Capítulo 30: Las cosas ya no son las mismas.

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Cuando llegó a la ciudad lo primero que hizo fue visitar a Jaime, había quedado con él y hasta ahora tenía oportunidad de ir a verlo. Estacionó el auto fuera de su casa y bajó, divisó a Jaime debajo de una camioneta roja, estaba trabajando.

-Hola Jaime —Saludó. Este asomó la cabeza.

-Ey Tom, creí no vendrías jamás —Dijo sonriendo mientras se deslizaba en el suelo para salir. Se levantó sacudiéndose los pantalones.

-¿De quién es la camioneta? — Preguntó mientras estrechaba las manos.

-Es de Felipe, uno de los amigos de Shane… —Respondió Jaime —Me pidió que lo revisara, al parecer es algo sencillo…

-Oye… y qué ha sido de Shane, últimamente he sabido muy poco de él… —Aprovechó el momento para preguntar.

-Pues según sé está la ciudad pero viene de vez en cuando, creo que le pegó mucho que Jane lo dejara, pero ya sabes, ese tipo sigue trabajando en lo mismo —Tom se encogió de hombros —La verdad es que no sé demasiado, yo he estado con ellos pero no me tienen mucha confianza —Relató —Todos ellos me hablan porque soy el único en todo pueblo que repara autos. —Dijo sin darle mucha importancia — Oye por cierto qué fue lo qué pasó ¿Por qué no viniste? —Tom suspiró antes de responder.

-Ya iba saliendo de mi casa cuando me encontré con Jane, estaba tomada y demás. No quise dejarla sola en ese estado —Jaime sonrió.

-Ojalá algún día me hagas caso, esa chica sólo trae problemas...

-Sí, ya no importa —Dijo él bajando la mirada.

-En fin, tengo algo para ti, ven acompáñame —Dijo guiándolo hacia el patio trasero.

Tom siguió de cerca los pasos de Jaime, llegaron al patio de atrás donde había dos cachorros de color negros con manchas blancas. Tom inmediatamente acercó a uno de ellos y lo tomó en brazos. Con el cachorro en brazos echó un vistazo a su alrededor, había piezas viejas de carros, llantas, rines, escombros y dos motos negras.


-Mira Tom —Dijo Jaime acercándose a la moto, la que estaba en mejor estado —Es para ti —Le dijo. Tom volteó a verlo un tanto impresionado.

-¿Es en serio?

-Claro, la compré hace mucho, era para mi hermano pero ya sabes como es Faber, nunca se interesa demasiado por algo y dijo que no le gustaba. Lleva años aquí así que pensé que tú le podrías dar un mejor uso

-¿Es en serio? —Jaime asintió —Gracias, gracias, me servirá demasiado —Dijo sonriendo.


Kaulitz pasó el resto de la tarde ayudando a Jaime con su trabajo, cuando terminó se regresó a casa en el auto de su madre con el cachorro de compañero, le había robado el corazón al instante y  Jaime no dudó en regalárselo. Le había dicho que al siguiente día iria a recoger la moto, pues dadas las condiciones no había forma de llevarsela en ese momento.


-¡Tom! —Exclamó Simone en cuando entró a casa. Kaulitz pegó un brinco sobresaltado — ¡Bill viene este fin de semana!

-¿Que? ¡No puede ser! —Exclamó emocionado. Colgó las llaves y dejó al cachorrito en el suelo e inmediatamente tomó el teléfono que estaba sobre una mesita junto al sillón.

-¿Bueno? —Contestó Bill del otro lado de la línea.

-¡Que vienes el fin de semana!

-¡Aush! ¡No grites que me reventaras los tímpanos¡

Mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora