Capítulo 23: Corazón enamorado.

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Mis sonrisas, mis recuerdos, mis sentidos, Mi corazón…Cualquier cosa incluso mi vida la daría por ti ¿Qué no lo ves?



Sin aliento. Así habían llegado hasta un callejón obscuro que estaba muy cerca de la casa de Kaulitz.

Respiraban agitados y sus corazones latían acelerados y al mismo tiempo. Jane estaba inclinada hacia delante con las manos reposando sobre sus rodillas. Intentaba recuperar el aliento.

Luego de varios minutos, cuando estuvo más tranquila, se reincorporó bruscamente y miró a Tom.

-¿¡Estás loco o qué!? —Cuestionó con furia y frustración.

Volvió el cuerpo hacia él y le estampó una fuerte bofetada en la mejilla; un segundo después se sintió muy culpable de su acción.  Tom se acarició  la zona enrojecida mirando hacia el final del callejón. —Fue estúpido… —Murmuró ella arrepentida y aún enojada — Un acto demasiado estúpido. ¡Pudieron matarte y lo sabes! —Unas cuantas lágrimas traicioneras brotaron de sus ojos pero las apartó enseguida. — ¿Qué haría yo sin ti? —Cuestionó en un susurro reprimiendo las ganas de llorar. Tom volteó a verla por primera vez.

-Yo tampoco sabría qué hacer sin ti… —El corazón de Jane dio un vuelco acelerado.

Ella bajó la mirada preguntándose por qué su corazón latía tan rápido y con tanta intensidad. Sintió una suave caricia en su rostro; sintió como era sujetada con aquella delicadeza como si se fuera a romper, como si realmente fuera una muñequita de porcelana.

Vacilante y temerosa, como jamás lo había estado, alzó la mirada. Hubo una chispa que rompió la soledad y el dolor de sus corazones cuando sus ojos se conectaron; una oleada violenta y estremecedora de emociones azotó a ambos.  Sus miradas se volvieron profundas e inexplicable era el sentimiento que estaba brotando desde lo más profundo de sus corazones.

Indeciso se acercó un poco más a ella, hasta que sus alientos se entremezclaron. Estaba hipnotizado por el brillo que había en sus ojos, esos que siempre lo atrapaban y lo dejaban con un verdadero idiota.

Sus labios se encontraron en medio de la obscuridad iniciando una danza cadenciosa e intensa, llena de algo más que deseo. Había pasión, sí, pero también un montón de sentimientos inexplicables. Era un beso poco planeado, nacido de lo más profundo de un corazón enamorado.

Sus manos se encontraron también y sus dedos se entrelazaron con fuerza, e incluso se acercaron un poco más uno al otro.

El mundo a su alrededor desapareció, al menos por un instante.

Jane dio un paso hacia atrás debido a la presión e intensidad que hacia Tom en ella al besarla. Sus labios se separaron y sus ojos se encontraron con dificultad entre la escasa luz.

-Vámonos a casa —Le dijo él con voz entrecortada. Jane asintió muy lentamente, ya que cada una de sus neuronas estaba descolocada.

Comenzaron a caminar, Tom pasó su brazo por encima del hombro de Jane y ésta rodeó su cintura.

-Eres realmente incorregible… —Musitó Jane con voz sonriente luego de varios minutos. Estaban a poca distancia para salir del callejón.

-De nada —Murmuró Tom atrayéndola a su cuerpo. Ella se aferró un poco más a su cintura dejándose envolver por el delicioso aroma que desprendía de Kaulitz, dejándose proteger por él.

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