Capítulo 28: Quería olvidarte

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Cualquiera se puede equivocar

Cualquiera puede volver a empezar

Pero si decides intentarlo debes saber cómo y cuándo hacerlo.

Si no lo sabes, puedes repetir el error una y otra vez.

 

 

-Jane, toma, ponte esto  —Dijo quitándose la chaqueta. Jane, al escuchar su voz de vuelta, alzó la mirada y su rostro se iluminó entre tanto llanto al verlo inclinado justo enfrente a ella ofreciéndole tiernamente su abrigo.

-Tom… —Susurró y se tiró sobre él para abrazarlo fuertemente.

Se estremeció y sintió el calor de su cuerpo, se dio el lujo de respirar el aroma que emanaba de su cabello, era delicioso.

-Ven, vamos a adentro —Le dijo cuándo pudo volver a la realidad, Jane asintió separándose de él.

Tom pasó su brazo alrededor de su cintura y la sujetó para que no se cayera. En el estado que estaba y después de haberse sentado ya no podía permanecer ni un segundo en pie.

-Me da vueltas todo —Decía mientras entraban a la casa.

Caminaron hasta llegar a la habitación de Kaulitz, ella estaba a punto de desplomarse pero no paraba de murmurar lo mucho que sentía todo lo que había pasado.

-Venga, recuéstate —Le dijo una vez que estuvieron al pie de la cama.

-No, no quiero dormir —Dijo volviéndose hacia Tom. Se sujetó un mechón rubio y comenzó a jugar con él, en un intento de seducirlo.

-Ey, recuéstate —La tomó de los hombros y la empujó un poco hacia la cama.

-Vale vale, me acuesto pero sólo si tú te pones a mi lado —Se subió finalmente a la cama y gateó sobre el colchón hasta llegar a la cabecera, pegó la cabeza en almohada y la rodeó con sus brazos. — Me gusta, huele a ti… —Susurró aspirando el aroma que desprendía de ella y cerrando los ojos atrapada en aquel momento. Tom la contemplaba fijamente desde el pie de la cama, deseando olvidar todo lo que había pasado para dormir junto a ella robándole besos.

-Duérmete, por favor.

-¿Sigues enojado conmigo?  —Separó la cabeza de la almohada para mirarlo directamente a los ojos. Tom negó lentamente respondiendo su pregunta. —No mientas, lo veo en tus ojos —Dijo triste.

Luego de algunos minutos de silencio sacó una cajetilla de cigarros que llevaba en la bolsa y se llevó un cigarrillo a la boca.

-No me gusta que fumen en mi habitación…

-Me vale… —Tardó más en responder que en encender el cigarro.

-Duérmete, yo estaré en la sala

-¡No! No te vallas, si quieres tiro esto —Tomó el cigarro y lo tiró en el piso. Como pudo se levantó y lo pisó para asegurarse de que se apagara, luego volvió a la cama. — Ven recuéstate aquí —Golpeó a un lado de ella.

Tom suspiró profundamente antes de comenzar a andar hacia ella, su corazón latía acelerado y sentía como todo su cuerpo se estremecía, de sólo imaginarse estar junto a ella de esa manera. Jane tenía un poder sobre él, alborotaba sus emociones de una manera alucinante. La observó mientras se acercaba, seguía aprensando su almohada mirándolo tan fijamente como él la miraba a ella. Se veía increíblemente hermosa y sensual a pesar de tener los ojos rojos por las lágrimas y el maquillaje un poco corrido, se veía igual que simpre. Tan glamurosa, con esa sensualidad con sólo un ángel podía tener. La posición en que se encontraba no ayudaba demasiado al autocontrol de Tom y mucho menos su diminuto vestido que se subía dejando ver con detalle sus largas y pálidas piernas cubriendo sólo lo necesario.

Mi Mejor AmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora