EL BESO

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Daniela

Paso toda la tarde en mi cuarto intentando asimilar lo sucedido. Enciendo la computadora para distraerme en revisar correos electrónicos e investigar las fechas asignadas para lo que quedaba pendiente en la universidad, pues mi semestre estaba casi concluido, sólo debía firmar las calificaciones finales.
Repaso el catálogo de peliculas en internet, unas cuatro veces, no quiero pensar en poché, no me hace bien pensar en que estaba equivocada sobre ella. No encuentro nada para ver y me quedo recostada un rato revisando redes sociales o cual quier otra cosa.

Voy a la cocina sin animos de comer algo, asi que sólo me preparo un té. Al mirar hacia la puerta principal. Siento tentación por comprobar si es verdad que poché sigue ahi esperando a hablar conmigo, pero me controlo lo suficiente para no acercarme. Da igual, probablemente a estas alturas ella ya está en su casa. Hace pocos dias nos cruzamos por primera vez y a pesar de la quimica tan palpable entre las dos, sé que a estas alturas no puede seguor ahi afuera. Vuelvo a mi habitación y busco ropa gruesa en el armario, la temperatura ha descendido de un momento a otro convirtiendo la ciudad en un congelador gigante. El reloj marcs las 10 pm, termino mi taza de té y me meto debajo de las cobijas dispuesta a dormir. Mi mente, tan inoportuna como siempre emoieza a maquinar ideas sin parar, todas en relación a lo mismo ¿ Podría ser posible que el tal Marioestuviera mintiendo? Es decir, es claro que es un desequilibrado por haber llegado de buenas a primeras a insultar, pero la idea de que poché solo se divierte con las personas parecia absurdas; a la vez tampoco seria extraño que Poché fuera una una rompe corazones por que en un juego de seducción esta claro que ella tiene todas las de ganar. No le costaria trabajo conseguir a quien se propusiera porque realmente es hermosa y sensual. Una chica de estatura baja, un cuerpo bien proporcionado, una sonrisa perfecta, su cabellera de puntas verdes que contrasta con sus ojos, unos labios llamativos de las cuales surge aquel sonido tam sexy que es su voz la forma en que eleva su ceja, sus hestos, su forma de caminar. Todo en ella llama a pecar, eso está claro, ella podría romper todos los esquemas con sólo una mirada. Sin embargo, cuando está conmigo puedo sentir que no sería capaz de lastimarme, ni a mi ni a nadie. Por que su sonrisa es la más pura que he visto en años. Quizá cometí un error al huir así, y ahora sumo dos errores por no dejarle hablar esta tarde.

Doy vueltas en la cama, me estiro, cambio de posición, veo el reloj despertador en la mesa de noche y en números rojos puedo leer "00:17". Busco a tientas mi celular para revisar unas cosas y... ¡ Mi celular! Me levanto inmediatamente y enciendo la luz de la habitación, reviso debajo de la cama y rn las prendas que utilicé en el dia, no hay ratro de mi teléfono. Hago un esfuerzo por recordar y se me ocurre que quizá lo he dejado en el auto por subir corriendo al departamento, dudi sobre ir a buscarlo o dejarlo ahi hasta mañana, pero al cabo de un rato decido bajar al estacionamiento. Meto las llaves del departamento en el bolsillo de mi chamarra, abro la puerta y lo que veo me rompe el corazón. Poché está sentada en el suelo del pasillo frente a mi puerta, se encuentra recargada en la pared con las rodillas recogidas y completamente dormida. Inmediatamente me arrodillo frente a ella, está temblando, intentando cubrirse del frio con la chaqueta del conjunto deportivo con el que la vi esta mañana. Toco sus manos y luego toco sus mejillas, el frio de su piel me cala hasta los huesos.

Reuno toda mi energia para intentar levantarla y adentrarme con ella al departamento, Poché es más chiquita que yo, pero a pesar de ello pesa poco. La llevo en mis brazos cuidando que no se golpee en la cabeza, dormida parece una nila pequeña y eso me hace sonreir, casi instantáneamente desago mi sonrisa porque no puedo dejar de sentirme estúpida por lo que le dije y por lo que hice. Ella tiene razón, si yo no le importaba no tenía sentido haberse tomadl tabtas molestias. Llego a mi habitación y la deposito en la cama, deshago los nudos de las zapatillas deportivas y las retiro con cuidado de sus pies. Me muero rapidamente del armario a la cama con prendas gruesas y dos mantas más para darle calor. Mientras le coloco un suéter, otro par de calcetines y un gorro de lana, ella no despierta, es como si vistiera a una muñeca, la más preciosa de todas. Despues de abrigarla la cubro con las cobibaa esperando que recupere su temperatura corporal, pongo unos cuantos mechones de su cabello detrás de su oreja y la miro con temor porque aún sigue temblando.

Inevitable AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora