Capítulo 25: Si lo tiene todo ¿por qué no es suficiente?

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Los días pasaron rápidamente para algunos, para otros tanto el tiempo fue más lento que el paso de una pequeña tortuga. Las cosas tomaron un rumbo distinto y la tormenta pareció desvanecerse; el sol brilló inexplicablemente a pesar de los nubarrones grises en el cielo.

Faber ya estaba recuperado, lo cual le había llevado más tiempo del que hubiera querido de no ser por todos sus familiares y amigos que no dejaban ni que moviera un pelo. Lina ya no estaba tan molesta con Tom e incluso se hablaban un poco, aunque en el fondo ella seguía culpándolo de todo junto con Jane. La vida en el pueblo parecía retomar sus mismos movimientos, todo marchaba como antes, las “cosas” ahora estaban en su lugar; pero, habia dos cosas que no habían vuelto a la “normalidad” a pesar de los días: Tom no dejaba de pensar en Jane y ella no dejaba de pensarle a él. No dejaban de extrañarse mutuamente.

-¿Van para el restaurant? —Preguntó Lina andando detrás de Tom y Faber. Era la hora de salida de clases.

-Si —Respondió Faber simplemente.

-¿Nos reunimos en la tarde o qué? —Dijo Lina muy insistente.

-No sé —Respondió Faber mirando a Tom, para que él decidiera.

-Yo no quiero—Dijo él. Lina rodó los ojos muy fastidiada ante la respuesta tan directa y cortante.

-Vale, como quieran… si hacen algo me llaman… —Dijo restándole importancia mientras daba la vuelta para irse por su lado.

-Mira —Dijo Faber moviendo la cabeza en dirección al frente. Un auto convertible color rojo chillante se aproximaba a toda velocidad por la calle de enfrente. —Es el de Jane —Agregó poco después. Tom alzó la mirada para comprobarlo él mismo. El auto pasó dejando una lista de humo proveniente de las llantas. Sólo pudo observar al chico de gafas caras que conducía con elegancia, hasta cierto punto arrogancia, o al menos así lo percibía a Kaulitz.

Después de verlo fijamente por unos instantes continuó caminando decidido a no pensar en el asunto.

-¡Ey no me dejes atrás! —Exclamó Faber cuando se dio cuenta que Tom iba unos pasos adelante. —¿No has vuelvo a hablar con ella? —Preguntó con sumo cuidado, sabía que cada vez que tocaba el tema él se molestaba y trataba de evitarlo.

-No, todo sigue igual… —Dijo sin agregar más.

-Jaime me contó que un chico de la ciudad la está protegiendo, tiene mucho dinero y está enamorado de ella —Tom volvió la mirada a su amigo.

-Ya sé quién es… —Dijo recordando cuando fue con Jane a la ciudad, ella le había contado de ese chico, por el que lo había dejado toda la noche solo. Suspiró abatido, a Jane le gustaba y eso lo hacía sentir demasiado ansioso.

….

Un suspiro fuerte resonó en la habitación, estaba muy fastidiada. El lápiz que tenía entre los dedos golpeaba contra el escritorio, no podía concentrarse.

-Hola —Escribió en la hoja blanca —Hola, Querido amigo… —Agregó al sonarle tan seco el saludo. Luego de observar la frase la leyó en voz alta para que su amiga la escuchara.

-¿Querido? —Cuestionó Elena entre carcajadas, a Jane no le dio ni una pisca de gracia. 

-Cállate idiota y déjame concentrarme —Tomó el borrador que tenía alado y se lo aventó. —Hola amigo… —Continuó eliminado el “querido”. —Ash ¡por una mierda! Porqué es tan difícil escribir una carta —Exclamó frustrada.

-¿Y por qué no le llamas? Es más fácil, directo y no tienes que escribir nada

-Elena —Murmuró —Es mejor así, las cosas se sienten menos trágicas de lo que son, no como si lo dijeras personalmente. No causan tanto dolor…

Mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora