CARLOTA Y POCHÉ

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Poché

El cigarrillo de Alejo  forma figuras caprichosas en el aire, el viento las deshace con la misma rapidez con la que forma. Una carcajada molesta se le escapa de los labios y me conformo con fantasear que lo desmayo de un golpe sobre el suelo de la terraza..

A: Espera, espera...- frota su abdomen con una mano y carcajea un poco más antes de continuar - ¿Entonces estás diciéndome que ustedes se besaron, se ven casi diario, hablan por teléfono cada noche y caminan del brazo, pero no han regresado aún? ¡ Vaya vida, Garzón!

P: De acuerdo, basta. Me pidió disculpas por besarme, eso no es buena señal. Nadie pide disculpas por besar a quien ama.

A: Bueno, quizá creyó que te sentirías incómoda y lo hizo por eso, no porque no haya querido besarte.

P: Quizá.

A: ¿Lucia arrepentida?

P: No, solo lucía asustada - sonrío -. La verdad no sé cómo soportamos tanto tiempo sin un beso así.

A: De igual forma, su relación me parece extraña.

P: Salimos a cenar, al cine, nos llamamos cada noche, la pasamos muy bien, todo correcto, pero cuando intento dar un paso más, algo en mi no responde, y cuando ella lo intenta, frena de pronto.

A: ¡Es que están locas!

P: Estamos intentando acostumbrarnos a nuestras propias vidas, ella está todo el día en la empresa, vuelta loca con papeles que van y vienen; mientras tanto, yo estoy aquí, tratando de disfrutar del medio día libre que conseguí porque renuncié a uno de mis empleos.

A: Poché, si es cuestión de la confianza, permíteme decir que el beso con Calle si fue un error, uno tremendo, uno que jamás debió ocurrir, y Calle sí se ha disculpado por ello.

P: Lo sé, ya lo sé...

A: Y no vas a decirme que no está tratando de recuperarte. Porque dudo mucho que seas tú quien las compra . señala al florero que ocupa el borde de la terraza, repleto de rosas rojas que no han marchitado desde hace días - Poché, está loca por ti, se ve, se huele, se siente.

P: Y yo estoy loca por ella, pero en verdad no sé qué sucede. A veces hablo de más y le digo que es preciosa, a veces me toma de la mano cuando estamos cenando, a veces los abrazos se alargan y siempre está la sensación de no querer despedirnos al final del dia, pero lo hacemos, y francamente no sé en qué punto estamos.

A: Pues déjenlo claro pronto.

P: No voy a presionarla, no cuando está lo suficientemente agobiada por la empresa y la enfermedad de su padre, no quiero ser una carga más.

A: Bien, seguiré molestando, me quedaré en silencio e imaginaré e{ trajes que usaré cuando sea su padrino de boda. Sera amarillo ya lo puedo ver.

Río bajo por su comentario y saboreo el café, poco me preocupan las marcas circulares que se han dibujado en la madera, no es un crimen ignorar el uso de porta vasos.

Habían pasado dos semanas desde aquel beso que irónicamenteme hizo volver a respirar al quitarme el aliento. Había devuelto el color a la ciudad, todo brillaba de nuevo y los girasoles de jardín volvían a mecerse con el viento, con ese amarillo luminoso que no se apagaba. Calle había sido llamada a dirigir el negocio familiar, apenas hace una semana, viéndose envuelta al instante por los trajes oxford y el escritorio repleto de folios, y éstos a su vez repletos de letras en tinta negra y líneas para firmar.

La relación ente ambas dio un giro desde aquella noche. Desde entonces, las llamadas no faltaban cada día, los mensajes eran constantes, las cenas, el cine, el teatro y otros encuentros casuales en horas de trabajo, cuando ella pasaba a la clínica para dejarme un pequeño refrigerio o cuando mi auto estacionaba fuera de las oficinas  de la compañía para salir a divertirnos por la noche. A veces aprovechaba una broma para colgarse de mi mano, y disimulaba en algún letrero o en algún anuncio para fingir o en algún anuncio para fingir olvidar que debía soltarme, porque las amigas no suelen caminar así, las amigas no sonríen así, porque eso éramos ahora, amigas. En ningún momento tocamos el tema del beso, no negamos el amor que nos tenemos, pero tampoco lo aceptamos abiertamente, aunque es como Alejo dice: se ve, se huele y se siente.

Inevitable AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora