Capítulo 32: Estefan

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-¿Vamos a clases? —Cuestionó Jane. Estaba recostada sobre las piernas de él, mientras esté recorría su rostro con las yemas de sus dedos queriendo memorizarse cada detalle de su cara.

-Quiero quedarme aquí —Murmuró Tom mirándola fijamente. Le encantaba el color de sus ojos y como estos brillaban al encontrarse con los rayos de sol, y como el cielo azul se fusionaba con el azul de sus pupilas.

-¡Ya han tocado el timbre! —Exclamó una voz femenina cerca de ellos. El cuerpo de Jane se tensó al instante y seguidamente comenzó a hiperventilar. Quería separarse de Tom al instante pero sabía que si lo hacía llamaría más la atención.

-¡No, hay que llegar tarde! —Gritó alguien más seguido de un montón de palabras incomprensibles. Un grupo de chicos pasaron frente a ellos riendo y tonteando, Jane comenzó a respirar cuando se perdieron en los salones del fondo.

-Venga, será mejor que nos vallamos —Dijo Jane. Se levantó y expulsó el aire de sus pulmones tratando de tranquilizarse — Muévete —Le dijo seriamente al ver que Kaulitz permanecía inmóvil.

-No te voy a ocasionar problemas, y voy a tratar de evitarlos —Le dijo él al ver su rostro consumido por la angustia. En sus labios rojos se formó una sonrisa y su expresión se relajó al escuchar aquellas dulces palabras.

-Debes jurarlo         

-Lo juro —Dijo Tom firmemente. Se levantó y se acercó a Jane.

Huir, permanecer, arriesgarse, evitarlo, enfrentarlo; cualquier opción era complicada para Jane. Su corazón latía cada vez que sus ojos se fundían en una mirada y no quería alejarse pero no sabía cómo hacerlo, cómo amar, cómo ser constante en algo. Jamás lo había sido, no de esa manera. Sus padres jamás se trataban con amor, nunca los vio dedicarse una caricia de amor o palabras cursis de enamorados. ¿Cómo afrontar esto? ¿Cómo no salir huyendo sino tenía idea de lo que debía hacer?

¿Cómo no tener miedo si ella conocía los alcances de la maldad?

Un roce de labios le hizo volver a la realidad y se encontró con Tom dedicándole esa mirada arrebatadora que la dejaba sin aliento.

-Perdona todas mis estupideces —Susurró Jane con voz débil e inició una lucha contra su garganta, la cual quería cerrarse en un nudo.

Él sonrió antes de responder a aquella petición y cuando lo hizo le plantó un beso apasionado en los labios.

Sus miradas se encontraban a lo lejos de vez en cuando. Él estaba conversando con sus amigos en el estacionamiento de la escuela mientras veía disimuladamente a Jane esperando a su padre al otro lado del portón.

A pesar de que se moría por estar con ella sabía que debía ser prudente, cualquier falso movimiento los iba a separar de nuevo y eso era lo que menos quería.

-¿Oye Tom, que no piensa llegar tu hermano? —Cuestionó Lina mirando la hora en su celular.

-No sé, no debe tardar... —Se excusó. —Le voy a marcar a ver por qué no llega —Dijo mientras se alejaba de ellos. Sacó el móvil de la bolsa de su pantalón y marcó el número uno, que le vinculaba directamente con la persona que quería hablar.

-¿Por qué no te has ido? —Cuestionó ella con voz áspera. Tom hubiese deseado otro tipo de contestación, pero era Jane y no podía esperar menos.

-Sabes que no me iré —Respondió él con voz sonriente.

-Lo sé.

-Lina y Faber creen que va venir Bill y se supone que estoy hablando con él.

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