Capítulo 6: Fiesta el sábado

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—¡Jane! Te buscan —gritó su madre exasperada de que su hija no le hiciera caso como siempre.

—¡Que ya voy! —gritó saliendo de su habitación.

Bajó corriendo las extensas escaleras que conducían a la sala de la lujosa residencia donde vivía con ella. Pasó por un lado de su madre, quien la miraba con un gesto de desaprobación. Jane iba vestida con una blusón traslucido y con unos shorts de mezclilla exageradamente cortos, con unas medias rostas por todos lados, acompañados por unas zapatillas de tacón bastante alto que la hacían lucir más delgaducha y alta de lo que ya era.

Jane salió finalmente de su casa sin prestarle atención a su madre y vio la camioneta de su novio estacionada en el patio de la casa, junto a su automóvil. Jane suspiró mirando hacia el lado del piloto donde estaba sentado su novio. Ya sabía de qué iba todo, no había parecido toda una noche y seguramente Shane estaba furioso con ella. Ya lo imaginaba buscándola por los tres bares del pueblo, golpeando a medio mundo para que le dijeran si la habían visto.

Descansó bien desde que había llegado de casa de Tom y deseaba que Shane no se apareciera en su casa, pero ahora ya estaba ahí y no había forma de evitar lo que estaba por venir.

Jane abrió la puerta para subirse y miró a Shane, quien no tenía una expresión clara en su rostro.

—Hola —dijo Jane con voz seca. Él no respondió nada mientras tanto Jane abordó el auto—. ¿Qué? —preguntó poco después.

Shane estaba reverseando para salir del estacionamiento. El portero les abrió el portón y finalmente la camioneta estuvo fuera.

—¿Dónde estuviste anoche? —preguntó sin rodeos.

Así era Shane, bastante directo. Jane rodó los ojos enojada, le cagaba dar explicaciones pero con él siempre era así.

—Con mis amigas —dijo con voz obvia.

Shane dejó de mirar el camino por donde conducía y fijó sus ojos un momento en los de su chica.

—¿Por qué no te creo?

—Porque eres muy desconfiado —ironizó.

—Si vas a mentir miente bien —dijo con voz que denotaba claro enojo.

—No estoy mintiendo.

—¿Segura que no lo haces?

Aparcó el auto ahí mismo cansado de no poder hablar con claridad por ir pendiente de conducir. Apagó el motor del auto y miró a Jane esperando una explicación.

—¿No me vas a decir nada? —cuestionó cada vez más furioso.

—Me puse de peda y no me acuerdo de lo demás. Me quedé a dormir con Kenya —escupió cada palabra como si fuera la verdad. Shane continuó mirandols con desconfianza—. ¿Qué quieres que te diga? ¿Que pasé la noche en casa de un desconocido? ¿Qué me levanté esta mañana y me vi a un lado de un tipo que he visto sólo una vez en mi vida? ¡Por favor Shane! —resopló indignada pero por dentro estaba sorprendía de lo sincera que se escuchaba.

—Más te vale que no sea así —dijo apretando los dientes con furia.

Jane dirigió su mirada hacia la ventanilla tratando mirar algo en el horizonte.

—No te preocupes, no sería tan estúpida para hacer algo así. En este pueblo parece que hasta las paredes escuchan…

Esa tarde solamente fueron a cenar al restaurante del abuelo de Shane y cuando terminaron Jane regresó a su casa. Ella estaba convencida de que su novio no le había creído y por eso se comportaba tan frio y distante, pero se convenció de que se le iba a pasar. A pesar de que estuvieron hablando de muchas cosas mientras cenaban, Jane fue incapaz de contarle al menos la parte de lo que había ocasionado en el negocio de los York’s. Él no se podía enterar, definitivamente no.

Mientras tanto Tom no podía dejar de pensar en ella, en Jane. No paraba de recordar aquel beso. Estaba consciente de que había sido un gran error puesto que ese hecho le podía traer grandes problemas a ambos, pero en el fondo no se arrepentía de nada. En el fondo se sentía muy bien al recordar ese momento aunque ella no lo recordara.

.   .   .

Los días pasaron rápidos para Tom, sin encontrarse con Jane en ninguna parte ni siquiera en la escuela y eso de alguna manera era bueno para él, si no la veía no pensaba en ella y así todo era más sencillo. Se la pasaba con sus amigos Faber y Lina, y una vez en esos días solamente fue intersecado por Shane y su pandilla aunque esa vez solamente era sus amigos. Tom logró escapar de ellos y los siguientes días trato de ser más cuidadoso.

—Sí, casi me atrapan —dijo dando por terminado el relato de lo que había vivido la noche anterior.

—¿Qué hubiera pasado si te hubieras unido a ellos Tom? —preguntó Lina con un gesto pensativo en el rostro como si nunca se le hubiera ocurrido aquella sencilla pregunta en el tiempo que conocía a Tom.

—Nunca lo hubiera hecho, esos le hicieron mucho daño a mi hermano y la verdad nunca me ha gustado la gente como ellos… —respondió con voz apagada.

Esa era otra de las grandes razones por las que Tom jamás deseó estar con ellos, esa pandilla había obligado a Bill a irse del pueblo, él se había tenido que mudar con su padre y ahora Tom era la victima de todos ellos.

Se quedaron callados por largos minutos hasta que Lina se levantó de un brinco asustando a Faber y a Tom quienes se habían transportado a sus profundos pensamientos.

—Tenemos fiesta ese sábado —dijo con mucho entusiasmo. Tom miró a Faber y este le devolvió la mirada.

—¿Es una buena idea? —preguntó Faber refiriéndose a Tom.

—Si, por supuesto mi hermano es el que organiza —dijo Lina sonriendo para tranquilizarlos—. No habrá problemas, se los aseguro.

Tom asintió no muy convencido, en cambio Faber se entusiasmó pues vería a una chica que le gustaba.

—¿Verdad que si irás? —preguntó Lina poniendo ojitos de ternura para convencerlo—. Tienes que ir, serás mi pareja —dijo sonriendo.

Estaba sin escapatoria ante los encantos de Lina, era su amiga y no podía decepcionarla. Tom movió la cabeza lentamente aceptado ir a la dichosa fiesta, pero lo cierto era que no tenía ganas de fiestas, siempre tenía problemas en ellas.

Mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora