Capítulo 9: Otra más.

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El fin de semana llegó a su fin sin ningún contratiempo. Era lunes y las clases en la escuela del pueblo ya habían comenzado.

A pesar de los intentos de Tom por mirar la pared donde estaba siendo proyectada la presentación de la maestra, le era casi imposible mantener la atención ahí, sus ojos no dejaban de desviarse de vez en cuando hacia el lado izquierdo. Jane estaba sentada en aquella dirección, pegada a la pared mirando por las rendijas de las persianas cerradas; había decidido finalmente asistir a esa aburrida clase después de una larga discusión con su madre.

 Al llegar al salón Tom se encontró de frente con ella y solamente pudo balbucear un torpe “hola”, para luego pasar de largo e ir con sus amigos. Le resultaba extraño entablar una conversación con una chica que nunca se había dado cuenta que existía y que él por supuesto siempre la había visto; aunque ahora tenía un concepto totalmente distinto de ella del que tenía antes.

-¿Te encuentras bien? —Le preguntó Lina y entonces se dio cuenta que su amiga lo psicoanalizaba con la mirada.

-Muy bien —Respondió a la fuerza.

-Oye… —Volvió hablar Lina. Tom frunció el ceño, le molestaba cuando le interrumpía los pensamientos. — ¿No te has topado con Shane y sus amigos? —Susurró. Tom se encogió de hombros y negó lentamente.

-Creo ha sido la mejor semana de mi vida ¿Será porque terminaron? —Se preguntó a sí mismo. Ahora que lo pensaba eso era cierto Shane milagrosamente había dejado de molestarlo. Era increíble, no recordaba una semana entera sin encontrarse con él o con uno de sus amigos. Pero ahora estaba sucediendo y no se permitiría estar asustado o esperando encéntraselo porque entonces no iba a disfrutar nada.

Las clases terminaron, un día menos pensó Tom. Un día menos para que terminara la escuela y así poder irse a vivir a la cuidad con Bill y su padre y así estudiar la universidad. Solo faltaban algunos meses y deseaba que fueran los mejores y últimos meses de su vida en aquel pequeño pueblo.

-¿Entonces iras a estudiar a casa? —Le preguntó Lina a Tom mientras cruzaban el portón.

-Si —Respondió sin mucho interés, a veces Lina podía ser bastante repetitiva hasta llegar a ser un poco molesta —Bueno entonces nos vemos más tarde —Le dijo dándole un beso en la mejilla, gesto que Tom apenas pudo responder pues había sido muy rápido —¡Faber vamos! —Gritó, Faber se había quedado atrás conversando con una chica.

Cuando sus amigos desaparecieron entre la calle de enfrente comenzó a caminar hacia donde había dejado estacionado su auto, bueno el que su madre le había prestado y cual tenía que devolver en menos de veinte minutos. Era un Scort del año 1999, no era nuevo ni bonito pero su madre realmente lo apreciaba y cuidaba por eso raras veces accedía a presárselo a su hijo.

Caminó unos cuantos metros pues el auto lo había dejado un poco alejado de la entrada a la escuela. Entrecerró los ojos cuando apreció algo extraño en el auto de su madre. Apresuró su paso hasta que llegó  donde se encontraba el auto. Comenzó a sentir como respirar se volvía algo cada vez más complicado y como la sangre fluía desesperadamente por sus venas. Abrió los ojos atónito sin creerse lo que sus ojos estaban siendo testigos.

-No, no, no —Suplicó—Por favor no… —siguió susurrando. El amado y único auto de su madre estaba hecho mierda. Los vidrios de las ventanas, incluyendo el delantero y el trasero, estaban estrellados y no solo eso, las llantas se ese lado estaban sin aire. Tom revisó deseando que solamente le hubiesen sacado el aire pero no, ambas tenían un enorme clavo incrustado. Le dio la vuelta al auto para comprobar si del otro lado las llantas estaban igual, efectivamente así era.

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