CALLE
El olor a humedad es fuerte, las recientes lluvias han dejado este lugar hecho un verdadero pantano. Poché va delante de mí, sujeta por un hcico de casi dos metros que le dobla la complexión. Forcejeo, en un intento por quitarme los dos pares de manos frías que se adhieren a mi suéter. Solo se escuchan nuestras pisadas sobre los charcos que se han formado en las zonas libres, aquellas que no están cubiertas de mesas viejas o lámparas descompuestas que los dueños de los locales que cercan este callejón, han ido a tirar ahí.
No hay más de diez metros de profundidad hasta llegar al límite establecido por una pared. Poché es lanzada con fuerza al fondo, mientras los chicos que van a mi lado, no me sueltan. Nos miramos, no está tan oscuro gracias a las farolas, pero eso no invita a nadie a caminar por aquí, todo está completamente solo. Ella luce tranquila, pero no oculta la furia en sus ojos, o es esa la impresión que busca dar, porque dudo que no sienta miedo. Es la chica más fuerte que conozco, pero hasta ella puede aterrarse, y eso lo sé de sobra.
Algunas manchas oscuras quedan sobre el suéter de algodón que me cubre, las veo cuando aquellas manos me abandonan. La chica corre a la salida del callejón haciendo la labor de vigía para alterar al par de cerdos que se han quedado con nosotras, por sí la policía se acerca, o por si alguien vaga por las calles a estas horas.
X: Teléfonos, billeteras y lo que sea que traigan en los bolsillos, ¿de acuerdo? - el chico que se encuentra con Poché, eleva la mano derecha, mostrando la filosa arma para asegurarse de que no pongamos resistencia -. Mejor que sea rápido, así ganamos todos.
Poché comienza a obedecer, entrega cada dólar de su billetera, cada solar y centavo que ha dejado por despistada en su bolsillo, y finalmente, su teléfono. La miro extrañada, pasmada, temerosa de que ese maniaco no esté satisfecho y decida que la navaja debe usarse, porque he oído de cosas así, y me aterra pensar que eso puede sucederle ahora. Poché, sin embargo, lo observa con furia mientras él evalúa si el botín es valioso. Y a pesar de esa mirada se mantiene en calma.
Yo no muevo un sólo músculo, intento ignorar la mirada lasciva del tipo que se ha quedado a cargo de mí, hasta que un arma semejante se acerca a mi cuello. Empiezo a sudar frío , no emito un solo sonido a causa del miedo, respiro profundo, y parpadeo tan rápido como puedo, porque no acepto derramar una sola lágrima por esto. Me tenso, Poché se percata y abre más los ojos.
P: ¡No te atrevas, idiota! - el desespero en su voz rompe mi corazón, así que reacciono, bajo las manos, dispuesta a entregar lo que tengo, pero no basta con moverme, porque el frío metal se adhiere más a mi piel -. ¡Te he dicho que..!
El sonido es breve, pero potente, puede que se haya escuchado algunas cuadras más allá del muro. Poché cae al suelo, con la mano sobre su mejilla, mientras el chico de cabello rubio agita la mano, tratando de aliviar el leve dolor que esa bofetada le ha producido. Ahora sí me permito llorar, y tiemblo, de rabia y miedo, porque no puedo hacer nada por ayudarla.
X: Gracias, Frank, había que callarla - el chico aleja la navaja de mí, sonríe agradecido a su compañero, y se vuelve con un semblante más serio -. ¿Qué tan lenta eres? Dame las cosas, anda.
Obedezco, con las manos temblorosas me dedico a hurgar en mis bolsillos. Lo que obtiene de mí, serviría para alejarle de las calles por unos días, evitando que otra persona corra nuestra mala suerte. Entrego mi teléfono, la navaja se ha ido y se ha quedado guardada en una de las bolsas de su chaqueta azul, pero las miradas lascivas continúan, y eso es todavía peor. Escucho al otro sujeto pedirle a Poché que se levante, y ella lo hace, sin retirar la mano de su rostro. Cuando lo descubre es un horror, una herida se extiende cerca de su pómulo, dejando ver algo de sangre.
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Inevitable Amarte
AvventuraAlguna vez se imaginaron conocer al amor de su vida en un bar despues de haber tenido una ruptura amorosa. Pues esta historia es basada en eso, no es unas historia mia , es una adaptacion. igual creo que ya han leido esta historia pero quice darle o...