La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
❝Lo más importante en la vida, siempre será la familia❞
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Boda En Georgia
—¿Me ayuda con mi collar?
Walburga se giró para ver a Sam. La pelinegra le extendió el bello collar que reconoció de inmediato como una joya que ha estado en la familia por generaciones y sabía que Orión se lo había regalado una navidad.
Ya había pasado una semana de que los niños habían salido de vacaciones y ahora estaban todos en la Mansión Devellirs, terminando de arreglarse para la gran boda.
Por un momento, los Potter pensaron en no ir al evento, pero era una manera de distraerse de todo, en especial de distraer a Harry, que después del regreso de Voldemort y la muerte de Cedric había estado muy callado y distante con todos.
Walburga tomó el collar y Sam se giró, apartando su cabello para que su abuela pudiera ponérselo sin problemas.
—¿Por qué a Orión lo llamas abuelo y a mí no? ¿Que acaso no soy tu abuela también? —preguntó Walburga acomodando el cabello de su nieta mayor, que lo llevaba unos centímetros abajo de los hombros.
Sam se dio la vuelta para verla, la mujer mantenía su expresión neutra, y por un momento no supo que contestar.
—No lo sé —se encogió de hombros y agachó la mirada. A diferencia de Orión, Walburga si llegaba a intimidarle un poco—, es solo que siento que no te agrado mucho.
Walburga la tomó por el mentón y la hizo verla de nuevo a los ojos. Si tuviera los ojos grises, sería una copia exacta de Sirius. Una copia exacta de ella.
—Se lo he dicho a tus primos y te lo repito a ti. Jamás agaches la mirada ante nadie, Samantha, ni siquiera a los que llevan tu misma sangre ¿entendido? —la menor asintió, manteniendo la mirada en los ojos grises de su abuela— ¿Y por qué piensas que no me agradas? ¿Solo por qué eres hija de quién eres? Si es eso, estas equivocada, hija o no de Sirius, eres una Black y llevas mi sangre, y así como quiero a tus primos también lo hago contigo, porque la historia que tu padre y yo tengamos no me hará odiar a mi nieta, así que espero que comiences a llamarme abuela o te quitaré ese collar ¿Quedó claro?
Instintivamente, Sam tocó la esmeralda del collar, tenía el tamaño perfecto para que una mujer pudiera usarlo todos los días sin llegar a ser muy llamativo, según palabras de la madre de Walburga.
—Si... abuela —sonrió al ver que la comisura derecha de la boca de la mujer se elevaba en una pequeña sonrisa.
Walburga regresó su vista al gran patio de la Mansión, que estaba adorando perfectamente para la ocasión y Sam por un momento pensó en que su platica había llegado a su fin y estaba por irse, cuando su abuela volvió hablar.
