La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
❝Al final, el cazador siempre regresará por su presa❞
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Fuga De Azkaban
El lugar donde se encontraba se le hacía conocido, sentía que ya había estado ahí, pero no recordaba con exactitud donde era. Grandes ventanas dejaban entrar la luz natural, pero esa misma luz le impedía ver quiénes eran aquellas personas que estaban paradas frente a ella.
—Te dije que cometiste un error al no elegirme, mi dulce Emmily —habló una de aquellas personas y con tan solo escuchar su voz, sintió como todo el cuerpo se congelaba—, pero siempre se pueden arreglar los errores ¿no es así?
Entonces, aquellas dos personas se movieron y sólo así le fue posible ver quiénes eran. Sintió cómo si algo le oprimiera el pecho, como si de repente olvidara como respirar al ver a la segunda persona.
—Es tan parecida a ti, Emmy —dijo el hombre acariciando el cabello castaño de Kaia, que lloraba e intentaba apartarse de él—, hubiera sido una excelente Fallen, lástima que ahora ella pague por tus decisiones.
Tomó a Kaia del brazo y la arrastró hacia la salida de aquel lugar. La pequeña trataba de zafarse de su agarre, le golpeaba, pero era imposible que pudiera zafarse, llamaba a su madre entre llanto y Emmily se puso de pie lo más rápido que pudo, queriendo acercarse y salvar a su hija.
—¡No, por favor, Alaric, no le hagas nada a ella, te lo suplico!
Le grito al hombre. Corría, pero parecía que el camino cada vez se alargaba más, haciéndole imposible llegar y rescatar a su hija de las manos de ese hombre.
—¡Por favor, por favor, suéltala, tómame a mí, hazme lo que quieras, pero a ella no, por favor!
—Emmily, despierta —escuchó otra voz a lo lejos, pero la ignoro, solo quería alcanzar a su hija. Ella siguió gritando, suplicando, sentía las lágrimas mojar sus mejillas— Emmily, Emmily despierta...
La castaña despertó de golpe, con la respiración acelerada y las mejillas mojadas. Miró a todos lados, aun buscando a su hija y a Fallen, pero no había señal de ellos, estaba en su habitación, acostada en su cama, a su lado estaba Regulus viéndola con cierta preocupación.
—¿Dónde está? —preguntó ella aún alterada— Kaia ¿Dónde está?
—Está con Altair en la sala viendo una película —explicó, pero al ver lo alterada que estaba su esposa, se sentó a su lado y la abrazo con fuerza—. Ella está bien, ella está a salvo.
