo -anunció, haciendo que mi corazón diera un vuelco-. Solo es una propuesta, pero todos estamos de acuerdo en que sería una buena idea. Prométeme que al menos lo pensarás -pidió ella en un hilo de voz, apoyando su cabeza sobre su brazo para usarlo a modo de almohada.

- Lo prometo -respondí yo, sin dejar de mirar su cuerpo tratando de averiguar qué clase de hipnosis ejercía sobre mí.

No sabría decir por cuánto espacio de tiempo me mantuve admirando el cielo y disfrutando de la respiración ahora acompasada y calmada de Nova, pero el suficiente como para observar su rostro adormecido cuando volví a mirarla. Esbocé una suave sonrisa y no pude evitar apartar un mechón de su pelo que caía por su mejilla. Nova volvió a abrir los ojos suavemente, esbozando una sonrisa cuando su mirada se encontró con la mía que podría haber derretido todo el hielo del Ártico.

- Es mejor que nos vayamos -sugerí-. Si no, terminarás durmiéndote aquí.

- No es tan mala idea -remoloneó.

- No, si quieres que tu hermano te asesine -advertí.

- Tienes razón, había olvidado ese pequeño detalle -reconoció ella, con voz queda.

[PJM] Si tú no fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora