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P.O.V MAGNUS

Llego a casa después de estar casi dos días en celo. Ha sido horrible. Los dos días los he pasado en casa de Catarina, ya que según ella cuando un alfa tiene un omega y no pasa el celo con él, este puede ser horrible. Así que estado los dos días estirado un una casa, con fiebre, temblores y con un suero intravenoso con supresores que me ayudaba a controlar el celo.

No podía parar de pensar en Alexander, mi mente pedía estar a su lado para poder pasar el celo. Pero no de la forma a la que estoy acostumbrado en un celo, si no que mi alfa simplemente pedía estar a su lado, abrazarlo y que su aroma nos calmara.

He decidido no contárselo a Cat, ya que lo más lógico es que sea algo normal ya que aún no me he acostado con Alexander, y, aunque lo desee, mi alfa aún no piensa en el de esa forma.

Abro la puerta de casa, deseando abrazar a mi lindo omega, acariciarlo, darle de comer, cuidarlo, estar a su lado...pero no está. Doy una vuelta por todo el piso de abajo, buscando a Alexander o a Bucky. No estan ni en la sala de música, sala que Alexander usa cada vez más.

Confío plenamente en Buck. No creo que le haya hecho nada, al contrario, seguro que le ha ayudado estos dos días. Pero, entonces, ¿Dónde están?

Respirando lentamente para tranquilizarme sigo al piso de arriba y entro en nuestra habitación, a lo mejor está durmiendo, ya que hay días en los que duerme a cualquier hora del día.

Entro en la habitación y efectivamente está dormido, pero completamente aferrado a Bucky, con unas lágrimas en los ojos y casi temblando, está agarrando su camiseta y tiene la nariz enterrada en ella. Bucky rodea la espalda y cintura de Alexander con un brazo y con el otro le acaricia lentamente los cabellos.

¿Cómo? ¿Qué está pasando? ¿Porqué Alexander está durmiendo con él? Y lo más importante. ¿PORQUÉ COJONES HA LLORADO?

— ¿Magnus? -susurra Bucky. Parece que lo he despertado- Tío, estás soltando unas feromonas a enfado y preocupación tan grandes que me has despertado y estás haciendo a Alexander temblar.

— ¿Q-qué? -susurro, sin comprender- Le estoy haciendo daño?

— M-magnus... -pronuncia Alexander suavemente.

Me dirijo corriendo hacia el, apartándolo de los brazos de Bucky y llenando su carita de besos y caricias.

— Hola amor, he vuelto...

El se aferra a mi, aspirando del todo mi aroma, relajándose poco a poco hasta que vuelve a dormirse sin soltarse de mi. Me siento en la cama, apoyándome en las almohadas y acariciando a la espalda de mi omega. 

—  Ahora, James Buchanan Barnes, me vas a explicar que coño ha pasado, y porque MI omega estaba durmiendo aferrado a ti y llorando.

El amor no tiene escape (malec omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora