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❝Y así es como el depredador recupera a su presa favorita❞


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Secuestrados


Cuando Emmily recuperó el conocimiento, lo primero que sintió fue un dolor en todo el cuerpo, así como el frio que se extendía debajo de ella. Al abrir los ojos, se dio cuenta que todo estaba oscuro, muy poca luz le dejaba ver a su alrededor. Las paredes apenas y se alcanzaban a ver.

Con cuidado se sentó, reprimiendo un quejido de dolor, sintió algo en su pierna y al bajar la vista, notó un grillete alrededor de su tobillo, de este salía una cadena que estaba pegado a la pared. Tiró de la cadena, trató de conjurar un hechizo, pero no sintió la magia fluir por su cuerpo.

Rendida, busco con la mirada alguna salida o indicio de donde estaba, pero cuando sus ojos llegaron a su lado, sintió el corazón latir con fuerza. Regulus estaba a su lado, inerte en el suelo. Pensando lo peor, se acercó despacio hasta quedar a su lado.

—Reggie —le llamó mientras lo giraba con cuidado y apartó el cabello que le caía sobre la frente. Tenía pequeños cortes en el rostro—. Reggie, amor, despierta, por favor. No me dejes.

Le acaricio el rostro hasta que el pelinegro comenzó a despertar. Poco a poco comenzó a recuperar el conocimiento. Cuando por fin abrió sus ojos y se encontraron con los azules de su esposa, esta soltó un suspiro de alivio.

—Gracias Hécate —murmuró Emmily inclinándose para dejar un pequeño beso en los labios de su marido.

—Emmily ¿Estás bien? —Regulus se sentó, ignorando el mareo y tomó el rostro de su esposa, revisándolo. Igual que el suyo, tenía algunos cortes y sangre seca.

—Lo mejor que se puede estar en estos momentos —Regulus la llevo contra su pecho, en un abrazo que ella correspondió—. Tengo miedo.

—Vamos a salir de aquí, Emmy, te lo prometo —dejo un beso sobre su cabello—, tenemos que estar para la graduación de Leo, para recibir las cartas de mala conducta de Kaia y cuando nombren a Altair prefecto y premio anual.

Emmily soltó una pequeña risa y trató de reprimir las lágrimas. Sabía que era mentira, las posibilidades de salir con vida eran mínimas si Voldemort se enteraba que sus seguidores los tenían.

—Sí, también para cuando se casen y para cuidar a nuestros nietos —continuó Emmily sin apartarse de su marido, algunas lágrimas rodaron por sus mejillas—, tengo que llenarlos de dulces también.

—Y yo tengo que enseñarles a jugar Quidditch.

Se quedaron un momento en silencio hasta el que el ruido de una puerta abrirse los hizo separarse para enfrentar a quien sea que vaya a entrar.

𝙉𝙚𝙭𝙩 𝙏𝙤 𝙮𝙤𝙪// 𝙍𝙚𝙜𝙪𝙡𝙪𝙨 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 (𝘛𝘦𝘳𝘤𝘦𝘳𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora