CUIDAR DE TI

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                                               CALLE

P: Es sorprendente lo silencioso que puede ser este lugar.

Mientras habla, los mechones azules chocan con su rostro debido al viento. Ella mira hacia la inmensidad de un cielo increíblemente despejado, donde las estrellas son protagonistas y la luna comienza a depositar todo su esplendor sobre la ciudad, reflejándose en las pacíficas aguas del Río Hudson.

Se mantiene observando las luces que destellan del otro lado del río ignorando por completo el brillo de mis ojos que sale a flote cuando la veo, tan preciosa y tan tranquila, maravillándose con el paisaje mientras yo me maravillo con ella. Dos o tres veces, o quizá cien, o quizá mil, había estado soñando con el momento de volver a tenerla cerca de mí.

C: Es una de las cosas que más me gusta de este lugar, te deja oír tus propios pensamientos. La vista es linda y transmite paz.

P: Lo sé. Solía pedirle a mamá que me trajera de vez en cuando, quería hacer bocetos de las vistas para complementar una pintura, jamás fui muy buena con los paisajes.

C: A papá le gustaba navegar, recorrimos estas aguas unas cuantas veces en un viejo bote que pertenecía a mi abuelo.

Guardamos silencio. Sentadas a la orilla del muelle, sólo nos separan unos cuantos centímetros, distancia que me mata, porque aunque su perfume sigue impregnado en mi sudadera, yo quisiera continuar abrazada a ella toda la noche, todos los días, en esta vida y en la que sigue, y es más doloroso pensar en que las cosas pudieron haber sido diferentes si yo no fuese tan idiota. Abrazarla es volver a la vida encontrar de nuevo el lugar en donde puedo ser yo misma, donde me puedo mostrar débil. Dos meses después de aquella carta, de una tangente respuesta que quedaría para siempre sobre esa hoja de papel que todavía me duele mirar y de conservar aquel anillo en el fondo del alhajero, ella está justo a mí en el que hasta ahora es el peor momento de mi vida, y solo puedo preguntarme cómo es que me permití lastimar tanto a un ser que se muestra incondicional.

Es inexplicable la paz de este momento, escuchándola hablar me doy cuenta de lo mucho que había deseado volver a estar así, totalmente apartada de un ambiente que parece sobrar en su presencia. Es justo pensar que no es el momento de sentirme afligida por la oportunidad que perdí con Poché, porque aunque pesa, mi padre es la prioridad, pero pasa algo dentro de mí que no había logrado entender hasta el momento en que tomé el coraje para lanzarme a sus brazos.

C: Gracias por estar conmigo, Poché.

Mis palabras la toman por sorpresa, de reojo, noto que ahora es ella quien observa mi perfil. Reprimo la esperanza de que mis sentimientos sean correspondidos todavía, porque a pesar de esa mirada, sé que no puedo esperar mucho si le rompí el corazón.

P: No tienes que agradecer. No es nada, Calle.

Pero en realidad, lo es todo. Alejo trató hasta el  cansancio de encontrar las palabras correctas para calmarme y Abi se limitó a hablarme mientras la medicación hacía lo suyo, mamá y papá no paraban de llamar, y el estar aterrorizada por la posible reacción de mi hermanito, no ayudó en nada a reponerme. La realidad es, que en medio del caos, me maldecía a mí misma por haber alejado a la única persona capaz de levantarme, la única que no intentaría arreglarme con frases de cajón. Lo de ella era simple, rodeaba mi cuerpo con sus brazos y recibía mis lágrimas en silencio, sus manos acariciaban mi cabello y el reloj dejaba de existir hasta que el nudo en mi garganta desaparecía. Supo que hacer con mi tristeza desde la primera vez que me mostré derrotada. No es la típica persona que se muestra optimista hasta el carajo ante la adversidad, no intenta convencerme de que la tormenta pasará y la única secuela será un arcoiris .. Al acogerme en sus brazos, ella me hace saber que no importa lo que suceda, ella está ahí para mí, conmigo. Eso me da ella, la certeza de que la vida puede torcerse de formas inimaginables pero que no estoy sola para enfrentarme a ello. Y del saber que ella sostiene mi mano, yo obtengo mi fuerza, esa es mi arma, con eso basta para sobrevivir a cualquier guerra.

Inevitable AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora