Calle
El choque de los vasos y botellas en medio del brindis es lo que me devuelve a la tierra después de permanecer perdida por uno segundos. Mis sentidos dejaron de capturar el exterior por un momento, provocándome ignorar por completo a las personas que intentan recuperar el lazo que quedó un poco abandonado después de los años sin vernos. Mi mente, a diferencia de la suya, no logra concentrarse en el recuerdo de los ¨buenos tiempo¨ de una adolescencia promedio. Sin rebeldía, sin el espíritu arriesgado, sin la adrenalina en las venas. Esos tiempos se ven bastante lejanos, dispersos como mi atención.
Sin embargo a pesar de lo desconectada que estoy de lo que me rodea, todavía soy capaz de mirar de vez en cuando al borde del extenso jardín y delinear con la mirada los perfectos rasgos de una mujer que lleva tiempo siendo no solo lo único que mis sentidos pueden percibir en estos momentos de poca lucidez, sino también lo único que quieren percibir. Es lo único que mis manos quieren tocar y el sabor de sus besos permanece, la miro tan encantadora y dulce mientras sus labios rozan la boca de la botella. Quisiera correr hacia ella, tirar de su mano y salir de aquí, perdernos las siguientes dos semanas y calmar los pequeños indicios de inseguridad que han estado mandándonos en los últimos días. Llenarme de ella para poder soportar el paso del tiempo en su ausencia., mientras ella éste aquí y yo allá. ¿Cuanto debo aguantar? Lo desconozco, no se en que momento pueda existir las posibilidad de vernos. Frente al túnel, solo distingo la luz que hay a final, y me veo abordando el avión de vuelta, con las extremidades temblorosas y mojando mis labios para prepararlos, porque serán besados tan pronto yo pongo un pie en el aeropuerto, por la misma morena de ojos verdes que se encuentra de pie en el borde del jardín, moviendo los labios y la lengua para emitir el sonido más bello jamás creado, por supuesto que es su voz, y maldito el volumen de la música por no permitirme escucharla. La observó llevar un cigarrillo a sus labios y encenderlo, juguetea con el humo dentro de su boca y como estocada final, el para de esmeraldas se fijan en mí al tiempo que se asoma una sonrisa. Ella es preciosa y parece que no lo sabe, es preciosa y es mía, y quiero que así sea siempre.
Estoy frente al túnel, debería sentirme tranquila al tener una visión de lo que hay al final, pero dicen que uno le teme a lo desconocido y el tramo entre mi salida y llegada aún se encuentra en penumbras, es imposible sabe que hay ahí y es lo que me hace rasgar la etiqueta de la botella verdosa que tengo entre las manos.
Mi partida es inminente, han pasado dos semanas desde la gran noticia. Tratamos de mantenernos optimistas, creemos en nosotras y eso es suficiente, pero en ocasiones, al estar a solas ninguna de las dos puede evitar el nudo en la garganta y cada uno huye de la sombra de sus propios temores. Nos sentimos seguras de poder lograrlo, pero también somos realistas aunque guardemos silencio sobre ello.
Hasta cierto punto, es gracioso como ambas tenemos a las mismas situaciones desde diferente perspectiva, aunque he de admitir que no he sido totalmente sincera al expresarle mis inseguridades y hay un tema que ha quedado rondando en mi cabeza desde aquella fiesta que se brindó en este mismo jardín: Laura Villa.
Me he enfocado demasiado en lucir confiada, tranquila y despreocupada, dejando de lado mis preocupaciones con tal de darle a Poché la seguridad de que todo estará bien. Ella hace lo mismo, y nos empeñamos en creer, pero las circunstancias se presentan para que la mujer en cuestión haga y deshaga a su antojo si encuentra el momento indicado, algún momento de vulnerabilidad que yo no pueda ahuyentar por estar ausente. Supongo que solo esta esperando la oportunidad para atacar. Poché no sabe de la pequeña conversación que se dio en este mismo jardín mientras ella surtía la barra con mis bebidas y dudo que pueda decírselo alguna vez.
La gente a mi alrededor comienza a dispersarse y yo pierdo de vista a la única luz que había en medio de este abismo, instintivamente mis ojos la buscan con rapidez por todo el lugar, sin mucho éxito. A punto de dar un paso para desplazarme por todo el lugar y encontrarla, sus brazos rodean mi cintura mientras su cuerpo sigue el ritmo de la canción, inmediatamente mi cuerpo responde al de ella y en total sincronía comenzamos a bailar. La gruesa voz de Poché cantándome al oído hace que mi piel se erice y se que no puedo esperar más.
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Inevitable Amarte
AdventureAlguna vez se imaginaron conocer al amor de su vida en un bar despues de haber tenido una ruptura amorosa. Pues esta historia es basada en eso, no es unas historia mia , es una adaptacion. igual creo que ya han leido esta historia pero quice darle o...