La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
❝A veces, solo se necesita que alguien diga las verdades bien en alto para crear un cambio❞
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La Verdad En El Quisquilloso
El San Valentín había llegado.
Leo, Astoria y Jack habían ido juntos al pequeño pueblo mágico, se pasearon por todos lados, intentaron entrar a las Tres Escobas, pero apenas pusieron un pie dentro cuando uno de los hombres que trabajan en ese lugar los hecho de inmediato. Antes de que pudiera cerrar la puerta, Leo se atrevió a preguntar hasta cuando podrían entrar, a la lo que el hombre le contesto que cuando tuvieran por lo menos quince años, es decir, para el siguiente año escolar.
Después de eso fueron a Honeydukes a comprar una nueva dotación de dulces. Ambos castaños tuvieron que arrastrar a su amigo fuera de la tienda, como cada vez que iban, porque el pelinegro quería gastar todo el dinero que sus padres y abuelos le habían dado para esos meses comprando todos los dulces que pudiera.
—Cada salida es lo mismo, Black —se quejó Astoria con media sonrisa divertida.
—Si ya saben cómo me pongo en dulcerías, para que me dejan entrar —contesto Leo dándole una mordida a una varita de regaliz.
Pasaron toda la tarde recorriendo los negocios, compraron en Zonko algunas cosas para el día de los inocentes, que casualmente era también el cumpleaños de los gemelos Weasley y Leo quería darles un regalo, y quizás también a la adorada profesora de DCAO.
Al regresar al castillo, se habían encontrado con Luna Lovegood, quien al ver a Leo le comentó de manera distraída (como era costumbre en la rubia) que la verdadera historia de Harry iba a salir en el diario que su padre manejaba. Aquello dejo con la intriga al mayor de los nietos Black que no pudo quedarse sin saber todos los detalles de aquello, por lo que, a la hora de la cena, se despidió de sus amigos y en vez de ir a la mesa de su casa, fue a la de los Leones, mientras caminaba, buscó con la mirada a su primo.
Vio a Sam hablando y riendo con Fred y George, que lo saludaron con la mano, él les regreso el saludo y continuo hasta que vio a Harry sentado junto a Neville, apresuro sus pasos, ignorando las miras de los demás, llegó al lugar donde estaba sentado su primo, le pidió a una chica qué si se recorría y, aunque ella no quiso del todo, le hizo lugar al Slytherin, qué al tomar asiento, hizo que Harry se sobresaltara un poco al no verlo llegar.
—¿Así que contaste toda la verdad de lo que paso esa noche en el cementerio? —fue lo primero que preguntó viendo a su primo— ¿Por qué no me habías dicho que lo ibas hacer?
