La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
❝Abrácense fuerte ¿Sabes por qué? Un día se van a ver por última vez, y quizás ya no haiga un después❞
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A Través Del Velo
La visita de Leo había dejado en alerta a todos.
El joven había llegado a su casa, pero al no ver a nadie, fue a Grimmauld Place, donde se encontró con sus abuelos, Leo es explicó lo que pasaba y Walburga y Orión se encargaron de hacer llegar el mensaje a sus hijos.
Ese mensaje hizo reunir a la mayoría de la Orden. James y Sirius querían ir a Hogwarts sin importarles que Umbridge lo haya prohibido, querían asegurarse de que Harry no hiciera una locura, pero la advertencia que Snape les hizo llegar, solo los puso más alerta.
Todos esperaban que no llegarán tarde, o que realmente Harry no haya decidió ir al Ministerio. El sol comenzaba a ocultarse cuando llegaron al lugar, ignoraron las miradas de todos al verlo pasar, siendo un gran grupo.
Emmily sentía esa extraña sensación de que algo malo iba a pasar y por más que quiso ignorarla, convencerse de que nada pasaría, sabía que solo se estaría mintiendo. No tenía que decírselo a Regulus, podía ver esa preocupación reflejada en el rostro de su esposa. Ni siquiera a James, que recordó cuando su prima preguntó por el velo de la muerte, eso solo hizo que le advirtiera a los que los acompañaban para que estuvieran alerta con todo.
—¿Dónde se encuentra el velo de la muerte? —preguntó Emmily al aire, causando que todos se girarán para verla.
—¿Qué tiene que ver eso con...?
—¿Saben dónde está o no? —interrumpió James viendo al mago que había hablado y después a todos.
—Esta en el departamento de misterios, y creo saber en qué sala está —habló otro de los hombres que los acompañaban y fue quien los guio.
Llegaron al departamento de misterios, pero como el nombre lo dice, era todo un misterio ese lugar. Cientos de puertas, las cuales comenzaron a cruzar, pero cada vez que lo hacían, estas iban cambiando y eso les hacía más difícil el camino. Hacían de todo para evitar separarse y llegar lo más rápido a donde sea que se encontrarán los jóvenes.
—¿Crees que estén en ese lugar? —preguntó James, que caminaba a un lado de su prima.
—Por algo lo soñé tantas veces.
Miró a Sirius, esperando equivocarse. No deseaba que nadie de los que los acompañaban cayera por ese extraño velo, pero esperaba que no fuera su cuñado.
