UN DIA CON MUCHOS SENTIMIENTOS

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Estaba desesperada, demasiado preocupada para sacar conclusiones y el hacer preguntas tampoco me daba la respuesta, por que en medio de los sollozos, todas sus palabras eran incomprensibles. En su rostro se pintaban algunas líneas negras de una máscara corrida y una de sus manos continuaba aferrada a la tela rota de su blusa.

La senté en el sofá para curar sus heridas, los músculos de su rostro ni siquiera funcionaban para hacer las típicas muecas de cualquier persona cuando el alcohol entra en contacto con una herida abierta. La sangre de sus labios estaba seca, el hematoma en su ojo mostraba un hinchazón

Terrorífico y al revisar sus brazos, otras manchas púrpuras estaban esparcidas por su piel.

Esperé pacientemente a que se tranquilizara, poco a poco e llanto se fue apagando y procure tomar la distancia suficiente para no fastidiarla con mis dudas. ¿Qué diablos había pasado en esas cuatro horas para verla en esas condiciones? ¿Quien había sido capaz? ¿En qué circunstancias? Me encontraba consternada, tanto así que accedí a dejarla ducharse. Prepare una muda de ropa limpia para ella, y le extendí una de las toallas guardadas en el armario. Había bastantes golpes en lo poco que pude ver de la parte superior de su cuerpo, probablemente existían más y la gravedad no la conocía. La habían tratado como una pera de boxeo y si los ojos son la ventana del alma, era evidente que su alma estaba rota.

Llame a Alejo para saber si se encontraba con Hanzel, al recibir una respuesta negativa, le conté todo lo que había sucedido. La agresión fue brutal y mi narración demasiado detallada, porque mi mejor amigo no dudo en entregarme el número de teléfono de su novio para explicarle lo ocurrido, mientras él podía pasar a buscarla. Hanzel tomó por sorpresa mi llamada, al decirle que se trataba de su prima, actuó con cierta indiferencia, pero al explicarle lo ocurrido, no dudó en confirmar que el y Alejo llegaron en poco tiempo.

Luego de un buen rato, subí a la habitación de huéspedes para verificar que todo estuviera bien . El silencio me provocó escalofríos, di tres golpes a la puerta sin obtener respuesta y luego de unos segundos decidí entrar.

Laura estaba sentada sobre la cama, mirándose las manos perturbada y con los ojos hinchados. Me acerque despacio, me senté a su lado, esperando a que saliera del shock. Se mantenía cabizbaja y todo su cuerpo se expresaba con gestos de evasión, parecía indiferente a mi presencia, estaba asustada, apenas se movía y podría jurar que no parpadeo en ningún momento.

P: Laura, necesito saber que paso.

Logre que me mirara a los ojos, con una incomprensión similar a la de un extranjero en cualquier país del que no conoce el idioma. Su rostro no me daba mucho para interpretar, era como si en ese momento no sintiera nada, inexpresivo.

Por algunos minutos no dijo nada, hasta que rompí el silencio, liberándose en un suspiro para contarme la historia.

Una semana antes de que Calle partiera a Manchester, Laura empezó a salir con Andrés, el típico trabajador de Wall Street que invita todas las rondas un viernes por la noche, y que la había estado cortejando desde que se encontraron en aquel bar. La relación funcionaba a medias, Andrés la trataba bien en tanto la sintiera suya y cuando eso fallaba, él se volvía un salvaje, cualquier cosa a su alcance podría ser lanzada en cualquier dirección, impulsos que ella ignoro porque no creyó que fueran importantes. En sus palabras, ella no había dejado de compartir el departamento con Hanzel, pero algunas noche dormía con Andrés en un departamento enorme en la zona alta de Manhattan, propio de un hombre de finanzas. No hacía falta mucho para entender en qué consistía cada noche, pero los impulsos eran constantes y a la menor provocación; el hombre era posesivo, controlador y colérico, una bomba de tiempo que Hanzel percibió desde que lo conoció, cosa que provocó problemas entre ellos. El tipo describe a la chica como una diosa y solo el era digno de estar con ella, o mirarla, o hablarle... Hasta que Laura decidió frenar la relación antes de que terminara mal. Un hombre tan idiota, que no pudo pensar que el problema eran sus explosiones , le fue más fácil cuestionar si existía alguien más. Laura lo negó, él no le creyó, se fastidio y comenzó a tocarla, al verla resistirse, levantó el puño para asentar el primer golpe. Las cosas se salieron de control, logró escapar del departamento y tomar un taxi hasta acá.

Inevitable AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora