Capítulo 41: Declaración

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Nota: Favor de escuchar "Forgive me" de Evanescence para el inicio del capítulo..


El rostro de Tom perdió color e incluso el poco brillo que quedaba en sus ojos cafés desapareció como por arte de magia.

Jane cerró los ojos con fuerza, se había pasado de la raya.

-Tom... yo... —Intentó decir mientras alargaba el brazo hasta que su mano llegó a tocar la de él, Tom inmediatamente se apartó como si su contacto quemara como un fierro enrojecido por las llamas.

-Era todo lo que necesitaba —Dijo con la voz llena de dolor.

-Perdóname —Susurró, pero la palabra quedó flotando en el aire hasta que se desvaneció.

-A puesto que ni siquiera sabes por qué estuve en la cárcel... —Jane mantuvo la mirada en sus zapatos.

-Porque entraste a robar con Sam y sus amigos —Respondió a duras penas.

-Con que sepas eso, es suficiente.

-¿Lo hiciste para ayudar a mi padre? —Cuestionó, había pensado en esa posibilidad pero no estaba segura.

-Sí, aunque Bill nunca te entregó el dinero... —Jane levantó el rostro para verlo a la cara. Su rostro estaba increíblemente pálido y sin vida, tanto que quiso acariciarlo una y otra vez hasta que entrara en calor —Igual, después me enteré que aunque Bill te lo hubiese dado, no lo hubieras necesitado... tu padre ya estaba en libertad para ese momento.

-Yo tenía que hacer las cosas a mi manera...

-¿Y tu manera es aceptar la ayuda de Shane y no la mía?

-No quería que te metieras en problemas por mí. Nunca he querido eso para ti.

-¿Por qué nunca has podido entender mis razones? Yo tampoco quiero que estés en problemas, que sufras, que tengas esa coraza llena de hostilidad, que seas tan infeliz.

Jane no quiso responder nada a ello, a cambio de eso dijo:

-He regresado con Shane.

-Eso ya lo sé... ¿Cuánto se supone que debo esperar?

-Nada, no lo hagas, no creo que pueda volver a ti —Musitó con voz débil.

-Tienes razón, justo en este momento no creo poder esperarte.

...

-¿Algo más que desee señor? —Cuestionó mirando un hombre de mediana edad, con piel blanca como la leche y ojos cafés, casi negros, que había permanecido delante de ella mirándola fijamente.

-No, rubia, muchas gracias —Le dijo y le giñó un ojo.

Jane sonrió al ver al hombre marcharse con la botella de vino que acababa de comprar pegada a su regazo. Luego volvió la vista a la pantalla plana colocada en lo alto de la pared, frente a ella, donde estaban pasando un especial de Nirvana.

-¡Jane! ¡Jane! —Una voz se alzó al tiempo que la puerta de cristal se abría. Era Elena.

-¿¡Qué sucede!?

-He comenzado a salir con... —Hizo una pausa dejando intrigada a  la rubia quien rodó los ojos exasperada.

-¿Lamb? — Elena Resopló haciendo una mueca.

-No, he aceptado salir con Miguel, tu primo. —Jane abrió los ojos mientras sonreía.

-¡Eso es estupendo! —Exclamó lo más sincera que pudo. En realidad le molestaba un poco saber de parejitas y todo que tuviera que ver con eso.

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