—¡Ya me voy mamá! —gritó Tom antes de salir de casa.
—¡Ten cuidado Thomas, y no andes solo por la calles que te pueden volver a asaltar! —gritó su madre con mucha preocupación por su hijo.
Tom no le había podido decir la verdad, sabía que su madre no lo comprendería y meterla a ella en ese problema sólo empeoraría las cosas. A cambio, Kaulitz le mintió diciendo que lo habían asaltado y que lo habían golpeado porque no había querido dar su cartera. Su madre le creyó porque Tom, a pesar de tantas golpizas, jamás había llegado en ese estado, sólo ahora que su amigo Faber no había estado para ayudarlo.
Se fue caminando hacia la preparatoria, la cual no quedaba a más de siete cuadras. Pasó el portón de entrada deseando no encontrarse con ninguno de sus más queridos compañeros, los que no lo dejaban en paz. Su escuela no era demasiado grande. Al entrar, a la izquierda, estaba la dirección y las oficinas, al fondo dos edificios de dos pisos que eran los salones para no más de doscientos alumnos. Pasando esos salones, más al fondo estaba las canchas de deportes y un poco más allá, una zona verde llena de pinos y arbustos donde algunos alumnos se divertían en los descansos.
—¡Ey Tom! ¡Es aquí!—exclamó Faber desde la ventana de un salón del segundo piso donde les tocaba clase.
Kaulitz movió la cabeza saludándolo y caminó más deprisa para llegar allá. Faber le había evitado la pena preguntar dónde le tocaba clase, no tenía idea donde era puesto que era el primer día de clases después de las vacaciones.
Subió las escaleras corriendo y entró al salón donde estaba Faber.
—Hola Faber —sonrió al verlo.
—¡Ey amigo! —exclamó emocionado—. No te he visto los últimos días —Dijo estrechando su mano con la de él.
—Estuve un poco enfermo —trató de sonar convincente pero para su mala fortuna Faber era su mejor, y único, amigo y lo conocía de toda la vida. Conocía cada uno de sus problemas.
—Joder, Tom ¿qué te hicieron ahora? —exclamó indignado. Tom no supo que responder pero su amigo rápidamente comprendió. El silencio se alargó unos cuantos minutos, Faber sabía que a él no le gustaba hablar del tema.
—Oye, ¿sabes si es cierto que se mesclaran los alumnos? —dijo Kaulitz aclarándose la garganta y tratando de cambiar de tema.
—Sí, eso escuché. Pero ya vi la lista de la puerta —la señaló Faber—, nos tocó juntos.
—¿En serio? ¡Qué genial! —sonrió complacido, no estaría solo—. ¿Y Lina?
Lina era de las pocas chicas que conversaban con él y digamos que la podía llamar amiga. Era de las pocas que no le temía a la pandilla de Shane y que no se dejaba atemorizar por ellos a pesar de las cosas que pudieran hacerle.
—Está en la lista —dijo Faber caminado hacia la puerta para leer de nuevo la lista—. También esta… —No terminó de hablar cuando golpearon la puerta con un puño haciendo que Faber pegara un brinco.
—Aléjate de mi camino, niño estúpido —dijo con furia una chica de melena rubia.
Faber se apartó de un movimiento rápido con los ojos abiertos de la impresión. Ambos la conocían, de hecho todos en la escuela y en el pueblo la conocían. Ella era Jane, una chica como pocas. Tom la miró con un gesto de espanto por un segundo y luego se relajó al ver ese rostro casi perfecto semicubierto por largos mechones de cabello lacio y rubio. Jane entró al salón sin siquiera mirar a su alrededor y se sentó hasta el fondo como en todas las clases, expresando corporalmente su claro fastidio.
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Mi Mejor Amigo
RomanceJane es una joven que siempre está metida en problemas. No le gusta seguir el orden, es rebelde, alocada, sensual. Tiene un novio mafioso que es agresivo y controla al mayoría de los jóvenes del pueblo donde viven. Van a fiestas muy seguido y conviv...