La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
❝El día que te vi morir, fue el mismo día en el que yo morí❞
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El Rescate
El sonido de la explosión resonó por toda la Mansión Fallen, los magos y brujas que estaban presentes se pusieron en guardia, con las varitas en mano.
Regulus logró alcanzar a Emmily, y estuvieron a punto de levantarse y con las pocas fuerzas que les quedaban, correr hacia la primera puerta que vieran. Pero eso quedó en segundo plano cuando otra explosión destruyó la puerta principal y algunas ventanas de donde estaban ellos reunidos.
Entonces, los hechizos y maldiciones comenzaron a volar de un lado a otro. Voldemort pudo distinguir a sus atacantes: la Orden del Fénix, algunos aurores y los amigos de Emmily.
Cada uno de ellos entró sin dejar de atacar y defendiéndose, tenían dos trabajos en ese momento: no morir y salvar a Regulus y Emmily.
Alaric y Rabastan reaccionaron rápido, se acercaron a la pareja Black, cada uno tomando a uno mientras Susan y otros mortifagos los cubrían. James y Marcos vieron aquello y comenzaron hacerse paso entre los demás mortifagos, que no sabían de dónde salían tantos, pero que atacaban, dejándolos desmayado e incluso muertos, esto último sólo lo hacían los americanos, que nunca les importo matar para salvar a los suyos.
Regulus logró golpear el estómago de Rabastan con el codo y de esta manera librarse de su agarre. Corrió para tratar de estar fuera de los hechizos, pues no tenía varita y tampoco tenía la suficiente fuerza para hacer magia sin varita. Desde donde se detuvo, comenzó a buscar a Emmily, no podían llevársela de ahí.
—¡Regulus, hay que salir de aquí! —gritó Lily, que fue la única que consiguió acercarse a él. Se paró frente al pelinegro, desviando los hechizos y siendo respaldada por Marlene.
—¡No me voy a ir sin Emmily! —Regulus no detuvo su búsqueda, alcanzándola a ver del otro lado. Alaric ya no la tenía y se estaba arrastrando por el suelo para que no la alcanzará ningún hechizo.
—¡Ni nosotros, pero debo sacarte de aquí! —la pelirroja lo tomó del brazo y lo arrastró unos metros más lejos, siendo seguido por la rubia, escondiéndose los tres detrás de una pared— Los demás pueden llegar a Emmily...
—Consíganme una varita. —pidió cuando Marlene le quitó los brazaletes y volvió a sentir su magia fluir por su cuerpo.
—Regulus, entiéndelo, estas muy débil —Marlene y Lily pasaron su vista por su rostro, que estaba manchado de sangre y suciedad, su labio estaba roto y en su pómulo derecho tenía un moratón, sin mencionar lo delgado que se veía.
