La guerra había comenzado de nuevo cobrando su primera víctima. Ahora no sólo dependía de ella el cambiar las cosas que están escritas, también él podía hacerlo.
Enfrentar todo para poder tener una vida tranquila de nuevo era lo que la familia Black...
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La Propuesta De Voldemort
La mansión Fallen era diferente a la de muchas otras mansiones en Gran Bretaña. El color blanco de la fachada era lo que la hacía resaltar de muchas otras. Sería un hermoso lugar para vivir y presumir con tus amigos.
Pero lo que había cruzando las grandes puertas te hacían querer correr lo más lejos de ese lugar. Los habitantes del pueblo cercano le temían, no sabían el por qué, pero ese aire tenebroso que adquirió de un momento a otro mantenía a todos lejos. Y aunque algún valiente se atreviera a cruzar los terrenos y llegar al interior de la mansión, solo se encontrarían con demasiadas personas que no dudarían en matarlos.
Los mortifagos se habían dividido en las mansiones de los Malfoy y los Fallen. Algunos porque fueron obligados, otros por el simple hecho de querer darle una vista a la propiedad de Alaric y seguir disfrutando de las torturas de la pareja Black, los cuales se habían convertido en una especie de juguete para los demás.
Lord Voldemort ya sabía que ambos estaban bajo el poder de Fallen y Bellatrix, pero no se había enojado, los dejo seguir con lo que estaban haciendo, pidiendo que los siguieran manteniendo con vida, pues él quería hablar personalmente con ellos y sería él el que dictara la manera en la que sería el final de Regulus y Emmily Black.
Greyback había sido mandado con algunos carroñeros en la búsqueda de los hijos de la pareja, pero ninguno había tenido suerte y ahora que el hijo mayor estaba en Hogwarts, sería más difícil secuestrarlo, pero aun seguían intentando ir por los mellizos.
Aquella noche, Alaric salió del calabozo donde mantenía a Emmily acomodándose la ropa y sonriendo satisfecho por lo que había hecho haya dentro. Seguía pensando que sería una perdida cuando la mataran, quizás podía hablar con su señor y pedirle que se la dejara para su diversión personal.
Al terminar de subir las escaleras, se encontró con Susan Avery y Rabastan Lestrange. La mujer hizo una mueca al ver al castaño.
—Por tu sonrisa, quiero pensar que esta vez sí pudiste tener un buen momento con esa traidora —dijo Susan sin notar la mirada que Rabastan le dio. Alaric termino por acercarse.
—Traidora o no, Emmily siempre me complacerá mejor que cualquier otra.
Ante aquello, Susan se cruzó de brazos y alzó una ceja.
—Mejor que cualquier otra —repitió la mujer de cabello rizado— ¿Incluso mejor que yo?
—No te pongas celosa, linda —dijo el castaño, acariciando la mejilla de la mujer—, que contigo nadie podrá compararse —añadió el castaño, dándole un vistazo a la otra persona presente, que no pudo evitar rodar los ojos y hacer una mueca de desagrado—. ¿Qué Rabastan? ¿Te molesta algo?
