Capítulo 45: Fue siempre un rayito de luz [Final]

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La clínica no se vació hasta que dieron las diez de la noche. Jaime se llevó a su hermano a casa cuando la enfermera le dio la oportunidad para que se marchara.

Jane volvió la mirada hacia Tom y Any. Estaban fuera de la clínica sintiéndose en un sueño del cual no iban a tardar en despertar. Pero todo indicaba que no era un sueño, que finalmente se habían librado de Shane. Aunque hacerse a la idea era algo que no iba a suceder demasiado rápido.

-Bueno chicos, nos vemos después… —Dijo con tono cansado. Y así era cómo se sentía en esos momentos, estaba cansada y sin fuerzas. El haberse enfrentado a Shane de esa manera había requerido de mucha energía, y ahora finalmente el subidón de adrenalina había disminuido por completo.

-Vale, nos vemos pronto —Le dijo Any con voz sonriente, se acercó a ella y la estrechó entre sus brazos.

-Sí, iré a visitarte en estos días —Le respondió la rubia. Any asintió repetidas veces y se separó.

-Visítame, también —Le dijo Tom. Jane apenas sonrió.

-Vale, lo haré. Pero tú tampoco me abandones —Le dijo. Se acercaron el uno al otro y se dieron un abrazo que duró apenas unos segundos. — Se cuidan, eh.

-¿No quieres que te acompañemos a tu casa? —Cuestionó Kaulitz.

Jane lo miró por un momento y luego dirigió su mirada en la calle. A unos metros distinguió una figura que se acercaba en la obscuridad. Jane entornó los ojos sintiendo su corazón elevar de ritmo pero en cuanto el individuo logró estar más cerca, lo identificó y sus latidos se normalizaron.

-Creí que ya se habían marchado todos —Dijo Edgar mientras se acercaba.

-Ya nos vamos —Respondió Tom un tanto tajante.

-Sí, yo también me voy —Agregó Jane. Edgar se acercó un poco más y se colocó a su lado, le dedicó una mirada fija y profunda que ella no fue capaz de advertir pues en esos momentos miraba a la parejita que tenía delante de ella. Pero Tom si lo notó, pudo ver en aquellos ojos, similares a los de Lina, el sentimiento que llevaba dentro de sí, derramándose a litros y esparciéndose por todos lados. No eran deseo lo que había en ellos, como antes, ahora había amor.

-Voy para aquellos rumbos —Mintió deliberadamente Ed. —Si quieres puedo acompañarte.

Jane volteó a mirarlo.

-Me parece bien —Dijo. —Adiós Any, adiós Tom —Se despidió antes de comenzar a caminar en la dirección por donde Edgar había llegado. Éste inmediatamente la siguió, después de despedirse apresuradamente de los que se quedaban.

Mientras caminaba notó lo rápido que lo hacía y que Edgar, disimuladamente, trataba de alcanzarla. Quería alejarse de Tom, alejarse de ellos. Sentía como si una mano de hierro sostuviera su corazón y cuando él estaba junto a Any -le dedicara una palabra en un susurro, una mirada intensa o una caricia tierna- esa mano apretaba a con todas sus fuerzas sobre su pedazo de carne, provocándole un dolor tan intenso que se volvía insoportable.

-Gracias por tratar de avisarme de lo que sucedía —Musitó la rubia mientras disminuía su paso. Edgar alcanzó a ir a su lado.

-No fue nada —Dijo —Aunque en cuanto me descubrieron me hicieron esto —Se señaló la cara con una sonrisa cómica en el rostro.

Jane carcajeó débilmente mientras lo miraba, pues llevaba una pinta horrible; tenía la cara hinchada y unos cuantos moretones que pronto cambiarían a un color más intenso.

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